La confesión del crimen del niño de ocho años, que Rivera Seijo le ofreció a la ahora exfiscal federal, María Domínguez el 15 de octubre de 2014 y que se ventiló por primera vez ayer en el caso, dio un nuevo giro a la vista preliminar en alzada que se sigue en el Tribunal de Primera Instancia de Bayamón.

“En un momento el niño despierta, se va a sentar en la cama, Luis Gustavo se asustó y con un cuchillo que había obtenido de la cocina lo impactó en 4 o 5 ocasiones… Me dijo que cuando el niño fue a pararse se asustó porque iba a gritar y lo iban a descubrir”, relató Domínguez.

Relacionadas

“Me dijo que el niño se puso la mano en el área de la nariz y la cara y que le dio, duro, duro. La niña, que estaba al lado de Lorenzo, permaneció dormida”, declaró la testigo, quien dijo que quiso hacer la entrevista, que duró unas tres horas y que Rivera Seijo lucía tranquilo, alerta y contestaba rápido.

Mientras la exfiscal, daba detalles de la confesión, el hombre, esposado con cadenas, la miraba, pero no de frente y en otras ocasiones, bajaba la cabeza.

Domínguez, dijo que antes de confesar los hechos, le habló al imputado sobre la importancia del arrepentimiento, “de hacer las paces con Dios, de dar cara y enmendar los daños que uno haya hecho”. Añadió que “él lo entendió, bajó la cabeza y en un momento se le saltaron las lágrimas”.

La testigo, quien renunció a la Fiscalía Federal en febrero de 2015 y ahora ejerce la práctica privada de la abogacía en un conocido bufete, dijo que de acuerdo con el relato del hombre, la madrugada de los hechos, tras ser excarcelado por error en la prisión Sábana Hoyos en Arecibo, canjeó la boleta de excarcelación por $20.00 y a la entrada de Dorado del Mar, fue a un lugar y “me dijo que compró perico (cocaína) y dos bolsitas de marihuana.

“Me dijo que esa noche consumió droga, que intentó llamar a su mamá, pero no pudo comunicarse”, contó. Luego, dijo que el hombre fue al Burger King para utilizar el baño y que vio a una mujer, vestida de blanco y un hombre. “Me indicó que nunca había visto a Ana Cacho, pero al verla después en la prensa creía que era ella y que el caballero era Naldy (Arnaldo Colón), a quien conocía, pero no estaba seguro porque hacía 20 años que no lo veía”, relató Domínguez a preguntas del fiscal Mario Rivera Géigel.

Luego, Rivera Seijo le dijo que se fue a Dorado del Mar a buscar “una casa donde dormir” y que era aproximadamente las 2:00 de la madrugada. El hombre le relató que vio una hamaca en un patio, que brincó la verja, “que se agarraba con una mano y con la otra, el tuco, se apoyaba y se impulsaba”. Dijo que hacía frío y dobló el manubrio de una puerta trasera, entró por la cocina y se armó con un cuchillo “dentoso”.

En el interior, según la confesión, el imputado comió galletas y jugo, se probó unos tenis, dejó un celular que no servía y en el segundo piso, alcanzó a ver una silueta de mujer, que luego creyó que era Ana Cacho, fumando crack. “Baja rápidamente porque no quiere que lo agarren busca una salida, se confundió y entró en un baño que se conectaba con la habitación donde estaba durmiendo Lorenzo con su hermanita”, dijo Domínguez.

Añadió según Rivera Seijo, cuando va saliendo de la casa escuchó una voz que decía "Ay, mi nene, mi nene”, que se escondió por un tiempo en una casa abandonada y que enterró el cuchillo.

La llamada de alerta a la Policía sobre la muerte de Lorenzo se registró a las 5 a.m.

“Me expresó que estaba muy arrepentido, que hubiera deseado que no lo hubieran excarcelado ese día porque Lorenzo hubiera estado vivo”, indicó.

La exfiscal sostuvo que le dio “mucha credibilidad” al relato del hombre porque se veía “realmente compungido y quería quitarse ese peso de encima”.  

En su turno de preguntas el abogado de defensa, Mario Moczó intentó establecer que la confesión no fue libre y voluntaria y que a su cliente se le violaron sus derechos constitucionales.

La exfiscal dijo que sabía de la condición de ezquizofrenia del imputado, que estaba en el Hospital de Squiatría Forense, pero a preguntas del abogado, no supo decir cuánto tiempo lleva el hombre en la institución.

Moczó cuestionó el testimonio de la exfiscal porque en las notas de agentes del FBI, su cliente supuestamente indicó que Lorenzo dijo: "Ay" y se tapa la cara con las manitas”.

El abogado también puso en duda que su representado haya brincado dos veces la verja y que no lo hiciera una tercera vez para buscar los papeles que tenía dentro de una bolsa y que se le cayeron cuando huía por el patio en el área de la verja de un vecino, donde había un talud.

El letrado cuestionó que el imputado “haya brincado esa verja y no dejara ni una gota de sangre”. También cuestionó a Domínguez el hecho de que la confesión no se grabara en audio ni video. 

"Él no vuelve a brincar para buscar la bolsa porque no quería perder tiempo", replicó Domínguez en otro turno del fiscal Rivera Géigel.

En la mañana, el patólogo, Carlos Chávez Arias, quien practicó la autopsia a Lorenzo el 10 de marzo de 2010, sostuvo que la causa de muerte del niño de ocho años fue un severo trauma cráneo cerebral, provocado por un golpe en la cabeza y tres heridas de arma blanca, en la sien izquierda, sobre la nariz y encima de un  párpado. 

A preguntas de la fiscal Maricarmen Rodríguez Barea, el galeno dijo que las heridas que el niño recibió en el rostro eran compatibles con que estuviera acostado en la cama. El galeno describió la herida sobre la nariz como “la más letal” y sostuvo que la herida que recibió Lorenzo en la sien derecha era compatible con que su matador “le espetara” el arma blanca con un solo movimiento.

Además, dijo que una segunda herida, en la nariz, le rompió prácticamente el cartílago. Agregó que una tercera herida fue sobre el párpado también compatible con un objeto filoso.

Señaló que las heridas produjeron una hemorragia interna en la cabeza del niño de ocho años. Lorenzo tenía  15 mililitros de sangre coagulada en el cerebro y otra cantidad en su estómago.

La razón del deceso fue severo trauma cráneo cerebral, agregó. Sin embargo, el patólogo estimó que la muerte no fue instantánea.

El médico tampoco descartó a preguntas del abogado Jesús Hernández, también del equipo de defensa, que el nene haya sido golpeado en la cabeza contra una pared por su agresor.

La jueza Vilmary Soler Suárez recesó la vista en alzada hasta el lunes 6 de junio a las 9:30 a.m.