Aguadilla. Llegan sin abogados.

Eric Cordero Barreto y Octavio Salas Cordero, los menores que serán juzgados como adultos por el horrendo crimen de su pariente y vecino, el contratista Agustín Areizaga Cordero, el pasado 4 de septiembre, se presentaron ayer sin abogados en la sala del juez José Tomás Román Barceló, quien se vio precisado a suspender la vista preliminar contra ambos.

El juez Román Barceló se reunió frente al estrado con el fiscal Miguel Deynes y el director de la Sociedad de Asistencia Legal (SAL) en Aguadilla, Edwin Barreto, para determinar si los menores de 17 años podrían cualificar, por indigencia, para ser representados por ese organismo.

Barreto dijo que la SAL podría asumir la representación legal de uno de los imputados para no entrar en conflicto, por lo que el juez Román Barceló designó de abogado de oficio del otro al licenciado Edwin Sepúlveda y ordenó que las partes regresen a su sala el próximo 28 de septiembre para que informen al tribunal si ya tienen representación legal.

El fiscal Deynes dijo que estaba preparado para entrar a ver la vista preliminar cuando el tribunal así lo entienda, una vez los imputados estén debidamente representados.

“El juez propuso esa fecha de 28 de septiembre para que ambos comparezcan, ya con su representación legal, y ese día debemos hacer un plan de trabajo de cuándo se entrará a la vista preliminar y la prueba del Ministerio Público”, dijo el fiscal Deynes.

El dúo de menores, que son primos hermanos, confesó que asesinó a Areizaga Cordero para robarle $240 y prendas, luego decapitó y colocó la cabeza en el counter entre la cocina y el comedor de la residencia en el sector Loma, del barrio Voladoras de Moca.

Ambos se encuentran sumariados en instituciones de jóvenes adultos porque no han podido prestar las fianzas individuales de $5 millones que les impuso el juez Rafael Ramos Saenz, de la sala de Investigaciones del Centro Judicial de Aguadilla.

A la vista de ayer acudió la madre de Cordero Barreto, Wanda, quien dijo que no haría comentarios, al igual que la esposa de la víctima, Carmen Jiménez, junto con su hermano Nelson, que tampoco hizo expresiones.