“Quizás usted nunca pueda perdonarme, pero ojalá lo hiciera. Ahora no sé qué me depara la vida, sólo sé que todos mis sueños se fueron al suelo”.

Así, en tono de súplica por misericordia y perdón, comienza la carta que Arleen Silva Santiago le escribió a Mayra Maldonado, la madre Odalys, la niña recién nacida que secuestró el 12 de julio de 1998 del Hospital Ryder, en Humacao, y que hizo pasar como suya durante cuatro meses. La mujer burló la seguridad del hospital y engañó a la familia de la criatura haciéndose pasar por una agente de una marca de pañales. Le dijo que necesitaba llevarse a la bebé a tomar unas fotos y fue en ese instante que la raptó, metiéndola dentro de un bulto.

Mientras se coordinaba su ingreso a la Cárcel de Mujeres de Vega Alta, la secuestradora de Odalys pareció estar perturbada por el remordimiento y dedicó sus últimos instantes en libertad para escribir la misiva con fecha del 2 de noviembre de 1998, pocas horas después de que le radicaran cargos por secuestro agravado y robo. La mujer fue condenada por estos delitos a 10 años de cárcel. No obstante, en el 2003 fue dejada en libertad condicionada por presentar buena conducta.

En el mensaje –que escribió a partir de las 4:55 de la madrugada– la raptora dio instrucciones específicas sobre el cuidado que se le debía dar a la pequeña y quiso mostrarse arrepentida.

“Esta carta es para decirle y explicarle cómo yo he criado a su bebita... Ella toma Enfamil con hierro en polvo, no toma concentrada porque se le daña el estómago... La leche no se le calienta, se le da ambiente... Para dormir, siempre lo hace con un bobo... NUNCA, NUNCA, NUNCA la acueste boca abajo, porque es muy peligroso para ella... Por favor, no la lacte”, son algunas de las indicaciones que Arleen le dio a la progenitora de la niña, cuyo secuestro mantuvo en vilo a las autoridades durante 113 días.

Copia de esta carta le fue entregada a los padres de Odalys, el día que les entregaron a su chiquilla. Sin embargo, la madre de la hoy adolescente y batutera del Municipio de Yabucoa dijo a Primera Hora que nunca “la leí completa”.

“Me dieron una copia, pero supe parte de lo que decía muchos días después... sinceramente, con la emoción que nosotros sentíamos de que hubiera aparecido Odalys, qué importancia le íbamos a dar a eso otro”, contó.

Mayra sí recordó el detalle de lo de la fórmula de leche. De hecho, reconoce que le incomodó un poco.

“¿Qué se creía ella, que yo no sabía cuidar a mi bebé?”, cuestionó Mayra, quien también recibió indicaciones sobre el momento adecuado en el que debía iniciar las comidas con la niña. Arleen le explicó que comenzara el proceso alimentario con un “puré de calabaza durante un mes diario”. Luego, debería intentar con otros vegetales.

Mientras, para rememorar, Mayra solicitó a Primera Hora leer la carta que forma parte del expediente del caso que conserva el agente investigador Ramiro Nazario. Por primera vez tendría conocimiento del contenido completo de la misiva que, entre muchos detalles, revela que la niña fue bautizada en una iglesia bautista, a los 27 días de nacida.

Tras escuchar atenta el mensaje, la reacción de la progenitora fue la siguiente:

“Me imagino que fue una carta escrita en un momento tan difícil para ella, como para mí. Y, sinceramente, te digo, 14 años después, que no tengo remordimiento. De hecho, siempre dije que no quería que cumpliera años de cárcel. Yo sólo quería y suplicaba que la entregara. Pero odio, eso nunca lo he sentido hacia ella. Y le agradezco que durante todos estos años no haya provocado más problemas”, dijo Mayra.

Durante el tiempo que tuvo a la niña –a la que apodaba “chiquita” y “princesa”– Arleen le compró muchos juguetes, ropa y accesorios para infantes. Y así se lo hizo saber a Mayra, a quien le suplicó que conservara algunas de las pertenencias. Pero ese canje, que se haría a través de un familiar de la secuestradora, nunca se concretó, pues a los padres de Odalys no les interesó.

“Sí te puedo decir que el día que me dieron la nena, la entregaron con un car seat y con un bultito que tenía ropa, pampers y un bobo… y, sinceramente, los boté. Gracias a Dios, Odalys tenía de todo, además yo no quería acordarme de esas cosas y las descarté”, confesó.

Pero hubo un accesorio que Mayra quiso conservar como recuerdo para el momento en que le relatara a su hija la historia del secuestro. “Lo único que guardé de ese día que apareció Odalys fueron las pantallitas que tenía puestas. De hecho, Odalys las tiene en un cofresito en su cuarto”, dijo al agregar que también conserva las cartas de solidaridad y las estampitas religiosas que le regalaron a la familia personas de todo el país.

Otra cara del rapto

En el extenso expediente del caso del secuestro de Odalys se detallan todas las gestiones que realizaron las autoridades como parte de la ardua labor por localizar a la niña que, finalmente, pudo ser recuperada luego que la madre de Arleen, Yazmín Santiago, recurriera a un cuartel en Cidra para denunciar que su hija le había robado $3,000 de una cuenta bancaria. Además, expresó que ésta podía ser la raptora, pues tenía parecido con el boceto circulado por la Policía.

En cambio, entre los documentos se encuentra también un perfil psicológico de Arleen, preparado por el Negociado Federal de Investigaciones (FBI), en el que siempre se sostuvo que, por su conducta, previo al rapto, la secuestradora de Odalys sería diligente con los cuidados de la criatura. La pesquisa reveló que Arleen visitó al menos cuatro hospitales la semana que se llevó a la bebé y que, para tener contacto con los padres de los recién nacidos, se hacía pasar por representante de una empresa de productos de bebé, fotógrafa o empleada del hospital, entre otros. De hecho, intentó secuestrar a una niña, casualmente también de Yabucoa, pero una enfermera que entró de imprevisto a la habitación de la madre recién parida asustó a Arleen, frustrando sus planes.

“La sospechosa cuidará a Odalys como si fuese de ella y, probablemente, cree que la bebé está mejor con ella. La sospechosa buscará la atención médica necesaria y podrá convencer al personal médico de que la bebé es de ella”, destaca el documento firmado por James K. Weber, el agente especial que atendió el caso.

Entre otras descripciones, el perfil del típico secuestrador de infantes, según información del FBI para el 1998 destacaba que casi siempre se trata de una fémina, generalmente sin récord criminal y con un buen empleo. “Aunque parezca ‘normal’, la mujer es probablemente compulsiva, sufre de baja autoestima…y algunas veces desea ‘reemplazar’ un infante que ha perdido, o experimentar un ‘alumbramiento substituto’ de un hijo el cual por alguna razón ella no puede concebir o llevar a término”, agrega el documento oficial.

Como dato curioso, el material informativo detalla que para la fecha del secuestro, estadísticas de la agencia indicaban que de los 164 casos registrados en Estados Unidos y en los que la raza de la secuestradora era conocida, 68 eran blancas, 65 negras y 31 hispanas. También se menciona que la mitad de los infantes secuestrados tienen siete días de nacidos o menos, al momento de los hechos. Además, se detalló que aunque los casos de raptos en hospitales no mostraban el uso de violencia, el 28% de los secuestros de recién nacidos, en hogares, envolvían algún tipo de agresión física contra la madre, incluyendo el homicidio.