“Por ti cumpliré nuestro sueño. Lo prometo”. Sobre un globo negro se lee este juramento, escritas en marcador blanco de la mano de uno de los compañeros de clase de Alarik Jaxiel Santos Pando, de 15 años quien fue asesinado en Canóvanas el pasado viernes.

Y es que la repentina muerte del joven deportista ha trastocado a su comunidad escolar en el Colegio Nuestra Señora del Pilar, en Canóvanas, donde cursaba mientras se sanaba de una herida para luego ingresar a la academia de béisbol del Albergue Olímpico.

“Él tenía muchos sueños, los estaba trabajando. (Era) un adolescente con deseos de superación, de salir hacia adelante”, lamentó María Oliveras, quien fue su maestra de química, a Telemundo.

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El viernes por la tarde, una llamada al Sistema de Emergencias 9-1-1 alertó a las autoridades de detonaciones en la calle Violeta de la urbanización Loíza Valley de Canóvanas. Una vez llegaron, agentes encontraron el cadáver de Alarik Jaxiel sobre el pavimento.

Según había especificado la directora del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Carolina, Mabel Oliveras a Primera Hora, no se sospecha que el adolescente “haya estado en algo delictivo”. Por lo contrario, era un modelo y amante de los caballos, además de atleta.

“Le llamamos el joven del ‘siempre sonrisa’. Siempre. Eso es lo que lo distingue a él, o lo distinguía, y eso es lo que tenemos de recuerdo. Los abrazos que nos daba cuando algo no estaba bien. Nos enamoraba con su sonrisa, pero tenía un espíritu aventurero. Ahora tiene alas, alas para volar”, comentó la maestra a las cámaras televisivas.

En la escuela, sus amigos, compañeros de clase y maestros colgaron en el portón del colegio globos negros con mensajes al joven que leían “Te extrañamos”, “Siempre serás mi compañero”, “Te prometo que cuidaré a Edwin”, “Estás en un mejor lugar”, “No sabes la falta que me haces” y “Mi pelotero favorito”, así como una corona de rosas azules y flores blancas.

“Estoy bien segura que está acogido con el Todopoderoso y que está respirando paz”, agregó al noticiario María Oliveras.