La defensa de Jenniel Alexander Rodríguez García, de 18 años, notificó hoy la renuncia de su cliente al derecho constitucional a un juicio por jurado, según lo expuso durante una vista sobre el estado de los procedimientos en la sala de la jueza Marieli Rosario Figueroa, del Tribunal de Humacao.

Ese derecho garantiza que toda persona acusada de delito grave, o delito menos grave que conlleve una pena mayor de seis meses, tenga un juicio que se ventile ante un jurado imparcial y representativo de la comunidad compuesto por 12 personas.

Ante esta decisión, el caso se verá por Tribunal de Derecho, que es cuando el juez o la jueza, además de asegurarse que el proceso judicial se lleve a cabo correctamente, es quien evalúa la evidencia presentada y la ley para tomar la determinación de si la persona cometió o no el delito.

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Rodríguez García enfrenta cargos por asesinato en primer grado, robo agravado, incendio agravado, violación a la Ley de Armas y destrucción de prueba.

El juicio en su fondo fue pautado para el 16 de abril, a las 2:00 p.m., informó la oficina de prensa de la Administración de Tribunales.

Además, se ventila por separado, otro caso por el hurto de seis vehículos de un concesionario de autos en Naguabo, donde ocasionó daños a la propiedad del comercio y se apropió de otros dos vehículos de motor en otro negocio en Humacao. Por estos hechos, está acusado de escalamiento, daños agravados y apropiación ilegal. El juicio en su fondo fue señalado para el 19 de abril a las 9:00 a.m.

De acuerdo con el testimonio de Ryan O’Neill Pérez Rivera en la vista preliminar, quien habría estado junto Rodríguez García en la escena criminal, de alguna manera ayudó a intentar robar artículos de la casa del matrimonio compuesto por el militar retirado Henry Irizarry, de 75 años, y su esposa Genevive Rodríguez, de 80 años, quienes fueron asesinados el 22 de noviembre de 2023 en el barrio Húcares de Naguabo.

Presuntamente, luego de estar corriendo motora, Rodríguez García le pidió que lo acompañara a la casa de los envejecientes. Una vez en la residencia, luego de no poder arrancar un vehículo que se presume robarían, Pérez Rivera se encontró con los cuerpos primero de “una doña” en una habitación, y luego de “un don”, en un cuartito detrás de la casa, refiriéndose a las víctimas. Luego incendiaron la casa y los cuerpos que antes fueron masacrados.

Al culminar, salieron con unos amigos a dar una vuelta.