William Morales Rivera, una de las víctimas de la masacre que cobró cuatro vidas el domingo en la madrugada en Piñones tenía pautada para mañana, miércoles, una vista preliminar en el Tribunal de Caguas donde sería procesado por un caso de posesión de sustancias controladas.

Morales Rivera, de 21 años, fue intervenido por un agente de Drogas Caguas en septiembre pasado, en el caserío Segunda de Villa del Rey. Frente al edificio 10, al lado de unas escaleras, se le ocupó una bolsa transparente con droga. Otro hombre fue arrestado en la intervención, pero no se le radicaron cargos.

El punto de ese caserío es controlado por un hombre conocido en la calle como Gran Danés.

Dos semanas más tarde, otro agente de Drogas Caguas intervino con él, nuevamente por posesión de drogas, pero el caso no prosperó en vista de causa para arresto.

Aunque la Policía en el área de Carolina no ha establecido un móvil detrás de la masacre en la que también murieron los hermanos Kevin Joel y Joshua Merced Ramos, de 15 y 20 años, respectivamente y Ricardo González Díaz, de 15, uno de los ángulos investigados es que el ataque iba dirigido contra de Morales Rivera.

De hecho, este medio supo que inteligencia levantada en el área de Caguas apunta a que este hombre estaba aliado a José “Coco” Gómez López, acusado en ausencia por la masacre de Aguas Buenas, en la que murieron cuatro personas durante el mes de mayo. Gómez López supuestamente era protegido por Morales Rivera.

De otra parte, anoche Ángel Ramos Pizarro, los hermanos Alexis y Michael Pizarro Cirino, y Christopher Pizarro Rondón fueron acusados ayer en el Tribunal de Caguas por violación a la Ley de Armas. La juez Nereida Feliciano encontró causa para el arresto de los cuatro con fianza de $100,000, suma que no pudieron prestar.

El fiscal Juan Robles presentó la prueba.

La Policía ha sido enfática en que no existe prueba alguna que vincule a estos cuatro individuos con la masacre. El cuarteto, todos residentes de Loíza, fue detenido unos 15 minutos después de la matanza en la avenida Isla Verde y luego de que supuestamente fueran sorprendidos lanzando una pistola calibre .40 con un peine extendido cerca de la gallera de Isla Verde.

La prueba de balística será clave para determinar si el arma fue utilizada en la balacera de Piñones, donde se ocuparon casquillos de calibre .40 y de 9 milímetros. El arma figura robada el 11 de diciembre de 2011, en medio de un escalamiento en San Juan y ya el dueño del arma fue entrevistado.

Hoy, martes, agentes de Homicidios se encontraban verificando cámaras de seguridad en la ruta utilizada por el cuarteto para llegar hasta Isla Verde. En el caso del área de El Redondel, a través del Municipio de Loíza, se solicitó la información de los dueños de los negocios para localizarlos, entrevistarlos y preguntarles si tenían cámaras de seguridad en sus locales.

Por lo pronto, no se han identificado sospechosos de la matanza y mediante confidencias prácticamente se ha descartado que se haya suscitado una discusión antes de que se cometieran los cuatro asesinatos.