Muestran puñal que se alega usaron sospechosos de masacre familiar
Agente declaró que ocupó el arma el 21 de noviembre de 2014, en un solar baldío
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Un puñal de 11 pulgadas de largo, descrito como una de las armas utilizadas en la llamada Masacre de Guaynabo, fue admitido hoy, lunes, como parte de las piezas de evidencia en el juicio contra Christopher Sánchez Asencio.
El filoso objeto, con cabo de madera marrón, fue mostrado en la Sala 704 del Tribunal de Primera Instancia de Bayamón, durante el testimonio de la agente Vivian Acevedo Martínez.
La mujer policía, adscrita a la División de Homicidios, declaró que ocupó el arma el 21 de noviembre de 2014, en un solar baldío, en la carretera PR-174, cerca de la urbanización Valle Verde, en Bayamón.
Las fiscales María del Mar Ortiz Rivera y Janet Parra Mercado sentaron a declarar a la agente Acevedo Martínez, en el quinto día del juicio por jurado contra Sánchez Asencio, de 29 años.
Las autoridades acusan a Sánchez Asencio de ultimar a su casero, Miguel Ortiz Díaz, así como a su esposa, Carmita Uceda Ciriaco y la madre de ésta, Clementina Ciriaco López, en la residencia de la familia, ubicada en la urbanización Los Frailes, en Guaynabo.
También está acusado de secuestrar a los dos hijos adolescentes del matrimonio y luego asesinar al mayor, Michael Ortiz Uceda, de 15 años, en un paraje en el barrio Guaraguao. El otro adolescente, de 13 años, fue atacado con un puñal y luego lanzado desde un puente. El menor logró sobrevivir a la brutal agresión.
La agente Acevedo Martínez declaró que su supervisor le dio instrucciones de que se uniera a un equipo de trabajo asignado a la búsqueda del arma blanca en la carretera 174, que conduce de Bayamón a Aguas Buenas. La testigo indicó que llegó al lugar junto a tres agentes varones, a eso de las 9:40 de la mañana.
“Salimos hacia la carretera y nos detuvimos frente a la urbanización Valle Verde en un terreno baldío. Nos organizamos para entrar al terreno y hacer una búsqueda. Nos ubicamos en forma de línea”, detalló la testigo. “La instrucción que tenía era buscar un cuchillo con el cabo de madera marrón claro. Entrando bastante adentro del terreno lo encontré”, narró la agente a preguntas de la fiscal Ortiz Rivera.
Dijo que una vez lo encontró se lo notificó a su supervisor y poco después, llegó al lugar la agente Hilda Meléndez de Servicios Técnicos. “Se tomaron medidas, fotografías y se ocupó el arma”, sostuvo Acevedo Martínez.
Las fiscales mostraron fotografías del lugar, así como del cuchillo tirado en el pasto, las cuales también la jueza superior Vivian Durieux Rodríguez admitió como parte de la prueba.
La agente declaró que en la hoja, el puñal tenía manchas de aparente sangre. Dijo que el arma blanca “se embaló, se depositó en el cuarto del retén (del Cuerpo de Investigaciones Criminales) y posteriormente fue llevado al Instituto de Ciencias Forenses (ICF).
Acevedo Martínez especificó que la hoja del arma mide ocho pulgadas de largo y que el largo total es de 11 pulgadas. El cuchillo fue sacado de una caja y se marcó como parte de la prueba.
En una de dos versiones que el acusado le dio a la Policía sobre los hechos, confesó que apuñaló en el cuello a Ortiz Díaz, antes de hacerle un disparo en el pecho. También, confesó que cortó en el cuello al adolescente que él y José Bosch Mulero lanzaron por un puente.
Bosch Mulero está acusado por los mismos cargos imputados a Sánchez Asencio, pero será enjuiciado por separado próximamente.
En el turno de contrainterrogatorio del abogado defensor del acusado, el licenciado Orlando Cameron Gordon, la agente admitió que no hizo constar en sus notas que fue ella quien encontró el cuchillo y que el arma tenía lo que parecían ser manchas de sangre.
Acevedo Martínez dijo a preguntas del abogado que encontró el cuchillo en un área abierta, en la que no había estructuras y que no podía precisar cuánto tiempo llevaba el arma en el lugar.
La mujer policía declaró en la sesión de la tarde, pero en la mañana, la Fiscalía sentó a declarar al agente Miguel Nieves Collazo, también de la División de Homicidios del CIC en Bayamón. El policía testificó que la noche del 18 de noviembre de 2014, en el interior de una alcantarilla en la urbanización Versalles, en Bayamón, ocupó tres celulares, un reproductor de música, así como un “beeper” que pertenecían a las víctimas.
Sánchez Asencio vivía en una residencia en la urbanización Versalles, propiedad del militar asesinado, quien se la alquiló a la madre del acusado.
En una confesión en poder de las autoridades, Sánchez Asencio alegó que Bosch Mulero hurtó cierta propiedad de la familia asesinada. Entre estas cosas, mencionó las cámaras de seguridad de la residencia del militar, dos computadoras laptops y dos máquinas de videojuegos.
Mientras, en su informe inicial al jurado, la fiscal Parra Mercado dijo que en el juicio presentaría evidencia de que los autores del crimen cargaron de la casa de la familia con videojuegos, laptops, las cámaras de seguridad de la casa, celulares y que en un solar baldío se deshicieron de parte de la propiedad hurtada.
El agente Nieves Collazo declaró que después que recibió una llamada del teniente Oscar Cordero se digirió a la calle Carbonell final, en la urbanización Versalles, en Bayamón, próximo a un solar con una verja desprendida.
“Al final de la calle logré localizar un sistema de alcantarillado, donde las aguas de lluvia se drenan. Ya estaba oscuro y usando una linterna, a simple vista veo que se encuentra una propiedad robada que me habían indicado que localizara”, declaró el policía.
Añadió que para tener acceso a los artículos solicitó ayuda al Sistema de Manejo de Emergencias de Bayamón. Detalló que los técnicos de Manejo de Emergencias llegaron al lugar a eso de las 9:15 p.m.
Además, dijo que hizo gestiones con Servicios Técnicos de la Policía para documentar el área y los hallazgos en fotografías.
¿Qué se ocupó en el lugar?, le preguntó la fiscal Parra al policía.
“Un IPhone azul y negro, un Galaxy Note blanco, rosa y azul, un reproductor de música Apple, un celular LG de ATT azul, un beeper gris y unos guantes verdes plásticos”, detalló el testigo.
Nieves Collazo dijo que el teniente Cordero le comunicó que la propiedad era hurtada. “Él me indicó que habían lanzado una propiedad robada a un sistema de alcantarillado en la calle Carbonell”, agregó.
Con sus preguntas, el licenciado Cameron Gordon, trató de sembrar dudas sobre la propiedad ocupada.
A las preguntas del letrado, Nieves Collazo dijo que a los teléfonos celulares no le tomaron huellas dactilares y que no sabía si a los guantes le hicieron pruebas de fluidos corporales.
El juicio reanuda mañana, martes, a las 9:30 a.m., cuando se espera que declare personal forense.
La fiscal Parra Mercado dijo que al Ministerio Público le quedan siete testigos por presentar y adelantó que el juicio podría concluir en las próximas dos semanas.