Ricardo Lebrón recién estrenaba una cámara y se estaba familiarizando con ella cuando le tocó captar la escena más dramática jamás vivida: presenciar el momento en que un agente de la Policía disparaba un tiro tras otro, con saña, a un ciudadano tirado en el piso e indefenso mientras otros dos agentes de la ley y el orden lo observaban.

Fue el sábado, 11 de agosto de 2007 cuando el hoy testigo, en el pleito civil contra los tres policías que se lleva en el Tribunal Federal, presenció el asesinato del ciudadano Miguel Cáceres en la playa Punta Santiago, en Humacao.

El testigo relató, a preguntas de la abogada Judith Berkan, que en la carretera había un gran tapón.

“Había una persona dirigiendo el tránsito. Tenía camisa amarilla y mahones. Me di cuenta de una situación que estaba pasando en la acera y empecé a grabar, porque vi una patrulla detenida, gente caminado... Una situación, pues, rara. Había movimiento. Los policías estaba con uniformes y caminaban hacia la persona que tenía la camisa amarilla y el pantalón de mahón. No se veían muy amistosos”, apuntó.

Lebrón identificó a los demandados, Zulma Díaz y Carlos Sustache, en sala. El otro agente era Javier Pagán, sentenciado a cadena perpetua.

“¿Cuál era la actitud de los agentes?”, preguntó la abogada.

No era como para saludarlos o preguntarles cómo están. Tenían una actitud agresiva.

¿Qué hizo con el vídeo?

Fui a sacarle una copia en DVD para que se viera en las noticias, para que se pudiera ver, porque era un abuso.

Berkan mostró el vídeo al jurado.

Se observó cómo los tres policías caminaron hacia Cáceres, cómo lo tiran al piso y lo arrinconan contra una pared. Se oye un tiro... dos tiros... tres tiros... cuatro tiros. Se ve a Pagán disparando. Se escucha la voz de Lebrón gritándoles a los agentes: “¡Cabrón, hijo de puta, no hagas eso, abusador!”.

Luego, la defensa, integrada por Berkan y Mary Jo Méndez, presentó cuatro cuadros del vídeo: uno cuando Pagán disparaba en la pierna; pasan siete segundos y dispara tres tiros corridos en la cabeza, y pasan cinco segundos y dispara el último.

En esas impactantes escenas se puede observar al ex policía Sustache observando todo a dos pies del cuerpo de Cáceres, sin inmutarse. Pagán disparó cuatro tiros y Sustache no hizo nada. Solo mirar.

Los demandantes Evelyn Ramírez Lluveras, viuda de Cáceres, y sus tres hijos, Michelle, Anthony y Jennisia, piden una compensación de $15 millones por los daños, sufrimientos causados y angustias mentales.