Nelson Santiago Colón fue sentenciado a cumplir 40 años de prisión por transportar a tres menores de entre 12 y 16 años para sostener actos sexuales ilícitos, lo que hacía mediante la excusa de llevarlos a su casa para que lavaran la guagua que utilizaba como pastor de la Iglesia Cristiana Peniel, en Santa Isabel.

La juez presidenta del Tribunal Federal del distrito de Puerto Rico, Aida M. Delgado Colón, impuso dicha pena al expastor, quien se exponía a una sentencia de 30 años a cadena perpetua, según las guías de sentencia.

Una de las tres víctimas, identificado como John Doe #1, lamentó que cuando pequeño quiso buscar de Dios y "abrir las puertas de mi corazón y llegué a la iglesia del acusado, y en vez de encontrar el camino a Dios, lo que encontré fue dolor y sufrimiento".

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El joven, que hoy tiene 23 años, destacó que esa situación "me ha marcado toda la vida". Precisó que todavía recibe tratamiento sicológico y para alcoholismo porque está afectado "emocionalmente, sicológicamente, físicamente y mentalmente".

"Todavía recuerdo esos momentos cuando veo que otros están viviendo lo que yo viví... (Personas como Santiago Colón) No cambian porque es una enfermedad y no ven el dolor que infligen en las víctimas. Si una persona como ésta sigue viviendo en la comunidad, acechará a más niños, a más víctimas, y eso lo podemos evitar hoy. Lo que imploro es que se acabe el abuso y se haga justicia", manifestó el perjudicado.

"Es una herida que para mí nunca va a sanar... Lo que quiero decir es que se haga justicia para que mi corazón se pueda liberar y que otros niños no sufran por un criminal como este", agregó el joven, quien dijo estar dispuesto a ayudar a otros que sufran por lo que él pasó.

Al ser sentenciado, Santiago Colón no se expresó en corte.

Su abogada, Yasmín Irizarry, de la Oficina del Defensor Público federal, abogó por su representado para que se le impusiera la sentencia mínima estatutaria de 10 años. Opinó que aún si se le sentenciaba a 30 años, sería "extremadamente severa" porque era el equivalente de una cadena perpetua, dado a que Santiago Colón tiene 50 años y saldría cuando tenga alrededor de 80 años.

El fiscal federal Marshal D. Morgan calificó de "absurda" la petición de 10 años que hizo la abogada. Catalogó este caso como uno de "depravación y abuso" y sugirió que fuese sentenciado a 10 años por cada una de las tres víctimas. Además, recordó que hubo un cuarto menor abusado, pero que no fue incluido en la acusación porque no se configuró el delito federal de transportación.

"En los seis años que llevo viendo este tipo de casos, este caso está en el tope de depravación y abuso... Una sentencia de 10 años por víctima sería apropiada en este caso. Que garantice que nunca salga de prisión y que no tenga la oportunidad de hacer esto a otro menor... Hay que pensar que el dolor de las víctimas va a ser para siempre. Su dolor y sufrimiento durarán toda la vida. La sentencia no debe de ser menos de lo que ellos van a pasar", expresó Morgan.

Agregó que el convicto no ha mostrado arrepentimiento, sino que por el contrario, aún alega que es inocente.

La jueza indicó que había escuchado los argumentos cuidadosamente y aclaró que no es un caso sencillo. “Estoy consciente del impacto que tendrá" porque aún la pena mínima de las guías de sentencia significaban una sentencia de por vida. Sin embargo, destacó que las guías de sentencia no tomaban en consideración el "abuso de confianza y el impacto que causó en los seguidores de la iglesia".

Fue entonces que lo sentenció a 40 años de cárcel, a 15 años de libertad supervisada y a recibir tratamiento como ofensor sexual. Deberá registrarse en el Registro de Ofensores Sexuales y ordenó a las partes a someter más adelante el estimado de gastos en los que han incurrido las víctimas para recibir tratamiento sicológico y siquiátrico para determinar la cantidad a restituir.

El 17 de noviembre de 2014, un jurado encontró culpable a Santiago Colón por los hechos ocurridos entre 2004 y 2011, cuando los tres perjudicados tenían entre 12 y 16 años.

Según trascendió durante el juicio, el entonces pastor los llevaba a su casa con la excusa de que lavaran la guagua de la iglesia y que les pagaría. No obstante, los llevaba a la habitación de huéspedes, que desde el 2005 usaba como propia, según testificó su entonces esposa Santa Elena Rivera. Añadió que alrededor de nueve jóvenes se quedaron a dormir en ese cuarto.

El fiscal describió esa habitación como un "calabozo de horror".

Los perjudicados testificaron durante el juicio que en vez de lavar la guagua, Santiago Colón les decía que fueran a su cuarto a ver películas, donde estaban horas. Una vez anochecía, les decía que llamaran a sus padres para pedirles permiso para quedarse a dormir.

"Una vez se apagaban las luces, violaba a los niños. En otros casos hay un proceso de acoso sexual, de preparación. Aquí no lo hubo. Simplemente se lanzaba encima de ellos y empezaba el abuso. Las víctimas se quedaban sorprendidas y paralizadas al ver que su pastor era capaz de hacer lo que estaba haciendo. Y él les decía que si mencionaban algo, nadie les iba a creer. Esa expresión compró su silencio", destacó el fiscal.

A nivel estatal, Santiago Colón tiene pendiente en el Tribunal de Primera Instancia de Ponce 30 cargos por agresión sexual, actos lascivos y maltrato de menores relacionado a estos hechos, que incluye una víctima adicional.