Sherly Ann recibe con serenidad la sentencia de su agresor
Su expareja la dejó cuadrapléjica.
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Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Sherly Ann Goire Ávila, quien está confinada a una silla de ruedas recibió con serenidad la sentencia de ocho años de prisión que le impuso una jueza del Tribunal de Primera Instancia de Bayamón al hombre con el que convivió dos años y en medio de una discusión, la mujer recibió una fractura en su cervical que la mantiene cuadripléjica.
La jueza Janette Perea López, del Tribunal de Primera Instancia de Bayamón, declaró no ha lugar una solicitud de la defensa, que impugnó el informe presentencia preparado por dos técnicas sociopenales. El informe no recomendó al convicto, Alberto García Merced para el beneficio de una probatoria.
Los hechos del caso ocurrieron el 4 de junio de 2017 en el barrio Guaraguao en Guaynabo.
Cabizbajo y lloroso, García Merced había dicho antes del dictamen de la jueza que esperaba “una decisión justa” y que dejaba todo en “manos de Dios”. El exempleado de Limpieza y Ornato del Municipio de Guaynabo dio las gracias a su abogado, Antonio Figueroa y a su familia “por el apoyo”. Sus padres, su abuela Carmen y otros familiares presentes en la sala 602 recibieron con lágrimas el fallo judicial.
Sherly Ann y sus padres no acudieron al tribunal por entender que su presencia no era necesaria, pero también los invadieron las emociones. Su papá, Orlando Goire fue el que le dio la noticia a Sherly Ann. “Ella tiene la capacidad de ser una muchacha madura, que toma las cosas calmadamente, sus momentos de tristeza los tiene en soledad, con su serenidad nos quiere dar ese alivio, esa tranquilidad”, narró la madre, Irma Ávila en entrevista telefónica con Primera Hora.
Dijo que ella “es una muchacha que está escalando peldaños y le pide a Dios que haga ese milagro con ella, no pierde la fe, es una verdadera guerrera”.
“Estoy emocionada, llorosa porque fue un proceso bien fuerte, bien difícil para nosotros como familia, como padres de una joven que después de haber gozado de completa salud, por un caso ce violencia doméstica nos la dejaron postrada y está postrada. Esto ha sido y sigue siendo un calvario. Nos hemos tenido que agarrar de una forma bien especial de Dios para poder lidiar con esta situación”, sostuvo Ávila.
Dijo que la sentencia, aunque considera que “no le hace justicia por completo a su hija, significa una tranquilidad bien grande porque ella quedó con sus temores de que la persona estuviera afuera”.
“Ellos convivieron por dos años y medio, no tuvieron hijos y ella estaba bajo el síndrome de la mujer maltratada, cosa que se sufría sola. No nos decía nada a nosotros para no hacernos sufrir, pero sus compañeros de trabajo eran testigos de los golpes que sufría. Eso salió en el informe presentencia y nosotros estábamos ajenos a todo eso”, expresó.
“Nosotros tuvimos que pasar un proceso bien cuesta arriba, terrible en el tribunal al tener que escuchar tantas veces a los abogados de defensa que se valieron de injurias, mentiras, patrañas para defender lo indefendible”, añadió Ávila.
Indicó que Sherly Ann, de 28 años, no puede hacer sus necesidades fisiológicas por sí sola ni manejar sola la silla de ruedas motorizada para ir a sus terapias a Rehabilitación Vocacional, de lunes a viernes de 9 a 11 de la mañana.
Dijo que su hija está recibiendo el seguro social por incapacidad y que “gracias a los donativos del pueblo” a una cuenta bancaria que se abrió para ella, le pudieron habilitar un apartamentito en la planta baja de su casa. “Nosotros tuvimos que hacernos cargos de ella 24/7 la atendemos. Mi esposo tuvo que dejar el trabajo para ayudarme en esta situación. No le cambio la vida a ella solamente, esto nos cambió la vida a todos nosotros en la familia, sostuvo.
Ante el espiral de casos violencia de género registrados en Puerto Rico, Ávila dijo que recomendaría a los legisladores que revisen las penas que se imponen en estos casos. “Yo entiendo que esas penas no les hacen justicia a las mujeres maltratadas. Ahora mismo mi hija quedó postrada, casi muerta en vida y le echaron ocho años. Lo que él le hizo a mi hija no lo paga ni con una perpetua. Cuando él salga va a salir en completa salud, mi hija va a seguir postrada si Dios no hace un milagro, que se lo estamos pidiendo”, indicó.
En la vista judicial, luego que la jueza le dictó la pena a García Merced, su abogado, Antonio Figueroa anunció que apelará la condena de 8 años de cárcel. Figueroa impugnó sin éxito el informe presentencia preparado por las técnicas sociopenales Waleska Rolón y Yolanda Velázquez. El abogado sentó a declarar a seis de los 27 testigos que puso a disposición del tribunal como parte del proceso de impugnación para el cual hubo tres vistas.
En la vista de hoy, que fue la última, Figueroa sentó a declarar a la primera esposa del convicto, Nilka Burgos, a una prima hermana de García Merced, Cynthia Hernández y a la sociopenal Velázquez.
A preguntas del abogado, Burgos declaró que recomendaba que a García Merced se le concediera una probatoria. “Es una persona super servicial, ayuda a las demás personas y es excelente padre”, dijo Burgos, quien procreó con García Merced dos niñas de 8 y 10 años.
A preguntas del fiscal, Juan Ayala, la joven de 27 años, reconoció que en la relación que mantuvieron por 4 a 5 años discutían mucho y que se separaron varias veces, pero dijo que él nunca la agredió. Dijo sin embargo, que no recordaba los hechos que la llevaron en 2011 a radicarle al hombre una querella por la Ley 54, por la que se le extendió una orden de protección.
El fiscal le preguntó si García Merced la había amenazado con un arma, pero Burgos indicó que no recordaba. La mujer reconoció que el caso no prosperó porque ella dejó de ir al tribunal.
Con la testigo, Cynthia Hernández, Figueroa trató de establecer que Sherly Ann era celosa y que tenía un carácter “agresivo”.
Hernández declaró a preguntas del abogado, que el 31 de enero de 2017 fue a la casa de sus tíos (los padres de García Merced) saludó a los presentes “y cuando le di la espalda, ella me agarró por el pelo y me tiro al piso sin yo saber que le pasaba”. Añadió que no tuvo tiempo de defenderse.