Madre narra momento en que se topó con una escena de asesinato buscando a su hijo
El testimonio fue el primero de la vista de Regla 6 en alzada contra seis policías tras no encontrarse causa en su contra el 17 de abril.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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Sheila Nevárez Chiclana, progenitora del adolescente Javier Antonio Cordero Nevárez, de 16 años, baleado durante una intervención en policíaca, el 1 de agosto de 2022, se topó con incredulidad con la escena del crimen en la urbanización La Riviera por medio de su ubicación en el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) de su hijo ya que no le respondió sus llamadas cuando se suponía que lo recogiera en el residencial Villa España.
Esta fue la primera testigo interrogada durante el inicio de la vista de Regla 6 en alzada contra los policías Giovanny Santiago Avilés, Roseanne Ruiz Cisneros, Félix De Jesús Abreu, Luis Vélez Mari, Kevin Omar Meléndez Monsegur y Paola Frías Santiago, investigados por la muerte del menor, ante el juez Rafael Taboas Dávila.
La vista recesó esta tarde hasta el viernes a las 10:00 a.m. cuando continuarán los procesos en el Tribunal de Caguas, donde fue trasladada la sala del juez ya que el Tribunal de San Juan se encuentra fuera de operaciones por un incendio ocasionado por un corto circuito, mientras se realizan las labores de limpieza y reparación pertinentes.
Como regla en este caso por cada testimonio general solo se permitirá que uno de los abogados realice las preguntas y en aquellos en que se alude a un policía en específico se permite que intervenga su abogado.
A preguntas de la fiscal Yolanda Morales Santiago, directora de la División de Integridad Pública y Oficina de Asuntos del Contralor (DIPAC) y del licenciado Jorge Gordon Menéndez, quien encabezó su contrainterrogatorio en representación del grupo de abogados de defensa, la mujer narró que los del 31 de julio y el 1 de agosto estuvo celebrando su cumpleaños junto a sus tres hijos y familiares.
Esa noche se quedó con Javier viendo películas como de dos a tres de la madrugada.
El día de los hechos, el 1 de agosto de 2022, estuvieron en la playa desde la 1 a 2 de la tarde y regresaron a su hogar alrededor de las 7:00 p.m., sus otros hijos y familiares se fueron y luego su madre sufrió una caída y se negó a que la llevaran a un hospital.
Nevárez Chiclana optó por llevarla a su residencia y su hijo le pidió que lo dejara frente al residencial Villa España, en Puerto Nuevo, para reunirse con unas amistades. A eso de las 7:30 p.m. lo dejó en la entrada y lo vio caminar hacia el interior, pero no vio con quién se encontraría. Solo tardó una hora en regresar a buscarlo.
“Él me pide que lo deje en el residencial Villa España, accedía a dejarlo allí como de costumbre lo hacía con sus amistades, porque era algo normal dejarlo allí compartiendo porque nunca le había pasado nada... Yo pasé a llevar a mi mamá a su casa porque ella no quiso ir al médico para poder regresar a recoger a Javier, pego a llamarlo y él no me contesta. Decido entrar en mi celular que él mismo me lo había conectado un GPS para yo poder saber dónde se encontraba...aparecía la dirección de los hechos”, narró la madre del fallecido.
En vez de ir al residencial, decidió llegar al lugar donde le indicaba el localizador en la urbanización La Riviera en Puerto Nuevo, topándose con la escena del crimen ya acordonada, explicó al quebrarse su voz.
“Encuentro la escena ya con las cintas puestas y nadie me dio información en ese momento. Yo no me quise acercar para no verlo, porque no sabía, no creía que fuera mi hijo, él no tenía problemas con nadie. En ese momento mi hija me envía una foto...y entonces yo lo puedo ver a él en el suelo, lo identifiqué por su ropa, estaba en traje de baño y chancletas”, testificó.
Esa noche, dijo que la fiscal Betzaida Quiñones, le indicó que “fueron los policías los que mataron a mi hijo y que ella hizo su trabajo de rigor, al otro día la sacaron del caso”.
La razón para tener el GPS en su teléfono celular era por una cuestión de confianza para que le permitiera salir a su hijo.
Describió su relación de madre como “normal”, que no había tenido problemas con la justicia y rememoró que su hijo estaba en el Programa de Educación Especial. “Él era un niño tranquilo, no era agresivo, no era problemático, era un nene normal como cualquier otro”.
Durante el interrogatorio del licenciado Gordon Menéndez, estableció que su hijo solo tenía licencia de aprendizaje y de acuerdo con su conocimiento este solo manejaba cuando estaba con ella, no hacía uso de sustancias controladas ni durante el fin de semana de su cumpleaños lo vio ingiriendo bebidas alcohólicas.
No obstante, la confrontó con los resultados de los análisis toxicológicos realizados al joven, arrojó resultados positivos a marihuana.
Así mismo, le cuestionó sobre la radicación de una demanda federal por violación de derechos civiles el 29 de junio de 2023, días antes de que se cumpliera un año de fallecido y se le confirmara que el Negociado de Investigaciones Especiales (NIE) iba a tomar jurisdicción del caso.
Afirmó que decidió demandar porque pensaba que a nivel estatal el caso de su hijo no se radicaría.
También le respondió que no le habían tomado una declaración jurada.
El 17 de abril, la jueza Iraida Rodríguez, de la Sala de Investigaciones del Tribunal de San Juan, no determinó causa para arresto contra los seis agentes.
Ruiz Cisneros enfrentó cargos por asesinato, poner en riesgo la seguridad u orden público al disparar un arma de fuego (artículo 249 del Código Penal) y violar el artículo 6.14 de la Ley de Armas por Disparar o Apuntar Armas de Fuego.
Santiago Avilés, Vélez Mari y De Jesús Abreu fueron acusados por los delitos de tentativa de asesinato, poner en riesgo la seguridad u orden público al disparar un arma de fuego (artículo 249 del Código Penal) y violar el artículo 6.14 de la Ley de Armas por Disparar o Apuntar Armas de Fuego.
Mientras que Meléndez Monsegur y Farías Santiago por violar los artículos 249 del CP y 6.14 de la Ley de Armas.
De acuerdo con informes preliminares, la persecución comenzó a las 7:00 p.m. cuando agentes de la División de Vehículos Hurtados de Carolina seguían la ruta que tomó una guagua que era rastreada mediante el sistema de “GPS” por su propietario desde que se la hurtaron en la urbanización Villa Fontana.
Por esta razón, el vehículo no tenía gravamen ya que poseían sus coordenadas. La guagua Hyundai Tucson de 2016 se movió de los residenciales Vista Hermosa, en Puerto Nuevo, al Luis Llorens Torres, en Santurce y retornó a Vista Hermosa. Luego salió.
Los patrulleros del Precinto de Puerto Nuevo fueron alertados mediante el radio de comunicaciones de que el vehículo sospechoso había salido y les solicitaron refuerzos.
El conductor fue perseguido hasta llegar a la intersección de las calles 40 SO y 15 SO de la urbanización La Riviera, en Puerto Nuevo, que no tenía salida, entonces dio retroceso y chocó con la verja al subirse a la acera.
La versión inicial que surgió de NPPR es que el conductor intentó atropellarlos y al verse acorralado le dispararon.
Su cadáver presentaba al menos 12 balazos en el cuello el pecho y las extremidades y en la escena se recuperó como evidencia 61 casquillos de calibre 9 milímetros.
Los próximos testigos son los peritos que realizaron los análisis de la prueba documental presentada por la fiscalía.