Justicia por el asesinato de Arellys Mercado
Tras el fallo de culpabilidad, Jensen Medina Cardona se expone a pasar el resto de sus días preso.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Fajardo. “Tú no sabes quién soy yo”.
Las últimas palabras que escuchó Arellys Mercado Ríos antes de morir de un fulminante tiro en el cuello aquella fatídica noche del 18 de agosto de 2019 fue la amenaza de un desconocido que le advertía no saber con quién se estaba metiendo. ¿La ira del asesino? Haber perdido un celular que, realmente, había olvidado en el muelle de Villa Marina, en Fajardo.
En menos de 24 horas la policía tenía el nombre del hombre, el que testigos describían como un sujeto blanco, bajito, de pelo negro y que vestía un pantalón oscuro y sin camisa en el momento en que llegó altanero procurando por su aparato electrónico.
Jensen Medina Cardona es el nombre de la persona que hoy resultó convicto por ser el antagonista de aquella historia de terror que vivieron Arellys y unos amigos que la acompañaban la noche que ocurrió el crimen que consternó al pueblo puertorriqueño.
Más de 26 meses después del asesinato, y un contencioso y largo proceso judicial que se extendió por 31 vistas, el caso llegó a su etapa final. El cúmulo de sentimientos encontrados se fusionaron en la sala donde hubo llanto, dolor, perdón y gratitud por parte de familiares de Arellys, particularmente de la madre de la víctima, doña Nitza Ríos, quien pocas veces faltó a los procedimientos.
“Yo le prometí a mi hija que estaría aquí... acompañándola en este proceso de búsqueda de la verdad y justicia”, destacó a Primera Hora la progenitora, quien consiguió desahogar sus sentimientos en cada etapa del juicio a través de una libreta de anotaciones que prevé convertir en un libro.
Finalmente, y luego de casi tres horas de argumentaciones por parte de los fiscales y la defensa, la jueza Gema González, del Centro Judicial de Fajardo, se retiró a analizar la prueba desfilada en el juicio, que inició en enero de 2020.
En su alocución final, y antes de someter el caso por parte del Pueblo de Puerto Rico, el fiscal Eduardo Beale Targa recordó a la jueza el pasadía agradable que Arellys, Joseph Howe -con quien iniciaba una relación amorosa- y otros dos amigos de la pareja (Joanne Claudio y Luis Torres) pasaron el 18 de agosto de 2019, cuando disfrutaron de un viaje en lancha por las islitas Icacos y Palomino.
“Nada podría prepararlos para lo que vendría después de ese momento”, dijo en referencia a que pasadas las 9:30 de la noche -y tras disfrutar del atardecer en altamar- Arellys fue asesinada por Medina Cardona con un arma 9mm luego de una discusión por un celular que el hoy convicto había olvidado en el muelle, cerca de donde se encontraba el grupo.
En el juicio trascendió, por parte de los tres testigos presenciales, que Medina Cardona llegó “altanero” y “agresivo”, actitud que mantuvo aun cuando se le había entregado el móvil. Arellys le reclamó el mal comportamiento, pero eso levantó aún más el coraje del sujeto. “Tú no sabes quién soy yo... ¿estás machita, ah?”, cuentan los testigos que dijo el asesino.
“Llevo dos años en este caso y todavía no entiendo esto, juez”, dijo el fiscal Beale ante la incredulidad de que una disputa por un celular extraviado haya culminado en un horrendo crimen.
Uno de los abogados de Medina Cardona, Jorge Gordon Menéndez, trató de convencer a la juez durante 90 minutos sobre supuestas incongruencias ocurridas en la investigación del caso y en la prueba desfilada en el juicio.
Por ejemplo, el licenciado trató de llevar la teoría de que la víctima provocó al asesino empujándolo y retrasando la entrega del celular por más de dos minutos.
Resaltó que “entre empujón y empujón” ocurre la detonación. “Nada de chamboneo. No pueden ver el chamboneo porque nunca existió”, expresó Gordon Menéndez al insistir en que las versiones declaradas en la sala por los testigos indicaban una cosa, pero las cámaras de seguridad de la marina daban otra historia.
“Están en un forcejeo donde los cuerpos, honorable juez, no existe intención de disparar”, replicó en varias ocasiones el abogado que siempre habló en su argumentación del sujeto “que estaba sin camisa”.
Aparte, el abogado enumeró una serie de fallas que, a su juicio, cometió el investigador del caso, Luis Alejandro, incluyendo el hecho de que obtuvo información como el seguro social del acusado de una manera que nunca fue aclarada en el juicio.
Posteriormente, faltando 30 minutos para que la fiscalía consumiera su tiempo para argumentar, entró en escena el fiscal Yamil Juarbe, quien en una dramática intervención le dijo a la juez que hablaría en sala a nombre de Arellys.
“Hoy, por voz mía, Arellys quiere llevar un mensaje. ‘Tú me mataste. Tú me quitaste la vida. Abusador’”, gritó mirando y señalando directamente a Medina Cardona, cuya progenitora, Mildred Cardona, estaba en sala y empezó a llorar desconsoladamente.
Asimismo, a nombre de Arellys, Juarbe se dirigió a la jueza: “Hágame justicia a mí, hágale justicia a mi madre que lleva dos años viniendo a este tribunal, aferrada a su Biblia y en un mar de lágrimas... vengo ante usted a nombre de un pueblo que la ve como un rayo de esperanza”. La jueza lo miró atónita y sin hacer expresiones.
Finalmente, tras examinar la prueba y pasadas dos horas y media, la decisión de la magistrada estaba tomada. En este momento crucial, los padres de Jensen no estaban en sala.
“Este honorable tribunal encuentra a don Jensen Medina Cardona culpable”, declaró la jueza estipulando la misma oración para los tres cargos por los que se le acusaba: asesinato en primer grado y dos violaciones a la Ley de Armas, por portar un arma ilegal y por apuntar un arma de fuego.
La vista de sentencia quedó pautada para el 11 de enero de 2022 a las 9:00 de la mañana. Medina Cardona se expone a una pena mínima de 129 años de cárcel.
“Alguacil, hágase cargo”, exclamó la jueza en la sala donde, sorpresivamente, llegó el secretario del Departamento de Justicia, Domingo Emanuelli.
Medina Cardona no tuvo reacción alguna. Nada. No hizo ningún gesto ni aprovechó la oportunidad que dio la jueza para que alguna de las partes, de así quererlo, se expresaran en sala. De inmediato sería llevado a prisión.
En este último capítulo del juicio, fiscales y familiares se abrazaron y dejaron escapar los sentimientos. Al fiscal Beale, se le vio sentado en una esquina llorando a solas. Los fiscales Jaime Perea y Dianette Aymat también se veían compungidos.
Un eufórico fiscal Juarbe dejó escapar lo siguiente: “Ahora sí que el pueblo sabe quién es Jensen Medina Cardona”.