Tras juramentar a sus puestos de superintendente de la Policía y comisionado de seguridad de Puerto Rico, Héctor Pesquera anunció hoy que su prioridad al frente del cuerpo policiaco es el equipo y entrenamiento que necesitan los agentes para llevar a cabo un trabajo eficiente.

Pesquera, un experto en terrorismo y contrainteligencia a nivel internacional, dijo que ya estableció un agenda de visitas a todas las regiones policiacas, hasta fin de mes, y que allí no sólo estará hablando con los comandantes, sino también “abajo”, con los policías.

También se comunicacará con los alcaldes de la Isla.

Pesquera hizo la salvedad de que el problema de la criminalidad en Puerto Rico no es uno privativo de la Uniformada y que todo el mundo tiene que unirse para combatirlo. “La Policía no es la única responsable… La Policía hace todo lo que puede”, dijo.

El flamante superintendente de la Policía le advirtió de otra parte a los miembros de la Policía de Puerto Rico, que  los que no se ajusten a sus planes y  a su misión, deberán abandonar el cuerpo.

Sobre la investigación que llevó a cabo el Departamento de Justicia federal sobre violación de derechos civiles por parte de la Uniformada, Pesquera dijo estar al  tanto de los resultados de esa pesquisa y que ya se reunió  con el grupo de expertos que trabajan con ese asunto.

Dijo que está seguro de que la Policía de Puerto Rico “no se dedica a violarle los derechos civiles  a los puertorrique nos”, que las situaciones que se han denunciado han sido “casos individuales”.

Durante la juramentación en el Departamento de Estado, Pesquera estuvo acompañado por su familia: su esposa Marisol y sus tres hijos.

La familia, es una familia FBI.

La esposa le dijo a este diario que ella y sus hijos trabajan en el Negociado Federal de Investigaciones y que ella fue trasladada del FBI de Florida a la oficina de Puerto Rico.

A  Pesquera lo juramentó el secretario de Estado Kenneth McClintock.

El Superintendente, cabe destacar que hizo especial enfásis en la última oración de juramento; el “así me ayude Dios” en el desempeño del cargo.