El menor, identificado por la Policía como Michael Romero Rivera, estaba quedándose con su papá en la hospedería. Poco después de las 9:30 p.m., en hechos que no están completamente claros, cuando se suscitó el ataque.

José Javier Romero, de  35 años, padre del menor asesinado, recibió un disparo en el pecho. Juan J. Cruz García de 29 años, y con expediente criminal, fue baleado en uno de sus brazos. Ambos quedaron recluidos en el Centro Médico bajo vigilancia,  informó la Policía.

En la escena se recuperaron dos casquillos de bala calibre .357. La Policía indicó que también se recuperó un arma de fuego cargada que alegadamente Romero guardaba dentro del bulto de su hijo.

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Callan los afectados

El superintendente José Caldero criticó que ninguno de los dos adultos implicados, residentes de Toa Alta y sin ocupación conocida, quisiera cooperar.

 Asimismo, dijo que se recuperaron múltiples vídeos de seguridad de la hospedería para complementar la pesquisa, aunque en el área de la piscina no había cámaras. 

“Tenían dos habitaciones, (Juan J. Cruz García) había pagado cash dos habitaciones y aparentemente en la piscina se origina el tiroteo. No está claro por qué ninguno de los dos ha querido cooperar y el herido, el papá, refirió a los investigadores a su abogado, cuando él es perjudicado. Se ocupó una pistola cargada en el área de la piscina con 16 balas”, detalló el jefe de la Policía en entrevista radial.

Preliminarmente las autoridades no descartan el ángulo de  un asunto relacionado al narcotráfico.

Caldero afirmó además estar dispuesto a ofrecer alguna recompensa a quien ofrezca información que conduzca al arresto y convicción del responsable del crimen. Al cierre de esta edición algunas personas que estaban en el área de la piscina del hotel la noche del lunes se habían comunicado con las autoridades para dar ciertos detalles de lo ocurrido.

Por su parte, la gerencia del hotel distribuyó un comunicado de prensa escueto en el que aseguran estar “terriblemente entristecidos por esta trágica noticia” y dirigieron todas las preguntas a la Policía.

“El bienestar y seguridad de nuestros huéspedes y miembros de equipo son elementos de suma importancia y continuamos realizando el mayor esfuerzo  para asegurar que todas las prácticas y las normas estén en línea con las estrictas regulaciones de seguridad correspondientes...  Estamos cooperando completamente con la investigación”, reza el comunicado del hotel.

Se trata del segundo menor asesinado recientemente en un tiroteo. Janselyz  Barbosa, de 6 años, y su padre Ansel Elpidio Barbosa Artache, quien tenía antecedentes criminales, fueron emboscados la noche del jueves cuando desconocidos dispararon contra el vehículo Mitsubishi Mirage, que conducía el padre. Los hechos ocurrieron en la barriada Villa Alegre, en Gurabo.

“Están muriendo niños a consecuencia de las malas actuaciones de los padres”,  lamentó Caldero al tiempo que hizo un llamado a las personas a cooperar con la pesquisa.

Cambio social

Varios expertos coincidieron en que los niveles de violencia en la Isla han aumentado dramáticamente y cada vez hay mayor cantidad de menores víctimas de ataques.

El sociólogo José Rodríguez dijo que los tiroteos  en  centro comerciales, supermercados, avenidas y otros lugares públicos, “lo que te está diciendo es que ya no hay respeto por la vida”.

El trabajador social forense Nazael Montalvo dijo en entrevista separada que la presencia de menores o personas ajenas al bajo mundo ya no detiene al que anda en busca de saldar una deuda o tomar venganza, como sucedía hace varios años.

Montalvo quien pertenece al Comité de Amigos y Familiares de Confinados, dijo que dejar víctimas inocentes en las refriegas ya no se castiga de la misma forma en las cárceles, porque los códigos no escritos han cambiado, mientras que no todo el que comete un crimen llega a prisión donde se puede dar otro tipo de juicio entre confinados. 

Por lo tanto, una represalia en la cárcel por crueldad o por matar inocentes ya no es tan temido entre las personas que delinquen, explicó Montalvo.

La raíz del problema

El sociólogo José Rodríguez afirmó que “hay un problema serio que está centrado dentro de lo que representa la desigualdad económica, y eso quizás es lo más importante aquí. Un mercado de drogas ilícitas y una estructura social que no promueve la equidad, pues estos factores van a influenciar marcadamente en las acciones criminales”, dijo.

A su juicio, el problema está en que prevalece el individualismo y la apatía. 

Ante esa realidad, Rodríguez exhortó a la ciudadanía a estar alerta y no perder la esperanza. 

“Como colectivo, tenemos que darnos la mano unos a otros; pero hay que reconocer la necesidad de protegernos mutuamente. Cuando tú te cuidas como colectivo las cosas mejoran porque no eres tú únicamente”, expresó.

“Tenemos que empezar a reconsiderar y accionar, porque el que se preocupa sin hacer nada no nos lleva a nada. Tenemos que empezar nuevamente, activarnos como pueblo y cuidarnos como colectivo”.