Nimia sabía que su hermano le quitaría la vida
La muerte de Nimia Carrasquillo a manos de su hermano de crianza, un paciente psiquiátrico cuya tutela posteriormente acogió, no tomó por sorpresa a familiares y vecinos de Gurabo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Gurabo. Juró que estaría junto a su hijo de crianza, Michael Carrasquillo, hasta la muerte y así fue.
El domingo por la tarde, Nimia Lizette Carrasquillo Berríos, un ama de casa de 48 años y residente en el sector Los Carrasquillo del barrio Jaguar, fue asesinada de varias puñaladas a manos de este luego de una acalorada discusión, poniéndole final a una tormentosa relación de “amor y odio” según la describieron varios de sus familiares.
Consternados, familiares indicaron que Michael, de apenas 17 años, posee un largo historial psiquiátrico que incluye un cuadro de esquizofrenia y depresión severa que lo mantienen medicado.
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Sin embargo, y a pesar de los medicamentos, varios de los entrevistados en la usualmente tranquila comunidad rural, explicaron que el joven sufría de episodios psicóticos violentos y que ya había agredido físicamente a su madre de crianza en varias ocasiones.
“Ese nene nació con problemas mentales porque los papás de él eran usuarios de droga. Cuando nació lo tuvieron que desintoxicar en el hospital. Siempre ha estado malito y se mantenía tomando tantos medicamentos que ya no le hacían efecto y andaba por ahí como un zombi”, explicó Ernestina Cáceres Ortiz, vecina y tía política de la víctima, en referencia al joven, quien fue adoptado por los padres de Nimia, cuya custodia posteriormente asumió.
“Ella amaba a ese muchacho y él la quería a ella también. Es algo bien doloroso. Lo primero que hizo Michael cuando lo detuvieron en el cuartel fue preguntar por Nimia. Yo creo que él no entiende lo que hizo. Estaba diciendo cosas que no tenían sentido”, añadió.
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La residencia de Nimia, irónicamente ubicada al lado de la Iglesia El Nazareno, donde ambos, víctima y victimario, asistían semanalmente, ayer permanecía cerrada.
Según relató Cáceres Ortiz, su hija fue la primera en llegar hasta la casa y a través de una llamada le informó que “algo que había pasado en casa de Nimia”.
Son ellas las que primeras en llegar a la escena de la tragedia familiar.
“Mi hija fue la que se encontró con la escena y me llama. Me dijo que Michael le había metido una puñalada a la mamá. Cuando llegamos la vimos en un charco de sangre, le toco la cara pero ya no respondía. Estaba bien pálida. Michael estaba alterado, diciendo disparates”, relató la mujer visiblemente afectada por los recientes sucesos.
“Llamamos al 9-1-1 y llegaron rápido. Los paramédicos le tomaron el pulso y nos dijeron que ya ella estaba sin vida. Ya nosotros estábamos preparados para algo así porque ese muchacho necesitaba ayuda y nunca la recibió. Ese día (domingo) Michael se levantó malito y estuvo todo el día así hasta que pasó lo que pasó por la tarde”, añadió.
Por su parte, José Carrasquillo, también tío de la víctima y vecino de la comunidad, lamentó la tragedia pero aseguró que era algo que se “veía venir”.
A cada rato ellos discutían bien fuerte y él se ponía violento con ella. Venía la Policía, intervenía, lo internaban pero después ella lo buscaba y se lo traía para la casa. No le daba seguimiento para que el muchacho recibiera ayuda y volvía a lo mismo. Él estaba bajo medicamentos y entiendo que se los tomaba pero parece que ya no le hacían nada”, aseguró el mecánico de profesión.
“Ella era una muchacha tranquila y bien buena pero también tenía sus problemas, nunca se casó y se dedicaba en cuerpo y alma a ese muchacho. Pero eso se veía venir, él se ponía violento con ella”, añadió.
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Según aseguraron los familiares, dentro de los episodios violentos de Michael, este varias veces amenazó con matar a su madre de crianza haciendo el gesto de cruzar el cuello con el dedo índice.
No recibió ayuda
Todos los entrevistados en la comunidad coincidieron en que esta tragedia se pudo evitar si la familia hubiera recibido la asistencia necesaria para proteger la vida de la tutora de Michael y para que el joven recibiera el tratamiento adecuado que le permitiera integrarse a la sociedad.
“Aquí el Gobierno tiene mucha responsabilidad. El Departamento de la Familia nunca hizo nada por ellos, le decíamos a los trabajadores sociales que necesitaban internarlo y que los medicamentos no le estaban funcionando, ellos se lo llevaban par de días y volvía para acá a lo mismo”, indicó una familiar ahogada en llanto y quien prefirió no ser identificada.