La patóloga forense Eda Rodríguez Morales declaró este martes que tres de las cuatro víctimas de la matanza familiar de Guaynabo pudieron estar arrodilladas al momento de ser asesinadas, en una posición compatible con una ejecución.

La perito forense, con 17 años de experiencia, describió la escena como “un poco perturbadora” y dijo que el término ejecución se utiliza para describir un disparo certero en la cabeza “con la intención de causar daño”.

Detalló que las cuatro personas murieron a consecuencia de las heridas de bala que recibieron en la cabeza, con excepción de Miguel Ortiz Díaz, quien además recibió cuatro heridas de arma blanca, una de las cuales era en forma de “boomerang”.

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“A don Miguel le causan la muerte la herida de bala en la cabeza y las heridas de arma blanca, porque contribuyen a la pérdida de sangre”, sostuvo la patóloga en el octavo día del juicio por jurado que se sigue contra Christopher Sánchez Asencio, en el Tribunal de Primera Instancia de Bayamón.

Este es uno de los dos acusados de ocasionar las muertes de Ortiz Díaz, de 66 años; su esposa, Carmita Uceda Ciriaco, de 45 años; la madre de esta, Clementina Ciriaco López, de 73 años, y Michael Ortiz Uceda, de 15 años, en hechos ocurridos entre la noche del 17 de noviembre de 2014 y la madrugada siguiente.

Ortiz Díaz, su esposa y su suegra fueron asesinados en la residencia del matrimonio, en la urbanización Parque de Los Frailes, en Guaynabo, mientras que el adolescente –hijo mayor de la pareja- fue baleado en un paraje solitario en los predios de la carretera PR-174, que conduce de Bayamón hacia Aguas Buenas.

La patóloga, quien dirige el Instituto de Ciencias Forenses (ICF), dijo a preguntas de la fiscal Janet Parra Mercado que el 19 de noviembre de 2014 practicó las autopsias a las víctimas y sostuvo que acudió a la escena de los hechos como directora ejecutiva del ICF para “verificar que el personal forense tuviera lo necesario”.

La testigo explicó que Ortiz Díaz tenía una herida de bala en la ceja izquierda, sin orificio de salida. “Este orificio presenta tatuaje de pólvora a su alrededor, demostrativo de una distancia de menos de dos pies entre el cañón del arma que se usa y la piel del fallecido”, especificó. 

En torno a Uceda Ciriaco, Rodríguez Morales aseveró que presentaba una herida en el lado derecho de la cabeza, con entrada y salida, y no tenía tatuaje de pólvora. Añadió que de acuerdo con la trayectoria del impacto, la occisa estaba en una posición inferior al victimario. “Estaba arrodillada y usualmente se cataloga como una ejecución”, detalló a preguntas de la fiscal.

Dijo, asimismo, que el cuerpo de Ciriaco López mostraba una herida de bala en el lado izquierdo de la cabeza con salida en la mejilla derecha. “La trayectoria es de arriba hacia abajo, también se encontraba en una posición inferior a su victimario, podría estar también de rodillas y en una posición compatible con ejecución”, elaboró la perito.

“(En cuanto a) Las dos señoras, una estaba arrodillada y la otra ya estaba en el piso. La escena es un poco perturbadora. El término de ejecución se usa para describir un disparo certero a la cabeza con la intención de producir daño”, abundó.

“Michael Ortiz Uceda mostraba una herida de bala en la parte posterior de la cabeza sin salida… La herida afectó el hemisferio izquierdo y el cerebelo. También estaba en una posición inferior, posiblemente estaba arrodillado cuando recibió su impacto de bala”, añadió la patóloga en el turno de preguntas de la fiscal Parra Mercado.

El abogado defensor, Orlando Cameron Gordon, cuestionó a la patóloga por utilizar el término ejecución en su testimonio en el juicio, aunque no lo hizo en los protocolos de autopsia. 

“Este no es un caso de una bala perdida, son cuatro heridas de bala a la cabeza (de las víctimas)”, le indicó Rodríguez Morales al abogado. “Las circunstancias de la muerte son diferentes y eso es importante en nuestro análisis sobre la causa de muerte”, agregó.

Cameron Gordon aseveró en una de las preguntas que la opinión de la patóloga no se pone en el protocolo de autopsia porque este “es objetivo, no subjetivo”. No obstante, la fiscal indicó fuera de sala que los peritos “tienen la capacidad” de emitir opiniones y así lo ha establecido la jurisprudencia. “Ella como perito puede dar su opinión y hablar de las circunstancias de la muerte”, dijo.

El abogado argumentó también que el informe forense es contradictorio en cuanto a Ortiz Uceda. “La patóloga en el directo de la fiscal dice que la trayectoria de la bala era de arriba hacia abajo y que esa es la razón por la que ella puede determinar que el matador estaba en un punto superior al occiso, pero el informe (forense) dice, y así ella lo aceptó, que la trayectoria va de abajo hacia arriba”, sostuvo el abogado en declaraciones a la prensa.

La jueza superior, Vivian Durieux Rodríguez, quien preside el juicio, admitió como parte de la evidencia en el caso los cuatro informes médicos con el protocolo de las autopsias.

A Sánchez Asencio se le acusa de cuatro cargos de asesinato en primer grado, un cargo de tentativa de asesinato, secuestro, agresión grave, destrucción de prueba, robo, conspiración y varias infracciones a la Ley de Armas. Se le imputa actuar en concierto y común acuerdo con José Luis Bosch Mulero, quien enfrentará un juicio por separado.

De acuerdo con la pesquisa de las autoridades, luego de asesinar a los tres adultos, los acusados secuestraron a los dos hijos adolescentes de la pareja y en un trayecto por un sector rural asesinaron a Ortiz Uceda, de 15 años, y agredieron brutalmente a su hermano de 13 años, a quien arrojaron por un puente. El menor sobrevivió. 

El juicio continuará el jueves a la 1:30 de la tarde.