Marcha por la paz en recordación a José Enrique
Entre los caminantes estaban la viuda del publicista, Nadya Ruiz, y sus hermanos Jose Antonio y Carmen Ivette.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
PUBLICIDAD
Caguas- Si bien es cierto que el asesinato del publicista José Enrique Gómez Saladín propició todo un movimiento social que reclama la paz para la Isla, no es menos cierto que los propulsores de ese cambio siempre han reclamado que quieren trascender el crimen de su amigo y alzar la voz por el dolor de todos.
El mensaje ha llegado y la mejor muestra fue la cantidad de familiares de víctimas del crimen que se dio cita ayer a la marcha “Todos Somos José Enrique” celebrada en Caguas.
Justo detrás de la primera pancarta de la marcha, que salió del Colegio San José en Villa Blanca y terminó en la plaza de recreo, estaba Elizabeth Linares. La mujer, que ocultaba sus ojos con gafas oscuras, cargaba una foto de su marido.
“Este es mi esposo, Ramón Luis Merced, me lo mataron hace 11 meses en mi casa para quitarle esa cadena que tiene ahí puesta y todavía el crimen no ha sido resuelto”, narró la viuda.
A esta mujer, desde que el crimen la tocó directamente, cada caso de violencia viciosa como el de José Enrique la devuelve a su propia pesadilla.
“Por eso estoy aquí. Esto tiene que acabar. Los buenos somos más y nos tenemos que hacer sentir. No le podemos entregar nuestra tierra a esos animales”, clamó la mujer residente en Juncos.
Como Elizabeth también dijeron presente los padres de la quinceañera Karla Michelle Negrón, asesinada el pasado 1 de enero de un disparo al aire y Claribel Llinás, cuyo hijo Yeancarlos Llinás, de 18 años, fue asesinado el pasado 24 de julio en la sexta masacre del año ocurrida en Gurabo. Alberto Lozada Martínez, con una camiseta que leía "Boripaz", dijo presente en memoria de su hijo de 32 años, Alberto Lozano Martínez.
Como estas familias, algunas con familiares víctimas del crimen y otras cansadas de vivir con miedo, marcharon en solidaridad y en reclamo de un mejor país.
Entre tantos casos fatales, sobresalió el de Ingrid Carrión, quien vestía una camiseta con la foto de su hermano, Alsid Carrión Conde, con la palabra desaparecido.
A diferencia de las demás personas, la agonía de Ingrid y su familia está viva, es constante.
“A las 11:00 p.m. del 22 de noviembre llegaron unas personas a decir que lo habían llevado al residencial Raúl Castellón y de ahí en adelante no hemos sabido nada”, narró Ingrid, quien se aferra a la esperanza de encontrarlo con vida.
La mujer le pide a cualquiera que sepa sobre el paradero de Alsid que “se apiaden y digan dónde está, quién lo tiene, qué han hecho con él. Todos los días estamos esperando que llegue, que nos de una llamada”.
Con una gran sonrisa Félix Camacho, uno de los portavoces del evento y parte del Movimiento Yo quiero ser -organizador de la marcha-, reconoció que su mensaje de inclusión llegó a la gente.
“Esto es la unidad por el bien. Cuando crees en la causa es bien fácil seguirla. La causa es común. Todos Somos José Enrique es lo mismo que todos somos puertorriqueños”, dijo el joven.
Entre las 300 personas que caminaron estuvieron la viuda de José Enrique, Nadya Ruiz, así como sus hermanos, José Antonio y Carmen Ivette.
Nadya, quien se mostró con una fortaleza inquebrantable, agradeció el apoyo que han recibido e invitó a los presentes a rescatar el país.
"Esto no es solo por José Enrique. Esto es en nombre de todas las víctimas del país. Ya es hora de mirarmos hacia adentro y ver qué podemos hacer por Puerto Rico. Tiene que haber un cambio", dijo la maestra, quien opinó que el cambio debe comenzar en el hogar.
"El cambio tiene que ser de adentro hacia afuera, no de afuera para adentro. Y aunque es cierto que los hijos toman su rumbo, la familia es determinante. Hay que enseñar valores, pero no solamente es hablarlos, es vivirlos", añadió.
También participaron de la manifestación el activista en favor de los derechos de la comunidad gay Pedro Julio Serrano, Sonia Margarita Santiago, de la organización Madres contra la guerra, organizaciones sin fines de lucro como Iniciativa Comunitaria y sindicatos como la Utier.
"Caminar hoy es decirle sí a la vida, a la esperanza y sobretodo asumir un grado de responsabilidad", dijo el obispo de Caguas, Rubén González.