Novia de militar asesinado se desmaya en pleno juicio
La madre de Jancarlo Rivera Lugo también se mostró afectada.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Ponce. Gritos y desmayos caracterizaron el sexto día del juicio contra Ana Inés Napoleoni Medina y Jeromy Pietri, imputados de asesinar al militar Jancarlo Rivera Lugo.
Jineyshka Cruz Bonilla, novia de la víctima y quien estuvo junto al joven cuando fue asesinado, tuvo que ser transportada a un hospital en una camilla al desplomarse y herirse la cabeza tras el contrainterrogatorio. A esto le precedieron las lágrimas de la madre de la víctima, Johanna Lugo, quien estalló en llanto en la sala cuando el abogado Carlos Torres Nolasco fogosamente recreó los últimos momentos de la vida de Jancarlo el 14 de noviembre de 2022 en el sector Nueva Vida, del barrio El Tuque, en Ponce.
“¡Quiero a mi hijo! ¡Quiero a mi hijo de vuelta!”, exclamaba la madre.
Sus gritos y sollozos reverberaban por el pasillo del Tribunal de Ponce, motivando a la defensa y al Ministerio Público a solicitar un receso para luego, tras el percance que sufrió Cruz Bonilla, posponer el contrainterrogatorio hasta el próximo lunes, 17 de julio a las 9:00 a.m.
Todo esto fue producto de un contrainterrogatorio de casi dos horas de parte de Torres Nolasco, quien comenzó con el prefacio de que sus preguntas no eran “caprichos de este abogado”, exigiéndole así a la testigo a responderle sus preguntas con las monosílabas “sí” o “no”.
De entrada, Torres Nolasco reanudó el ángulo que ya había establecido el 6 de julio: la declaración jurada de Cruz Bonilla pudiese estar confeccionada a base de las notas que redactó el agente investigador José M. García Rivas en sus entrevistas y no por una confesión propia al Ministerio Público.
Asimismo, puso en entredicho el testimonio de Cruz Bonilla por “contradicciones” que dijo identificar en todas sus manifestaciones.
“Estamos trayendo a la atención del Tribunal que esta dama ha dado versiones contradictorias en todas las entrevistas que ha tenido, desde la entrevista del 14 de noviembre, el 20 de noviembre, la declaración jurada del 23 de noviembre, sus manifestaciones de la vista preliminar y sus manifestaciones en juicio. Hay un sinnúmero de contradicciones esenciales con los elementos del delito que tiene que probar el Ministerio Público”, indicó el licenciado a Primera Hora al adelantar que se revelarán “más contradicciones” durante la continuidad del contrainterrogatorio.
“Difiero”, arguyó la fiscal Annette Estévez Serrano. “Difiero de la presunción de la defensa. La testigo siempre ha sido consistente en su testimonio y en los puntos medulares del caso”, agregó.
En pleno contrainterrogatorio, el abogado volvió a cuestionar la legitimidad de que Cruz Bonilla figure como una testigo ocular, pues cuando le mostró su propia declaración jurada Cruz Bonilla confesó que se le dificultaba leerlo.
“Es que necesito espejuelos. No veo por las anotaciones”, le dijo al abogado.
“¿Usted necesita espejuelos? ¿Desde cuándo?”, preguntó asombrado Torres Nolasco.
“(Fui diagnosticada) la semana pasada”, respondió.
Mientras Estévez Serrano le buscaba una copia de la declaración sin anotaciones, Torres Nolasco le ofreció, en tono sarcástico, las notas de García Rivas, comentario que el juez consideró “fuera de lugar”.
¿Qué pasó en sala?
En el contrainterrogatorio que se llevó a cabo esta mañana en la Sala 502 del Tribunal ante el juez Ángel M. Llavona, Torres Nolasco cuestionó la memoria de Cruz Bonilla en establecer la cronología de los eventos que ocurrieron a partir del 14 de noviembre de 2022.
La testigo, de 20 años, lucía una peluca negra brillosa, con una pollina que le llegaba hasta los ojos. El resto de su rostro lo cubría una mascarilla nasobucal gris. Sus hombros estaban cubiertos por un manto negro que pareó con un traje azul cielo y en sus manos sujetaba una pequeña pelota de estrés, amarilla y en forma de estrella. Hasta cuando estuvo montada en la camilla, tenía el rostro cubierto con una sábana.
En todo momento, Cruz Bonilla les dio la espalda a los acusados, sentados a su izquierda adyacente al abogado Luis Quiñones González.
Su tono de voz era tan silencioso que, para escuchar sus respuestas, Torres Nolasco le pidió que alzara la voz “así como le habló fuerte a la fiscal el lunes”. Luego, fue el mismo juez quien le hizo la petición.
A principios del contrainterrogatorio, el licenciado le cuestionó a Cruz Bonilla cuántas veces ha testificado desde el 14 de noviembre de 2022, haciendo hincapié que sí lo había hecho tres veces. También preguntó que “desde cuándo” había leído su declaración jurada.
“No recuerdo”, respondió la testigo.
Esos primeros interrogatorios le garantizaron la primera objeción de parte de la fiscal, ya que no encontraba relevancia en su pregunta.
“(Es para establecer su) capacidad de recordar”, explicó el abogado al juez.
“Usted se acordó de todas las preguntas que le hizo la fiscal, ¿verdad que sí? Se acordó porque usted lo vivió. Se acordó porque vino a testificar el lunes, ¿verdad que sí?”, estableció Torres Nolasco, premisas a las que Cruz Bonilla asintió.
Torres Nolasco persistió e insistió que Cruz Bonilla brindara, con lujo de detalle, todo lo ocurrido entre el 14 al 23 de noviembre de 2023: con cuántos agentes habló y sus nombres, si tomaban notas o no y hasta el color de la cabellera de una de las jueces.
Luego de establecer que tras “comerse la carretera” la primera conversación que sostuvo Cruz Bonilla con oficiales policiacos fue en el Hospital Damas en Ponce, Torres Nolasco buscó cuantificar cuántas veces habló con el agente investigador García Rivas, el sargento Miguel Torres Reyes y con la fiscal entre el 14 y 16 de noviembre del año pasado. A estas preguntas, sin embargo, Cruz Bonilla se limitó a responder “no recuerdo”.
“¿Alguien le dijo que contestara no recuerdo?”, preguntó el abogado
“No”, subrayó la joven.
A continuación, Torres Nolasco interrogó cuánto de lo ocurrido Cruz Bonilla les había relatado a los agentes en el Hospital e intentó establecer repetitivamente que, en el lapso de esos tres días, del 14 al 16, Cruz Bonilla sostuvo, al menos, tres conversaciones con ellos.
Acto seguido, el juez dio lugar a la objeción de la fiscal, ya que el abogado intentó comparar su testimonio con el de García Rivas. Esto porque Cruz Bonilla indicó no acordarse si inmediatamente les había dicho a los agentes que Jancarlo fue disparado.
“Cuando un testigo dice que algo es rojo y otro (testigo dice) que es verde ¿este servidor no lo puede impugnar?”, planteó el abogado al intentar, de manera infructuosa, de reconsiderar la decisión del magistrado.
Torres Nolasco continuó su contrainterrogatorio estableciendo que, aunque en la declaración jurada Cruz Bonilla dijo que fue citada el 20 de noviembre a la Comandancia de Ponce para identificar a los sospechosos en una confrontación fotográfica, alegó no recordar ese detalle hoy en sala. Ante las objeciones de Estévez Serrano, otra aparente incongruencia surgió con la ubicación de la reunión para dicha confrontación, pues ella aseguró que se efectuó en el cuarto piso de la Comandancia, mientras que García Rivas había declarado que fue en el primer piso en la sala de prensa.
“¿Usted lo reconoce, que son versiones distintas?”, cuestionó Torres Nolasco.
“Sí”, afirmó la testigo.
Acto seguido, Torres Nolasco continuó su contrainterrogatorio utilizando el audio de vistas anteriores, buscando cementar las presuntas contradicciones de las declaraciones de Cruz Bonilla, como cuando no pudo establecer la distancia de los tres hombres armados quienes detuvieron el vehículo de Jancarlo previo a su asesinato.