Terror en Barranquitas: Hermano de Padre Pedro fue víctima de atraco
El área montañosa del País ha visto decaer su calidad de vida debido a la alta incidencia criminal.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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Barranquitas. “Fue muy impactante, muy triste y doloroso tener que terminar una experiencia que rutinariamente hacemos todos los años en familia” enfrentando a unos delincuentes”.
La celebración del Día de las Madres para la familia del cura Pedro Ortiz, de la Diócesis de Caguas, no terminó como de costumbre luego que la residencia del hermano del sacerdote, localizada en Barranquitas, fuera escalada por dos encapuchados.
“Fue bien impactante porque estábamos compartiendo todos, mis hermanos, cuñadas y sobrinos, en la casa cercana”, relató el sacerdote, quien al momento de los hechos se encontraba en la vivienda de sus padres, a varios metros de la de su hermano.
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Fueron los gritos de los nietos de su hermano, Humberto Ortiz, y los de la esposa de este los que le alertaron de que algo andaba mal en el barrio. Pensó que alguien había enfermado o que había ocurrido una emergencia, pero jamás pensó que su hermano estaba siendo víctima de un robo.
Humberto relató a Primera Hora que sorprendió a los ladrones en momentos en que llegaba a su residencia, ubicada en el barrio Cañabón. Venía junto a su esposa, hija y nietos de colocar una ofrenda floral en el camposanto donde descansan los restos de su progenitora.
Fue la presencia de un auto color negro en la entrada de su hogar lo que le alertó que algo andaba mal.
Inicialmente pensaron que se trataba de un familiar que había llegado a visitarlos debido al parecido del vehículo, pero fue otra la sorpresa.
“Los nenes me dicen: ‘esa es una tía de nosotros’ y entonces yo les digo: ‘no, no, nos están robando’”, contó en referencia a sus nietos de 14 y 12 años.
La noticia de que estaban siendo víctimas de un robo desubicó emocionalmente a su esposa, tiempo que los ladrones aprovecharon para abandonar la residencia a la cual ingresaron a través de una puerta de cristal en el balcón.
“El que estaba en el vehículo arrancó y esperó al otro abajo, que salió corriendo. Se llevaron una cartera de mi esposa con documentos personales y algún dinero que teníamos en ahorro”, detalló sobre unos $1,500 que tenían para hacerle unas mejoras al hogar.
Los ladrones dejaron la vivienda en completo desorden, quizás buscando qué más llevarse. Viraron los colchones y hasta un sofá cama.
Humberto supone que los ladrones tuvieron poco tiempo para cometer su fechoría. De la manera que estaba ubicado el auto, en reversa y en el interior de la entrada vehicular de la casa, era con la clara intención de cargar con mucho más.
Relató que pensó en bloquear el vehículo de los ladrones, pero justo en ese momento tuvo que atender a su esposa. Sin embargo, ayer, al analizar fríamente la situación, especuló que probablemente fue lo mejor.
“Si yo hubiese entrado el carro de frente, los bloqueaba a ellos pero sabe Dios lo que hubiera sucedido”, expresó el hombre de 73 años.
Como teniente retirado de la Policía, su reacción inicial era enfrentar a los delincuentes. Pero, contrario a otras situaciones, Humberto no tenía el arma de reglamento encima. Tampoco sabe si los pillos estaban armados.
“El instinto mío como policía que fui era enfrentarme a ellos, no importa lo que sucediera, pero ellos me cogieron ventaja”, mencionó el hombre que trabaja en la Corte de Quiebras.
En medio del corre y corre se fue a perseguir a los pillos. Llegó hasta Orocovis tratando de dar con los responsables, dijo.
Los nietos han sido los más afectados en toda la situación.
“Anoche uno de mis nietos, que fueron los que presenciaron todo, los vieron encapuchados, cuando huyeron y se montaron al carro; no podía dormir. Gritaba ‘abuelo, abuelo, mira’ y tenía que la mamá tratar de tranquilizarlo”, confesó.
Esta no es la primera vez que la familia es víctima de un atraco. Una hermana de ambos había vivido una experiencia similar en su casa y al sacerdote le habían escalado una de las parroquias que atendía.