En la antesala del testimonio del agente que tomó la confesión a José Luis Bosch Mulero, la licenciada Mayra López Mulero dirigió temprano sus cañones a tratar de establecer que el hombre de 26 años no utilizó el arma de fuego que portaba durante el suceso que desembocó en la muerte de una familia en Guaynabo.

En la continuación de la vista preliminar, que se sigue contra Bosch Mulero y Christopher Sánchez Asencio, hoy declaró el agente Héctor Hernández, quien diligenció la orden de registro y allanamiento a un vehículo que se encontraba en la casa de Sánchez Asencio y que se presume le pertenece.

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A preguntas del fiscal Miguel Alameda Ramírez, el agente de la División de Homicidios de la Policía explicó que la noche del 18 de noviembre de 2014 llegó a una casa en la urbanización Versalles a diligenciar una orden de registro y allanamiento contra un vehículo Lexus negro de cuatro puertas, modelo 2008.

Sánchez Asencio y su mamá Alexandra Asencio tenían alquilada una residencia propiedad de Miguel Ortiz Díaz, quien fue ultimado a tiros en la citada fecha junto a su esposa Carmita Uceda Ciriaco y su suegra, Clementina Ciriaco López. Posteriormente, en un sector de Bayamón, Miguel Ortiz Uceda, de 15 años, fue asesinado por los mismos pistoleros que poco antes segaron la vida de los otros tres miembros de la familia. Solo un niño de 13 años sobrevivió a la matanza.

El agente Hernández dijo que como parte del registro solicitado se utilizó al can Raven, adierstrado para identificar armas y drogas.

Ante la jueza Sylvia Díaz Solla, del Tribunal de Bayamón, Hernández narró que el perro se paró frente a la puerta del lado del conductor y frente a la puerta trasera del lado pasajero, dos lugares donde posteriormente el agente ocupó armas.

Hernández señaló que durante el registro ocupó en el bolsillo de la puerta del pasajero un magacín (cargador) vacío y en el asiento trasero del pasajero ocupó una caja de madera con controles para juegos, dos consolas de XBOX, dos computados portátiles (una Mac y otra Sony), así como una mochila negra y azul.

En el bolsillo de la mochila, según el agente, descubrió una pistola Kimber, calibre 45 y un magacín negro sin municiones. Además, dentro de la mochila se halló una pistola Intratec, calibre 9 milímetros, negra con una bala en la recámara y 12 balas en el cargador.

En el contrainterrogatorio, la licenciada López Mulero siguió una línea de preguntas para resaltar que la pistola negra no había sido disparada, para procurar desvincular a su representado del horrendo crimen.

El único sobreviviente de la tragedia declaró mediante sistema de circuito cerrado que observó a Bosch Mulero con una pistola.

En la vista, surgió, en medio de las objeciones del licenciado Orlando Cameron Gordon, que la orden de registro y allanamiento se relacionaba a Sánchez Asencio.

Además, el agente Hernández sostuvo que las armas encontradas tenían su número de serie sin mutilar.

Sánchez Asencio y Bosch Mulero, el dúo acusado, encara decenas de cargos graves por los asesinatos de Ortiz Díaz, Uceda Ciriaco, Ortiz Uceda y Ciriaco López, en hechos ocurridos entre el 17 y 18 de noviembre pasado en Guaynabo.

La vista preliminar continúa esta la tarde con el testimonio del agente Daniel Pagán, que tomó una confesión a Bosch Mulero.