Una década de investigar casos de abuso animal no la preparó lo suficiente para lo que le esperaba en una casa en el barrio Collores de Yauco. Fue en octubre de 2021 que Evelyn Lizardi, quien es la presidenta y oficial de la entidad sin fines de lucro PR Animal Cruelty Officer/Investigator, fue notificada por las autoridades de un caso de negligencia crasa de cientos de animales, todos atascados en una residencia.

Y es que, en la estructura, más de 100 perros y gatos fueron abandonados por Arnaldo Martínez Rodríguez, de 58 años, aislados en jaulas, durmiendo sobre su propio material fecal y arropados por un hedor putrefacto.

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“Qué vergüenza. Que Dios (lo) perdone”, comentó Lizardi, quien es perito en todo lo que concierne la Ley 154 de Protección y Bienestar Animal.

Por falta de cuidado y de alimentación, muchos de estos animales no sobrevivieron. La dedicación que Lizardi comenzó a prestarle a estos animales no logró recobrar el maltrato excesivo que habían vivido, provocándole la muerte a 13 perros.

“¿Cómo es posible? Trece perros murieron en condiciones infrahumanas, los perros comían su propio excremento, los perros estaban en ‘kennels’ que no se podía mover, porque más de la mitad era (excremento) y periódico”, recordó.

Raquíticos y enfermos, algunos de los animales padecían de pimotera, estaban ciegos y algunas habían dado a luz. La falta de alimentación los llevó a consumir su propio excremento, el cual le rodeaba en el poco espacio que tenían dentro de sus jaulas.

Cuando trascendió el caso, la Policía buscó refugios cercanos y rescatistas del área sur para atenderlo. Sin embargo, el nivel de descuido era tal que tuvieron que acudir a Lizardi, quien voluntariamente se enfoca en investigar querellas de posibles violaciones a la Ley 154 específicamente en el área Metro.

“Yo no asumo casos fuera de mi jurisdicción (pero) no podía mirar hacia un lado (al ver el estado de crueldad). (Pero) la evidencia que yo tengo es de tirarlo hasta en los federales, porque aquí hay crueldad. En ningún refugio los querían coger. Al yo venir y ver la necesidad de esos animales yo no pude mirar hacia el lado y de ahí nosotros asumimos el caso desde la A a la Z. No pude decir: ‘llegué aquí, vi y me voy. Resuélvanla’. No pude. No pude”, relató.

Fue así que acordó con el municipio de Yauco asumir custodia de los animales. El municipio, según el pacto firmado, le sufragaría millaje, dietas y peaje para que Lizardi y voluntarios que, desde San Juan viajarían todos los días para cuidar, alimentar y acompañar a los animales en la casa abandonada hasta poder reubicarlos.

No obstante, Lizardi indicó que, tras cumplir con el primer mes de pago, el municipio dejó de sufragar los gastos de la organización, obligándola a costear todo el cuidado de los animales desde su bolsillo.

“Este caso para mí es de mucho aprendizaje, porque habiendo unos acuerdos, nosotros no nos podemos lucrar de nuestra labor voluntaria, pero si es fuera de nuestra jurisdicción- a nosotros nos supervisa el Departamento de Justicia- nos dijo que podríamos cobrar lo que era millaje, peaje, gasolina y dieta, (pero nos dejaron de pagar). ¿Cómo nosotros vamos a poder seguir? Yo tomé la responsabilidad por unos animales que no son míos, por el amor que le tengo a lo que hago y fueron seis meses”, manifestó.

“Llevo 10 años investigando y llevando casos a los tribunales como perito, pero Señor me libre de coger un caso fuera de mi área de trabajo. Ha sido de aprendizaje, bien fuerte, en todos los voluntarios”, agregó.

Y fue más que un golpe al bolsillo. Ver cómo algunos de estos animales fallecieron a causa del maltrato trastocó a Lizardi emocionalmente, como muy pocos casos lo han logrado hacer.

“Yo tuve desgaste físico, a mí el médico me dijo que tenía que ponerme a descansar, me encontraron presión alta, diabetes, lo que nunca en mi vida. Tengo sobre siete medicamentos que estoy tomando y todo es emocional, porque tu ver y luchar por los animales y cuando regresas, verlos muertos, que no aguantaron el tratamiento, duele. Duele de verdad”, narró al recordar que llegó a dormir en la casa para cuidar directamente de los animales.

Los viajes largos obligaron a Lizardi a retirar los animales del hogar. Por lo tanto, desde finales de marzo están albergados en una residencia que alquila la organización en el área Metro. Allí, continúan su cuidado veterinario para que estén rehabilitados y hábiles para una nueva vida, con un nuevo hogar y con amos que podrían prestarle el amor que nunca recibieron.

“Lo importante de esto es que se dé a conocer que hay una ley que protege y habemos civiles debidamente certificados que si denuncian maltrato nosotros vamos a llegar al lugar. Nosotros, con la colaboración de la Policía, lo que queremos es que estos casos se den a conocer y que la Policía nos respalde, porque no podemos, como un civil, someter los cargos. Nosotros necesitamos al Policía y la Policía nos necesita a nosotros para la evidencia. Un oficial le hace el trabajo a la Policía investigativo”, señaló.

Primera Hora llamó al alcalde yaucano, Ángel Torres Ortiz, para una reacción, pero no respondió.

El hombre que mantenía a los animales en estados deplorables fue acusado ayer por un cargo por confinamiento de animales, uno por maltrato por negligencia y otro por negligencia agravada contra animales.

Tenía su residencia, la cual abandonó para vivir con familiares, abarrotada de jaulas, donde confinaba a gatos y perros sin prestarle la mínima atención necesaria.

Inicialmente, el fiscal Alberto Flores había radicado un total de 87 cargos criminales contra el hombre, sin embargo, el juez Carlos Quiñones Capacetti, del Tribunal de Ponce, analizó la prueba y los consolidó a tres.

La sargento estatal Zulmarie Rodríguez Quiñones, directora de la Unidad de Ley 154 (Bienestar y Protección de Animales) del área de Ponce, el agente Javier Estrella Cerezo y el fiscal Flores participaron en la pesquisa.

“Nunca había visto un caso que se llevará así. Son personas claves, el fiscal Flores y los dos agentes del orden público”, agradeció Lizardi.

¿Qué está pasando?

Es difícil identificar la raíz del problema que ha llevado a que tantos animales sufran de abuso. Ha sido, para Lizardi, un proceso lento y a cuenta gotas, hacer entender a la población de que, pese de que los animales no puedan apalabrar sus sentimientos, no carecen de ellos y merecen respeto y dignidad, como los seres vivientes que son.

“Yo entiendo que poco a poco vamos ganando terreno. Ganamos lo que es que se reconozcan como seres vivientes y sintientes (en el nuevo Código Civil). Por (falta de) educación no es. Nosotros hacemos charlas gratis a las Academias de la Policía, al Departamento de Justicia”, comentó.

Más aun, cuando se procesan los casos a nivel judicial, las penas parecen ser muy indulgentes.

“Los animales ya no son propiedades ni objetos. Los animales pasan a ser seres vivientes y sintientes. Por ende, tienen la misma importancia que un ser viviente, que un ser humano. Todavía la corte, los tribunales, no lo ven de esa manera. Yo creo que una fianza de $5,000… yo ni me atrevería ponerlo en un reportaje”, sostuvo.

“No sé si la forma que es el puertorriqueño, la cultura. Tú vas al campo y los animales están amarrados y su albergue es un palo de mangó. Lo único que le duele al puertorriqueño es el bolsillo o que ganes un caso en el tribunal y salgas en la prensa. Es la única manera”, lamentó.

¿Cómo ayudar?

Para dar la mano en la labor de PR Animal Cruelty Officer/Investigator, puede enviar donaciones monetarias a la cuenta de ATH Móvil 787-669-7520 o mediante la cuenta de PayPal a acoipr@mail.com. También, se puede comunicar para donar comida seca y mojada para perros adultos y cachorros.

“Vamos a trabajar 24/7. Yo trabajo 24/7. Es difícil, pero no imposible”, resaltó Lizardi.