Mujer narra atroz patrón de maltrato al que fue sometida por expareja
El testimonio de la mujer forma parte de la vista preliminar que se sigue contra Miguel Córdova Villodas, primera persona acusada por un cargo de esclavitud o servidumbre involuntaria en la Isla.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Fajardo - Con cierta timidez, la mujer de blusa roja y cabello corto se acomodó en la silla frente a la cámara, que transmitió su imagen a través de dos monitores ubicados en la sala 205 del Tribunal de Fajardo.
Mordió sus labios nerviosamente por unos segundos, pero cuando la fiscal Marieli Rosario Figueroa inició su turno de preguntas, testificó en detalle sobre el horrendo patrón de maltrato físico y psicológico que sufrió a manos de su expareja Miguel Córdova Villodas.
Su testimonio forma parte de la vista preliminar que se sigue contra Córdova Villodas, primera persona acusada por un cargo de esclavitud o servidumbre involuntaria, además de siete cargos por restricción a la libertad, 10 por maltrato sicológico, 14 por violación a la Ley de Armas, una por maltrato agravado en la modalidad de lesión mutilante y tres por maltrato mediante amenaza.
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Bajo el sistema de circuito cerrado, la mujer de 34 años, declaró que desde el inicio de la relación, que duró un año y seis meses, el hombre exhibió un comportamiento posesivo, que la llevó a dejar su trabajo de oficinista en el Departamento de Hacienda.
Con palabras sencillas y en ocasiones sollozando, describió un patrón de maltrato que contempló limitar su salidas de la casa, mutilar su cuerpo y agredirla físicamente con medias llenas de jabones, palos de escobas y cables eléctricos, por un periodo que se extendió de abril del 2012 hasta enero del 2014.
Contó que el primer incidente donde su expareja la agredió con la media de jabones ocurrió entre abril y junio de 2012 cuando vivían en Fajardo Gardens.
Relató que a eso de las 2:00 a.m. el hombre le indicó que iban a salir y que llegaron a un lugar donde había una cuesta.
"Me pidió que me bajara y me puso recostada contra el carro y empezó a golpearme con la media en la parte baja de la espalda... Simplemente me gritaba y me decía que me iba a dejar paralítica", apuntó, mientras la jueza Ada López Santiago tomaba nota.
"Porque tenía miedo de que me hiciera algo más y porque me había dicho que iba a matar a mis hijos uno a uno frente a mí", agregó sobre la razón para no presentar resistencia al maltrato.
Afirmó que el hombre la golpeó con los jabones en múltiples ocasiones, pero que en un incidente en específico, cuando vivían en la casa en Ceiba, trató de repeler el golpe con el brazo izquierdo recibiendo una lesión tan seria que el hueso de la muñeca se le brotó.
"Me empezó a doler el brazo, no podía ni coger ni un plato", señaló al tiempo que mostró el brazo donde se observaba la protuberancia en la muñeca.
En otras ocasiones cuando estaban en la alcoba, el hombre la instruía a que se pusiera boca abajo y que mordiera la almohada mientras la golpeaba con un cable eléctrico o el palo de una escoba, hasta que se lo rompía en la espalda.
Señaló también que luego de sostener relaciones sexuales con el hombre, éste la pateaba y la escupía. Narró que también le profería insultos verbales luego de los encuentros sexuales.
Narró que, en una ocasión, el imputado, bajo amenaza, la obligó masturbarse y le tomó fotografías y un vídeo con su teléfono celular.
"Me dijo que me quitara la ropa. Me dijo que me iba a sacar fotos y un vídeo por su seguridad. Que lo iba a mantener en un email y que un amigo tendría la contraseña", apuntó la mujer, cuyo nombre no se divulga por tratarse de un caso de violencia de género.
La mujer explicó que su victimario insistía en saber la identidad y la cantidad de hombres con los que había sostenido relaciones sexuales en el pasado y, como pensaba que ella le mentía al responder esa pregunta, la agredía continuamente.
Como parte de su testimonio, señaló que tenía un celular bloqueado que solo le permitía comunicarse con Córdova Villodas y que durante el día le mandaba textos informándole sus movimientos en la casa.
"Me decía que no saliera del cuarto porque había algo que había hecho y él iba a saber si había salido", apuntó sobre su razón para no abandonar el cuarto sin autorización.
Además, contó que en una ocasión su expareja la amenazó con quemarle los senos “para que no estés con nadie más". Posteriormente llegó a la casa con una antorcha de queroseno y una espátula de metal de bizcocho.
"Me sentí triste y empecé a llorar porque sabía que iba a hacer lo que me había dicho, que me iba a quemar", indicó llorando.
Entonces la mujer contó que en unas siete ocasiones el hombre la despertó a las 2:00 a.m. y le pidió que se pusiera calzado deportivo para ir al Yunque. Una vez en el lugar, Córdova Villodas estacionaba el vehículo cerca de una cascada. Según la mujer, su expareja la amarraba con una soga al asiento de pasajero y luego el hombre procedía a calentar la espátula con la antorcha, con la que le llegó a quemar la nalga izquierda y los senos. Después le quemó los muslos y en dos ocasiones la quemó en su área genital.
Cuando la mujer identificó las fotos que le tomó la Policía cuando escapó el 31 de enero de 2014 y las mostró a la jueza, se podían observar las cicatrices y mutilaciones en su cuerpo.
También indicó como en una ocasión comió una cuchara con excreta porque el hombre, de 36 años, se molestó por unos mensajes que había recibido a una cuenta de correo electrónico.
Señaló que nunca recibió asistencia médica para las lesiones que recibió, pero que el hombre le compró una muñequera cuando le lastimó la mano y crema luego de causarle las quemaduras en el cuerpo. Dijo, que pese a todo el maltrato que la sometía a ella, el hombre trataba bien a sus hijos.
Finalmente la mujer decidió abandonar la relación el 31 de enero de 2014 porque ese día el imputado antes de salir a dejar los hijos de ella con su padre le dijo que estaba aborrecido y que cuando regresara atendería la situación.
Contó que salió de la casa por el hueco del aire acondicionado porque no tenía llaves de las puertas y rejas. Caminó por el monte hasta que eventualmente una mujer la ayudó y llamó a la Policía.
En el salón de sesiones, Córdova Villodas clavó sus ojos en el monitor. Durante la mañana lució serio e inexpresivo. Pero en la tarde su rostro se veía medio rojizo y en la mano aguantó una bomba de esas que se usan para personas con asma.
El acusado cometió los actos que se le imputan mientras cumplía una probatoria por otro caso de violencia de género.
Entretanto, en el contrainterrogatorio, la abogada Nélida Negrón Cruz, de la Sociedad para la Asistencia Legal, quien comparte labores con el licenciado Arcelio Maldonado Avilés, siguió una línea de preguntas para tratar de establecer que la mujer, que trabajó 12 años en Hacienda, consintió a la relación de maltrato porque le gustaba el dolor.
También insistió en que la mujer, supuestamente, tuvo múltiples ocasiones para escapar al supuesto maltrato, pero que no lo hizo. Mencionó las veces en que manejó el carro sola con sus tres hijos y una ocasión en que la arrestaron por una situación con la pensión alimentaria y el imputado prestó la fianza.
La vista continúa el próximo 14 de abril. Ese día debe concluir el contrainterrogatorio. También declarará un perito en quemaduras.