Seguirá detenido sin fianza acusado de guardar armas en cuarto de juguetes
Aceptó haber guardado en su hogar un arsenal de armas, municiones y magacines de una organización de narcotraficantes a cambio de una guagua Ford Bronco y $200.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Félix Rafael Reyes Delgado, el hombre de 30 años arrestado el viernes pasado por tener armas escondidas en el cuarto de juguetes de sus dos hijos en su residencia en la urbanización Praderas de Ceiba Norte, en Juncos, aceptó haber guardado en su hogar un arsenal de armas, municiones y magacines de una organización de narcotraficantes a cambio de una guagua Ford Bronco y $200.
Reyes Delgado hizo alegación de no culpabilidad esta tarde ante el magistrado Marcos E. López, quien determinó además no concederle libertad bajo fianza.
Durante la vista de fianza, el fiscal federal Max Pérez Bouret planteó que "los que guardan y esconden armas en sus casas son tan responsables de la criminalidad en Puerto Rico como las organizaciones de narcotraficantes".
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El fiscal destacó que las gangas necesitan gente sin historial criminal y que vivan fuera de los residenciales públicos para que guarden sus armas por si hay allanamientos por parte de las autoridades.
En la residencia de Reyes Delgado, habían cinco pistolas Glock, de las cuales cuatro eran automáticas, y una pistola Smith & Wesson automática. Habían además cinco rifles AK-47, de los cuales cuatro eran automáticas, y un rifle AR-15. Habían además más de 700 municiones de diferentes calibres y 60 magacines, algunos de alta capacidad.
Según la denuncia, dos rifles estaban en una gaveta escondidos por ropa de hombre en la habitación matrimonial, y el resto estaba en una maleta color roja junto a los juguetes de los niños, de dos y cuatro años de edad.
Pérez Bouret agregó que Reyes Delgado admitió que obtuvo las armas por parte de un narcotraficante a cambio de una guagua Bronco.
"Personas como Félix Reyes Delgado son tan peligrosos como los narcotraficantes mismos", manifestó el fiscal.
La abogada Sulay Ríos Fuentes, de la Oficina del Defensor Público federal, solicitó que se viera la vista otro día porque su representado no había tenido la oportunidad de ser entrevistado por personal de probatoria. Dijo que no tenía récord previo, que estaba empleado, estaba casado desde hace cuatro años y medio.
El magistrado le indicó que no tenía problema con que se llevara a cabo la entrevista, pero que por el peso de la prueba presentada por el fiscal, entendía que la entrevista no haría diferencia en su determinación.
Ríos Fuentes agregó que no quería minimizar el caso, pero que su cliente no participaba en tiroteos ni en delitos como "carjackings", pero el magistrado entendió que debería permanecer detenido en el Centro de Detención Metropolitano (MDC, por sus siglas en inglés), en Guaynabo, hasta el juicio en su contra basado en posible peligro a la comunidad, pero no por riesgo de fuga.
La declaración jurada el agente de la Oficina de Seguridad Interna del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE-HSI) indica que el 14 de marzo pasado, la Policía de Puerto Rico realizó un allanamiento en la residencia de Juncos a las 4:00 a.m. En el lugar se encontraba Miriam V. Díaz Laboy junto con sus dos hijos.
Allí encontraron las armas en dos de las habitaciones del hogar. Revisaron además la guagua Bronco, que tenía un compartimento secreto debajo del asiento trasero.
A las 6:30 a.m. llegó Reyes Delgado, quien aclaró que él era el dueño de las armas, que su esposa y sus hijos no tenían nada que ver y no sabían nada. En un principio, su esposa fue detenida pero nunca fue acusada.
El acusado indicó voluntariamente que hace dos o tres años, un individuo identificado como Saúl le confió las armas. Dijo que al momento estaba desesperado económicamente porque sufrió un accidente y se quedó sin trabajo. Manifestó que conocía a Saúl desde la niñez y que sabía que era el líder de una organización de narcotráfico, específicamente del residencial Colinas de Magnolia.
Declaró que Saúl le ofreció $200 y la guagua a cambio de guardar las armas. Él aceptó la oferta, buscó la guagua y las armas, las que escondió en su casa.
Sin embargo, tras el asesinato de Saúl en junio de 2013, no sabía qué hacer con las armas. Contempló venderlas, pero tenía miedo a una posible venganza, ya que sabía que las armas eran de una agresiva y peligrosa organización.
El acusado confesó que fue "ignorante, estúpido y tonto" por involucrarse en el tráfico de drogas, y admitió que tres semanas antes de ser detenido, conspiró con al menos cuatro personas de Colinas de Magnolia para poseer con la intención de vender una libra de marihuana por $1,000, pero la transacción no se concretó. No obstante, dijo que anteriormente lo hizo y recibió $500 por su participación.
De ser encontrado culpable por el cargo de a sabiendas poseer un rifle AK-47 con el número de serie mutilado, se enfrenta hasta cinco años de prisión.