Wilfredo “Rufo” Semprit Santana, dueño del negocio La Tómbola en Sabana Seca, Toa Baja, donde ocurrió la masacre en la que murieron ocho personas el 17 de octubre de 2009, y testigo estrella de la Fiscalía Federal, identificó al acusado Alexis Candelario Santana como la persona que le disparó en la cara.

“Yo me asomé hacia la puerta y vi a Alexis disparando hacia adentro con un rifle. Yo saqué mi pistola y le disparé”, dijo el testigo, quien llegó a un acuerdo de cooperación con las autoridades federales mediante el cual se declaró culpable de un cargo de conspiración.

Semprit, al igual que su esposa, Amarelis Fonseca Matías, residen junto con sus hijos en Estados Unidos.

Fonseca Matías, primera de los seis testigos que declararon ayer, testificó que resultó herida en la masacre y que, cuando estaba tirada en el piso, escuchó una voz que gritaba: “Nadie va a salir vivo de aquí”.

Aunque la voz le resultó familiar, no fue hasta que se encontraba en Centro Médico de Río Piedras que les dijo a sus hermanas que la voz que escuchó fue la de Candelario Santana.

Fonseca Matías admitió que su esposo era socio del jefe del punto con Carmelo Rondón, alias “Omi”, y que “ por alguna razón, cuando Omi no estaba, se convirtió en el dueño del punto en el Palo de Goma, en Sabana Seca”.

Semprit, quien pertenecía a la organización liderada por Candelario, que operaba el punto Palo de Goma, el cual generaba cerca de $9,000 diarios, declaró que no había vuelto a ver al acusado hasta ese 17 de octubre de 2009, cuando ocurrió la masacre.

Candelario, con un amplio historial delictivo, fue acusado por asesinato en la jurisdicción estatal y estuvo recluido hasta febrero de 2009.

En tanto, Semprit, con otro amplio historial delictivo que incluye secuestro y tentativa de asesinato a cuatro policías, rentó el espacio de La Tómbola, que era un antiguo colmado, y lo remodeló con la intención, según indicó, de “tener una mejor vida y salir de los puntos de drogas”.

Como a las 11:30 de la noche, dijo, llegó con su esposa al negocio y les preguntó a sus sicarios “Cayón”, “Jochi” y “Teté” si “estaban ready”. En ese mundo, “ready” significaba estar armados.

“Siempre que salimos, por seguridad, estamos armados”, dijo.

Luego entró con su esposa al negocio. Ella se quedó en el mostrador y él se fue con su tío al salón de los cantantes.

Relató que estaban frente a La Tómbola y que solo estaba abierta la puerta derecha. Los músicos estaban al lado de la puerta izquierda.

“Rápido se empezaron a escuchar muchos disparos fuera del edificio. Corrí y me refugié detrás de la pared como todo el mundo”, acotó.

“Yo me asomé hacia la puerta y vi a Alexis disparando con un rifle. Yo saqué la pistola y le disparé”, apuntó.

Agregó, a preguntas de la fiscal María Domínguez, que Alexis estaba frente al negocio a un distancia de 10 a 14 pies.

“Claro que lo vi, si me dio un tiro en la cara. En la próxima ocasión que me detuve a mirar me disparó por el ojo derecho. Le disparé con la pistola calibre .40. Disparé 12 balas, que era lo que tenía. Alexis se echó para atrás, que era lo que quería, que se fuera”, dijo.

Tras un silencio, alegó que Alexis gritó: “De aquí nadie sale vivo, puñ...”.

En el contrainterrogatorio, Francisco Rebollo, abogado de defensa de Candelario, intentó poner en duda el que el testigo hubiese podido ver a Alexis.

“Usted le dijo al FBI, el 9 de noviembre de 2009, que comenzó a disparar sin mirar”, dijo, lo que el testigo rechazó.

Rebollo trajo a la atención del jurado que Semprit tuvo un caso de secuestro en 1996, por el que fue acusado y convicto de secuestro y tentativa de asesinato a cuatro policías, imponiéndosele una condena de 27 años de cárcel, que cambió a probatoria, y que a raíz de lo sucedido en La Tómbola, los federales lo acusaron por una investigación de narcotráfico que data de 2006, por la que habían acusado a dos de sus sicarios pero no a él.