Aguadilla.  “¡Ay! ¡Aahh… me dio una puñalá!”.

Eran las 12:50 del mediodía del jueves y la carretera 107 en Aguadilla fluía con tránsito normal. O sea, que no es el caso de “nadie vio nada”, sino que vieron, pero no hicieron nada. 

Tristemente, ninguna persona se detuvo a intervenir  para intentar detener el incidente de violencia   que mantiene entre la vida y la muerte a una mujer de 37 años en el Centro Médico de Río Piedras, a consecuencia de tres puñaladas que aparentemente le propinó su pareja, identificado como Carlos Rubén Román Ramos, de 47 años.

Ayer la jueza Soraya Méndez Polanco encontró causa contra el agresor por los delitos de tentativa de asesinato y Ley de Armas, imponiendo una fianza de $1 millón, la que no prestó, siendo ingresado a la cárcel Guerrero de Aguadilla.

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Varios testigos del incidente dijeron ayer a Primera Hora que todavía no podían creer que siendo tan cerca de una carretera transitada nadie intervino en la discusión, ni siquiera de lejos. 

Minutos antes de la violenta pelea, llegaba el pastor de la Tercera Iglesia Presbiteriana de Aguadilla a la institución que ubica frente al residencial Juan J. Ducos, y vio desde la carretera 107 a la pareja hablando frente a un local comercial vacío.

“Estaba el individuo sentado en la acera y ella sosteniéndose del pasamanos (de una escalera que sube hacia el local)”, recordó el reverendo José Luis Torres Milán.

El pastor dio la vuelta en su vehículo por detrás del local para estacionarse y luego de subir a las oficinas de la iglesia  pudo notar desde la rampa cuando el hombre golpeaba a la mujer.

“Era a plena luz del día y nadie se detuvo, nadie tocó bocina. Pasaron muchos vehículos mientras yo estaba gritando aquí con desesperación”, recordó el pastor, reviviendo la impotencia que sintió de no haber podido volar hacia la escena. 

“La pateó. Le estaba dando con su mano derecha y aguantándola con la izquierda. Yo comienzo a gritarle: ‘¡Eh, eh, qué pasa, qué pasa!’ Él (Román Ramos) levantó la mirada pero siguió golpeándola”, narró, recordando a la indefensa mujer tirada en el suelo recibiendo golpes por espacio de aproximadamente un minuto.

En el estacionamiento había una patrulla de un oficial que había entrado un momento a un negocio de venta de celulares que ubica a pasos de donde la pareja protagonizó la escena violenta. Dentro de la patrulla había una sargento que, al escuchar al pastor gritando, se percató de la pelea y se bajó para intervenir. Cuando Román Ramos la vio, se dio a la huida.

Según narraron testigos, la  víctima no tuvo tanta suerte. Desde el suelo, la mujer gritaba con histeria: “¡abusador, abusador!” Se levantó con su mano derecha ensangrentada y tambaleó hacia el oficial que salió de la tienda. Este impartió instrucciones de llamar al 9-1-1 y seguido se montó en la patrulla para perseguir a Román Ramos.

En eso, ya el dueño de la tienda de celulares había salido para asistir a la dama, a quien sentó en una silla a las afueras del negocio.

“Tenía una herida en el pecho, en el área del corazón. Otra en el hombro y otra en el estómago, me parece. Pero la más abierta era la del pecho”, narró el comerciante que no quiso ser identificado.

Para entonces la mujer estaba consciente e intentó hacer una llamada por su celular, pero se desconoce si logró hablar con alguien  porque en eso se desmayó, según narró el testigo, que todavía recuerda cuando la mujer gritaba camino a su tienda: “¡me dio una puñalá, me dio una puñalá!”.

La respuesta del 9-1-1 fue rápida y la víctima fue llevada al hospital Buen Samaritano, donde un médico de turno la estabilizó y la refirió al centro Médico en Río Piedras, donde convalece entubada.

Poco tiempo juntos

 El teniente Carlos Peña de la División de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Aguadilla, confirmó que el hombre, que abordó un vehículo para huir de la escena, fue perseguido y arrestado por policías municipales de Aguadilla en la comunidad Camaseyes.

“Según la investigación ellos llevaban como cuatro o cinco meses de relación de pareja”, señaló el oficial, que investiga junto a su personal el historial de ambos. Primera Hora supo que un hijo de la mujer era entrevistado ayer por la Policía.

Mientras, el ahora imputado se amparó en su derecho de guardar silencio hasta la vista preliminar. De su récord se desprenden delitos previos por posesión de vehículo hurtado por lo que cumplió pena de tres años en la cárcel; y otro delito por violencia contra otra mujer.