Este domingo fue un día de duelo en Rusia por las víctimas del ataque en una sala de conciertos, el viernes pasado. La lluvia acompañaba el dolor de familiares y amigos y, poco a poco, sobrevivientes de la masacre han ido narrando el horror que vivieron.

Desde el hospital, con la voz entrecortada, una joven dijo a RT, la agencia de noticias rusa financiada por el Estado, cómo logró sobrevivir durante el ataque en el Crocus City Hall, adonde había ido a un concierto.

Mientras huía, señaló, los atacantes los vieron. “Uno de ellos volvió corriendo y empezó a disparar a la gente. Me tiré al suelo y fingí estar muerta. Estaba sangrando”, dijo señalándose la sien.

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Los pistoleros abrieron fuego contra algunos de los cadáveres que yacían en el suelo, pero ella se salvó. En cambio, lamentó, “mataron a la chica que yacía a mi lado”.

Luego comenzó el fuego. “Cerraron la puerta principal, pero probablemente no pudieron bloquear la cerradura”, contó la sobreviviente. “Yo estaba tumbada bajo la puerta, respirando aire. Al cabo de un rato, salí gateando, pasaron tres minutos, quizá cuatro. Miré a mi alrededor y me arrastré hasta la salida. Me di cuenta de que no había nadie y salí”.

Algunos de los sobrevivientes han narrado que las puertas de emergencia estaban cerradas. Un video grabado por un superviviente con su teléfono móvil mostraba a personas que golpeaban desesperadamente las manillas de las salidas de emergencia cerradas mientras intentaban huir.

“Esta puerta está cerrada”, se oye que el superviviente dice a su compañero.

En una entrevista con el diario Moskovsky Komsomolets, un superviviente anónimo dijo que se había visto obligado a lanzarse por la entrada principal de la sala de conciertos, donde los hombres armados habían comenzado su ataque, porque las salidas de incendios no se abrían.

“Lo intentamos por la escalera de incendios, pero estaba cerrada. La gente subía por la escalera, bajaba por la escalera, todo cerrado”, dijo.

Otra sobreviviente narró en entrevista para medios locales que “los que estaban más cerca de las puertas de cristal [en la parte delantera de la sala de conciertos local] fueron los primeros en caer”. Su esposo, detalló, “tenía una herida de bala en el hombro y en la pierna”.

Otra mujer describió cómo desde el balcón del interior de la sala de conciertos, sólo veía “cuerpos y sangre”.

Según lo que explicó, “Tuvimos que huir a alguna parte, y entramos en una especie de cocina. Nos sentamos allí escondidos. Estuvimos allí un rato y luego tuvimos que bajar las escaleras. Estuvimos allí alrededor de una hora”.

En el lugar se presentaba la banda de rock rusa Piknik. Según las narraciones de varios testigos, en un principio la gente pensó que el sonido de los disparos era parte del show.

“En algún momento oímos un gran estruendo procedente del exterior de la sala, pero pensamos que era parte del concierto”, declaró a The Guardian Arina, una psicóloga clínica moscovita de 27 años. “En algún momento comprendimos que algo iba muy mal, nos dimos cuenta de que había disparos”.