Ponce. Atónitos. Así quedaron los representantes del ministerio público, Alberto Flores y Annette Esteves, al escuchar la determinación de la jueza Lizandra M. Avilés Mendoza, del Tribunal de Primera Instancia de Ponce, quien no encontró causa para juicio contra José Ramón Pietri Napoleoni y su novia, Julisa de la Cruz Castro.

El hombre de 26 años enfrentaba cargos por tentativa de asesinato y daño agravado, mientras que, a la joven de 25 años, se le imputaban dos delitos por violación a la Ley de Sustancias Controladas, por un incidente ocurrido el pasado 19 de diciembre en la carretera PR-127 del sector Tallaboa en Peñuelas, en el que resultó lesionado el agente William Rodríguez Feliciano, adscrito a la unidad federal U.S. Marshals.

Cabe destacar que José Ramón es hijo de Ana Napoleoni, imputada de asesinar al militar Jancarlo Rivera Lugo, el 14 de noviembre en el barrio El Tuque de Ponce, junto con su hermano Jeromy Pietri, arrestado el 6 de enero en un área boscosa de Guayanilla.

Julisa de la Cruz Castro (con camisa negra y al centro) también resultó airosa en el proceso.
Julisa de la Cruz Castro (con camisa negra y al centro) también resultó airosa en el proceso. (Sandra Torres Guzmán)

Durante la continuación de la vista preliminar en la sala 403, el agente Rodríguez Feliciano se sometió al contrainterrogatorio de la defensa de los entonces imputados, e insistió en que, al momento de los hechos, José Ramón intentó atropellarlo mientras huía de la escena en la que pretendía arrestarlo.

Esto, en medio de una investigación contra su hermano Jeromy, -que estaba fugitivo- pues el agente aseguró que tenía motivos fundados para pensar que, el conductor del vehículo Hyundai Sonata del 2014, era la persona más buscada por la Policía.

Sin embargo, las descripciones físicas que ofreció el testigo para justificar la vigilancia originada frente al restaurante El Pescador, ubicado en la marginal del Tuque, no satisficieron al licenciado Carlos Padilla, abogado del imputado, ya que el hombre al que buscaban era “blanco y bajito”.

“Usted, que ha sido adiestrado, sabe que este caballero (José Ramón), el 19 de diciembre cuando usted intervino, sabe que no tenía orden de arresto. No pueden arrestar a cualquiera sino al que tenga orden de arresto como tal. Una persona sea familiar de otro no es motivo para arrestarla”, cuestionó.

“Con esas dos descripciones que ustedes observaron fue que determinaron intervenir y detener a ese vehículo. Personas blancas, hombres blancos, en Puerto Rico hay muchísimos. Hombres bajos en Puerto Rico somos muchos. O sea, que, por esas descripciones, ¿me hubiese detenido a mí también?”, sostuvo.

Otro aspecto resaltado en el contrainterrogatorio fue el por qué los agentes no validaron la identidad del conductor antes de proseguir con el operativo.

“¿Ese seguimiento era con el propósito de detener el vehículo? Porque usted dice que, conduciendo iba una persona con una gorra y las descripciones. No vio el rostro”, indagó la defensa al obtener un “no” como respuesta del testigo principal.

“El vehículo no tenía cristales ahumados. Usted había visto fotografías de Jeromy; una foto muchas veces, con el propósito de conocer quién era Jeromy. Gracias a esa fotografía usted puede internalizar quien era Jeromy. Pero usted, que ha investigado este caso, ¿conoce que Jeromy mide 5′4 y José Ramón mide 5′9?”, dijo.

Acto seguido, el abogado pidió a su representado, quien estaba presente en la vista judicial, que se pusiera de pie para demostrar que este es más alto que su hermano.

Entretanto, el testigo aceptó que ninguno de los agentes intentó pasar por el lado del auto en cuestión, para ver quién era el conductor. Así continuaron con la vigilancia del vehículo por la carretera PR-2 desde el Tuque, hasta llegar a un punto, debajo del puente de la PR-127.

Allí, presuntamente, el policía vio cómo la pasajera del carro que seguían entregó un objeto no determinado al chofer de otro automóvil que se estacionó en plena vía, paralelo al suyo.

Fue entonces que decidió intervenir. Dijo que se bajó de la guagua oficial -una Dodge Ram, color negro- y, con ambas manos, sujetaba un arma larga de reglamento.

No obstante, al darle los comandos para que salieran del auto con la intención de arrestarlos, presuntamente José Ramón, le tiró el carro encima y emprendió a la huida. Durante el incidente, el policía -que estaba vestido de civil- temió por su vida y se echó hacia atrás, mientras el rifle que cargaba se disparó.

“Se baja con sus dos manos en el rifle. Entendía que estaba ante el hombre más buscado en Puerto Rico. El vehículo fue sobre la guagua, no le arrancó la puerta. Estaba a cinco pies del vehículo, pone toda su atención en la cara de José. ¿No les dijo a sus compañeros cuando se percató de que el sujeto no era Jeromy?”, preguntó.

Inmediatamente, la unidad en la que viajaba Rodríguez con otros dos agentes inició la persecución contra el auto fugitivo, del cual observó cómo la pasajera arrojaba una bolsa pequeña “con algo color blanco”, hacia el pavimento.

Por eso, instruyó a otra unidad que estaba cercana, que recogiera el material que fue lanzado, mientras continuaron detrás de los imputados por la carretera PR-2 en dirección a Ponce, hasta que desistieron y, finalmente fueron arrestados.

Al someter la prueba, fiscalía repasó el testimonio del agente Rodríguez Feliciano, el único testigo que sentó a declarar en esta etapa del proceso. En total, cuentan con seis testimonios y 17 piezas de evidencia.

El representante del ministerio público expuso que, en el vehículo de los imputados se ocuparon unos $7,000 en efectivo, seis celulares y “se evidenció de que la bolsa arrojada por Julisa contenía heroína y una piedra compacta de cocaína, (en su modalidad de) crack”.

“No es una detención regular por sustancias controladas. El propósito era investigar y detener a las personas que estaban siendo buscadas. El agente tenía una base, que era la orden de arresto, tenía motivos fundados para intervenir con él, porque pensaba que era la persona que estaba buscando”, resaltó el fiscal.

“Inicia la huida, intentan atropellarlo, se van a la huida, intervienen con ellos y se ocupa la sustancia controlada. La cadena de eventos surge luego del acto de activar el vehículo y, poner la vida del agente en peligro, es lo que desencadena lo demás. Entonces, $7,000 en cash, engomados en bolsas plásticas. ¿Quién anda con seis celulares? En el bajo mundo, esa es la práctica usual”, advirtió.

Al escuchar los argumentos finales de fiscalía y la defensa, la magistrada llamó a José Ramón Pietri y a su pareja, Julisa, para expresarles su determinación de no causa en todos los cargos.

Igualmente, instruyó a la excarcelación de Pietri Napoleoni, ataviado de una bata verde menta que cubría el mameluco color mostaza, distintivo de la institución carcelaria a donde estuvo sumariado, hasta hoy.

“Me siento bien”, fueron las únicas palabras de la joven al salir de sala, airosa del proceso.

“Claramente, estamos satisfechos. Sabía que con el tiempo se iba a descubrir la verdad de lo sucedido y, como ha visto, se encontró no causa”, expuso su abogado Luis Quiñones.

Mientras que la defensa de José Ramón también expresó su satisfacción con el resultado judicial e insistió en que “no hubo ni siquiera tentativa de asesinato, ni siquiera hubo daños, o sea, el accidente no ocurrió de esa forma”.

“Siempre hemos planteado por mociones y otras maneras, Siempre pensé que el vehículo no había hecho lo que ellos alegan y, de la propia prueba del ministerio público se demostró”, apuntó el licenciado Padilla.

No obstante, fiscalía solicitó una vista preliminar en alzada, pautada para el jueves, 9 de marzo en el Centro Judicial de Ponce.

“Entendemos que pasamos la prueba, pero la apreciación final la toma el tribunal y aunque diferimos de la jueza, tenemos el remedio de la alzada que fue lo que solicitamos. El tribunal debe canalizar, no tan solo la sustancia, sino las circunstancias como el dinero, los celulares, la manera en que está envuelta la droga, la manera en que está envuelta el dinero”, manifestó el fiscal Flores.

“Nuestro trabajo es presentarle la prueba al tribunal y estamos convencidos que tenemos prueba para demostrar estos cargos y vamos a establecerlo en la vista en alzada. Con toda probabilidad, sentaremos otros testigos adicionales a los que declararon hoy. Son de cinco a seis testigos en las denuncias. Pero esa evaluación la haremos el día de la vista”, concluyó la fiscal Esteves.