La presentación en sala de unas imágenes de los cuerpos baleados de los voleibolistas Walter Andrés Quiles Rodríguez y Wilfredo Sevilla Alsina causaron conmoción entre varios miembros del jurado que evalúa la prueba en el juicio contra el acusado por sus asesinatos, Ebed Cadmiel Villalonga, así como entre familiares de las víctimas, que salieron de la sala emocionados y, en algunos casos, tuvieron que recibir atención de la enfermera del centro judicial.

En el segundo día del juicio por jurado contra Cadmiel Villalonga ante el juez Nelson Canabal Pérez del Tribunal de Bayamón, continuó declarando el agente investigador del caso, Félix Rivera.

Durante el interrogatorio de los fiscales Jan Mangual y Marie Christine Amy, el ahora sargento detalló el contenido de las fotos que se tomaron en la escena en la madrugada del 5 de septiembre de 2011 en la marginal Acuarela del expreso Martínez Nadal, frente a Shannan's Pub, en Guaynabo.

A pesar de que los fiscales le advirtieron a los familiares de los occisos que se presentarían las fotografías, al proyectarlas en la pared de la sala 602, poco a poco fueron saliendo de sala al no poder aguantar el llanto.

Las primeras fotos mostraban las piezas de evidencia, como los 18 casquillos de calibre .40 y los 12 casquillos de calibre .45. Se veía el Honda Accord dorado en el que iban los perjudicados, que estaba con las luces de freno encendidas porque el conductor, Quiles Rodríguez, falleció presionando el freno, ya que estaban haciendo fila para entrar al estacionamiento del negocio.

Luego se mostraron fotos del interior del vehículo y de los cuerpos baleados que provocaron que los pocos familiares que quedaban dentro de sala salieran.

Las madres de ambos, Gladys Rodríguez y Olga Alsina, tuvieron que ser llevadas a la enfermería, pero regresaron una vez terminaron de proyectar las fotos. Ambas se limitaron a decir que se impresionaron y que la situación "no es fácil".

Se pudo observar a al menos dos miembros del jurado, compuesto por nueve mujeres y tres hombres -además de dos suplentes-, que secaron sus ojos con sus manos.

Rivera testificó que en el interior del auto de los jóvenes de 23 años y voleibolistas había dos cervezas, pero que al hacer la prueba toxicológica a los cuerpos, resultó que tenían un bajo nivel de alcohol en la sangre.

A preguntas de los abogados Alfredo Umpierre e Irving Prado, Rivera dijo no recordar si al entrevistar al testigo estrella, le preguntó si había ingerido bebidas alcohólicas esa noche previo a los hechos, o de dónde venía, o si necesitaba espejuelos. Sí recordó que el joven -quien estaba en el auto detrás del vehículo de donde se bajaron los gatilleros que balearon a los estudiantes del Recinto Universitario de Mayagüez- dijo que los que dispararon iban en un Nissan Altima color oro, pero que resultó ser un Nissan Maxima gris.

En cuanto a la descripción del sujeto que se bajó por la parte trasera del Nissan que dio ese testigo, Rivera relató que lo describió como joven trigueño bajito, pelo corto, ropa oscura, "tofecito" y de 5 pies y ocho pulgadas. El día anterior, había dicho que eran cinco pies y seis pulgadas de estatura.

No obstante, al ver las descripciones de Cadmiel Villalonga en una ficha policiaca, dice que mide cinco pies y 11 pulgadas, que es delgado y blanco.

El contrainterrogatorio de la defensa continúa mañana, jueves.

El acusado enfrenta cargos por asesinato en primer grado y Ley de Armas. Está confinado en el Centro Metropolitano de Detención de Guaynabo tras declararse culpable por un caso de Ley de Armas a nivel federal.