Con voz entrecortada y suspiros estremecedores, el alcalde de Aguada, Luis “Berty” Echevarría, no sabía cómo decirle a su nieto de ocho años de edad que su padre había muerto, sobre todo, cuando el hombre fue ejecutado en un crimen que jamaqueó a su pueblo.

El primer ejecutivo municipal, quien por 38 años trabajó como pediatra y que al principio de su carrera había sido encomendado con la difícil tarea de informar sobre la muerte de familiares en el Centro Médico de Mayagüez, ahora tenía que decirle al menor que su progenitor no iba a celebrarle su cumpleaños la próxima semana.

La víctima, identificada como César I. Ruiz Cortés y de 25 años de edad, fue asesinada ayer, pero la Policía aún desconoce el móvil del crimen. El perjudicado era ex compañero de la hija menor del alcalde y padre de su nieto mayor.

“Él (César) siempre fue un buen padre. A pesar de que no vivía con mi hija, siempre estaba pendiente. Todas las semanas buscaba a su hijo. Le compraba todo lo que quería. Además de ser el padre de mi nieto, yo lo consideré como un amigo”, indicó.

Según los datos ofrecidos por la Policía, el ex empleado de brigada de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) murió de un disparo en la parte posterior de la oreja derecha mientras se encontraba sentado en el asiento del conductor de una Nissan Pathfinder de 1999 en el barrio Atalaya, en Aguada, cerca de una panadería. Las autoridades barajan varias hipótesis en torno al crimen, pero se investiga si el victimario se encontraba con la víctima o si los disparos pudieron provenir desde otro vehículo en marcha.

El alcalde, quien aseguró que fue retirado de la escena de una manera brusca por un oficial, no pudo precisar el motivo detrás del asesinato, aunque matizó que la muerte pone en evidencia el nivel de violencia que vive el país. “Estamos viviendo momentos en que son los padres los que están sepultando a sus hijos. Se me desgarró el alma cuando vi a los padres (de César)”, expresó.

Las autoridades inicialmente reportaron el asesinato como un posible suicidio, aunque esta versión rápidamente se descartó por toda la evidencia que fue encontrada en la escena. Un cristal de la guagua presentaba dos impactos de bala. Se presume, además, que los proyectiles alcanzaron a la víctima desde el lado del pasajero. La palanca de la transmisión se encontró en la D de drive o dirección, lo que tiende a indicar que el vehículo estuvo en movimiento al registrarse el atentado. “Uno se convierte en uno más cuando te tocan la sangre”, añadió el galeno, quien aseguró que su “yerno” le brindó un trato especial a su nieto, el cual él nunca tuvo con su propio padre. “Nunca supe de mi padre. Nunca comí de lo que él ganó”, dijo.