Terror de madrugada.

Una abogada de 42 años dormía ayer tranquilamente en su apartamento que ubica en el tercer piso del complejo Villas de Parkville II, en Guaynabo, cuando a eso de la 1:30 de la madrugada despertó de sus sueños para vivir la peor de las pesadillas: ver cómo un intruso entró a su habitación para asaltarla. Afortunadamente, el ladrón no hizo daño físico a la mujer. Sin embargo, ayer el miedo y la impotencia imperaban en el vecindario de “walk ups”.

“La historia es de horror y nos hace entender que estas personas no tienen escrúpulos y escalan hasta apartamentos altos con tal de conseguir lo que quieren”, narró a este diario una vecina inmediata de la perjudicada.

Según trasciende de la pesquisa, el hombre, que estaba vestido con ropa y gorra oscuras, forzó la puerta corrediza del balcón del apartamento del primer piso y sonó la alarma. Acto seguido, subió como hombre araña al segundo piso donde, se entiende, se intimidó al ver los sensores de otro sistema de alarma, además de que la puerta corrediza de dicho apartamento tenía un palo atravesado.

Así las cosas, continuó subiendo hasta llegar al balcón del tercer piso y entró por la puerta corrediza del balcón.

El hombre llevaba consigo un artefacto similar a una bola de metal que se utiliza para romper las cerraduras de las puertas y con eso logró su entrada al cuarto master, donde dormía la dueña.

El hombre encendió la luz y conversó todo el tiempo con la víctima.

“Caminó bastante tiempo alrededor de la cama de mi vecina; ella estaba arropada y con una almohada en la cara. Las instrucciones del hombre eran que no lo mirara y que así no le haría daño. En su conversación con la víctima le preguntó el lugar donde guardaba las prendas. En un momento le preguntó: ¿Qué es esto verde? Y ella le contestó que eran unas esmeraldas”, narró la vecina.

El hombre fue descrito como ni delgado ni gordo. Era de mediana estatura y trataba a la perjudicada como “señora” y “amiga”. Tenía buena dicción, según trascendió.

En la conversación con la perjudicada, el hombre habló de su familia, de que tenía una madre y una hermana. Inclusive habló de Dios.

El asaltante se marchó del apartamento del tercer piso con prendas valoradas en $15 mil, un celular Blackberry, un USB y un vehículo Honda Accord color verde del 2003.

¿Cómo se llevó el vehículo y nadie se dio cuenta?

El individuo tomó las llaves del auto y le preguntó a la víctima la contraseña para salir del complejo y así lo logró, junto con otro hombre que lo esperaba. El Cuerpo de Investigaciones Criminales de Guaynabo investiga este incidente, que no es el primero de esta naturaleza en dicha área.

Ayer trascendió que vecinos del lugar se quedaron en sus hogares intentando instalar todo tipo de sistema de seguridad posible. Rejas, seguros a las puertas, cerraduras más fuertes y sistemas de alarma. Anoche celebrarían una asamblea de condóminos, de emergencia.

El mismo tipo de medidas las tuvieron que tomar los vecinos de los proyectos de Parque de Escorial, en Carolina, donde se registraron tres casos de escalamientos a apartamentos en los que dos mujeres resultaron violadas. En Trujillo Alto también se registraron casos de escalamientos en los que se cometieron violaciones y actos lascivos contra mujeres. Además, se sabe de dos casos en Jardines de Montehiedra. Estos últimos casos señalados tienen un factor común: se le imputan a un dúo de un gordo y un flaco enmascarados que aún no han sido detenidos por las autoridades.