Una serie de fotos y un vídeo del cuerpo sin vida de Carla Michelle Avilés Rosado fueron parte de la evidencia presentada hoy, martes, al jurado que deliberará sobre la culpabilidad o inocencia del policía auxiliar Marcus Arroyo Marrero, acusado de asesinato en segundo grado por la muerte de la joven de 23 años.

Las fotografías se convirtieron en la primera pieza de evidencia admitida en el juicio que se ventila en la Sala 704 del Centro Judicial de Bayamón por el crimen ocurrido hace casi dos años en Naranjito.

La jueza Vivian Durieux Rodríguez advirtió al público en la sala que se mostrarían imágenes con contenido gráfico. “Las personas que quieran salir de la sala pueden hacerlo ya”, agregó. Luego se proyectaron las fotos que eventualmente fueron admitidas como parte de la prueba en el juicio.

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Claribel Rosado y José Rafael Avilés, padres de la joven asesinada, permanecieron en la sala. La mujer sollozó varias veces. Mientras, se pudo escuchar la reacción de indignación del padre cuando se proyectó el cuerpo sin vida de su hija.

Libre bajo fianza, con traje y corbata, Arroyo Marrero lucía serio, sentado al lado de su abogado, Ángel Rafael Vázquez.

Según la teoría del gobierno, Avilés Rosado falleció el 23 de junio de 2013, en el barrio Cedro Arriba de Naranjito, en medio de una intervención policiaca de tránsito. Esa noche la Policía intervino con el conductor de una guagua Toyota Four Runner porque varios de los pasajeros no usaban cinturones de seguridad. 

Se alega que cuando se acercó un policía a pedir la licencia del vehículo, se percató que el conductor tenía un arma de fuego, tras lo cual hubo varios disparos. Uno de los proyectiles segó la vida de la joven Avilés Rosado, quien viajaba de pasajera en el vehículo. Se alega que el balazo fatal salió de la pistola que usó Arroyo Marrero, quien laboraba como policía auxiliar en Naranjito.

Durante el segundo día de desfile de prueba en este juicio, las imágenes se presentaron como parte de los testimonios de la investigadora forense Ana Arroyo Sánchez y de la investigadora primaria del caso, Michelle Martínez, ambas adscritas al Instituto de Ciencias Forenses (ICF).

Arroyo Sánchez fue la primera en declarar y explicó que su labor consistió en tomar las fotos de lo que se les describió como “muerte violenta”, y de la que fueron notificados a las 2:00 a.m. del 23 de junio de 2013, en hechos ocurridos entre la carretera PR-803, sector Monte Tabor, y se extendía hasta la carretera PR-152, en Naranjito. 

Cuando se produjo el testimonio de Martínez, la investigadora principal, se proyectó el vídeo, que igualmente contenía imágenes explícitas del cuerpo sin vida de la joven.

Martínez aludió al informe que preparó sobre el caso. En el mismo describió que primero los investigadores fueron al camino rural donde apareció el vehículo, tras la balacera en la que participaron policías. 

La guagua tenía dos perforaciones en el lado izquierdo trasero del exterior del vehículo. Además, en el lado derecho tenía un cristal pequeño roto y una goma vacía. 

En el interior de la guagua las autoridades ocuparon diferentes evidencias como una pieza dental y dos vasos plásticos transparentes en el asiento delantero. En el asiento trasero, donde estaba la víctima fatal, se ocupó un proyectil de bala.

“La (víctima la) encontramos en el asiento trasero del vehículo, entre el asiento y el piso”, dijo Martínez.

Sobre Avilés Rosado, Martínez dijo que en el informe se indicó que estaba boca arriba. 

Fue descrita como una joven de tez blanca y ojos marrón, de unos 23 años, de cinco pies con seis pulgadas, con pelo largo rojo lacio. Se indicó que al ser baleada vestía camisa blanca y pantalón anaranjado, lucía aretes marrón, dos pulseras, una pantalla en el ombligo y llevaba una cartera con dinero en efectivo.

Según el informe, Avilés Rosado solo recibió un balazo, que resultó letal. “Encontramos en el lazo izquierdo de la cabeza, detrás de la oreja, una herida de aparente impacto de bala… No encontramos otra herida”, sostuvo la investigadora Martínez.

La testigo declaró que luego los investigadores pasaron al Naranjito Shopping Village, donde ocuparon cinco casquillos y el automóvil Avilés Rosado, que estaba estacionado al lado de un restaurante de comida rápida donde ocurrió la intervención policiaca y la balacera.

Además, dijo que se ocuparon siete armas de fuego, una de ellas la pistola Glock con 8 balas calibre 40 que usó Arroyo Marrero. 

La pistola y las balas también fueron mostradas al jurado y admitidas en evidencia.

La agentes del ICF fueron parte de los 42 testigos citados para este juicio que duraría al menos una semana, pero ya los fiscales Gustavo Vélez Acevedo y Enrique Rivera Mendoza, y el licenciado Ángel Rafael Vázquez, han comenzado a reducir el listado de testigos mediante estipulación. 

El juicio continúa mañana.