Madeline Ortiz Báez, quien fue secretaria personal de Ángel “Wiso” Malavé Zayas entre agosto de 2008 y enero de 2009, declaró hoy, jueves, que fue víctima de un patrón de acoso sexual de parte del entonces alcalde de Cidra, de quien dijo que llegó a tocarle los senos y las nalgas.

La mujer lloró varias veces mientras prestaba su testimonio en la sala 507 del Tribunal de Primera Instancia de Caguas, donde se ventila el juicio por jurado contra Malavé Zayas por 11 cargos de actos lascivos.

La secretaria de 41 años narró que conoce a Malavé Zayas desde su etapa de crianza porque su papá y el exalcalde eran amigos, y en 1997, comenzó a trabajar en la alcaldía. Primero dijo que laboró por siete años en la Oficina de Asuntos Federales y después pasó a la oficina del alcalde a trabajar con varios ayudantes.

Dijo que en agosto de 2008 se jubilaba su entonces supervisor, Luis Pérez, y Malavé Zayas la mandó a buscar. “Me enseñó una oficina bien bonita y me dijo: ‘Es para ti’. Me dijo que iba a ser su secretaria personal. La oficina quedaba al lado de la de él”, relató la testigo, quien empezó en el puesto el primero de septiembre de 2008.

Declaró que un día en octubre de ese año cuando le llevaba un documento al alcalde para que lo firmara, “me dice: 'Gracias negrita' y me pasa la mano por toda la espalda desde la cabeza hasta tocarme las nalgas”.

“Yo no quería aceptar lo que había sucedido. Me sentí mal. Yo crecí conociéndolo desde que nací”, declaró Ortiz Báez, quien dijo que decidió no contárselo a nadie “por el bochorno.”

Tras otro incidente a finales de octubre de ese año, la mujer se cuestionó cómo podía ser posible lo que estaba viviendo.

“Cómo se había atrevido a tocarme sin mi consentimiento. Mi mente ya no se basaba en mi trabajo, el que me gustaba realizar. Ya sabía que no podía estar sola y empecé a buscar estrategias para defenderme de su acoso”, relató la testigo a preguntas de la fiscal especial independiente (FEI), Iris Meléndez.

Dijo que el 30 de diciembre de 2008, estaban casi todos los empleados en sus oficinas y se dirigió a una mesa ovalada en la que estaba Malavé Zayas en su oficina.

"Yo estaba envuelta (concentrada) recogiendo mis expedientes y cuando pasa por detrás de mí, me agarra con las dos manos por la cintura. Me apretó, puso su cara y el cuerpo todo pegado de mi espalda. En ese momento suspiró y con la mano izquierda agarró mis senos. Yo lo empujo y le digo: ‘¿Qué le pasa?, respete’. Dejé perdidos los expedientes que tenía, pero antes de salir le miré la cara. Ya yo sabía que algo tenía que hacer. Ni con personas (presentes) ni con las puertas abiertas él se cohibía”, narró entre lágrimas.

Dijo que el 7 de enero de 2009 después que ponchó “ya no aguantaba”. Se preguntaba "¿quién me va a creer a mí?. Era mi palabra contra la de él” y dijo que muchas cosas le pasaron por su mente hasta que decidió contarle lo ocurrido a su supervisora, María Laguna.

“Sin darle detalles lo único que le dije es que a la oficina yo no iba a regresar porque el señor Malavé se habia puesto fresco conmigo”, sostuvo la mujer, al indicar que tenía que contárselo a alguien porque su salud se estaba deteriorando.

Indicó que se querelló en el Fondo del Seguro del Estado y en agosto de 2009 fue reubicada en la Biblioteca Electrónica. Actualmente, mantiene una demanda federal por daños contra Malavé Zayas y el Municipio de Cidra.

Otra secretaria, Caty Janet Coto González, que también ocupó la silla de testigos en el juicio, declaró que en agosto de 2008 entró a la oficina del alcalde a llevarle un documento y cuando salía el hombre se le fue detrás.

“Cuando voy a abrir la puerta me agarra la nalga derecha por unos segundos. Yo tenía mucho coraje, sentía mucha verguenza”, dijo la empleada, quien laboraba en otra dependencia municipal y en enero de 2008, Malavé Zayas le pidió que se fuera a trabajar a la alcaldía.

A preguntas de la abogada de defensa, Ivette Aponte Nogueras, la secretaria reconoció que ha estado bajo tratamiento desde 2004, aunque no se precisó qué tipo de tratamiento.