El investigador forense David Betancourt Quiñones, del Instituto de Ciencias Forenses (ICF), declaró este jueves que detectó manchas de aparente sangre en la parte trasera del asiento y en la alfombra del piso del lado del chófer de la guagua Ford Econoline del acusado Roberto Quiñones Rivera.

También detectó manchas de aparente sangre en el plafón interior y en la parte interior de las puertas traseras y laterales del vehículo en la segunda evaluación que realizó al vehículo el 13 de diciembre de 2011.

Al inicio de su testimonio, el investigador forense admitió que en esta segunda evaluación de la van descubrió manchas de aparente sangre que no divisó en su primera evaluación del vehículo realizada el 16 de noviembre de 2011.

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Previo a estas dos evaluaciones, técnicos de escena de la Academia de la Policía habían examinado la van del acusado el 10 de noviembre de 2011. Identificaron 13 piezas y muestras diferentes a las localizadas por el investigador forense.

Durante la continuación del juicio contra el expolicía, acusado por el asesinato y la desparición del cuerpo de su novia, Yexeira Torres Pacheco, Betancourt Quiñones apuntó que levantó 17 piezas o muestras del interior de la guagua blanca.

"Mancha levantada con aplicador del plafón, lado izquierdo, debajo del parabrisas", indicó el testigo sobre una de las muestras.

Ante el juez Francisco Borelli, del Tribunal de Carolina, detalló que como parte de su labor tomó un pedazo de vinil del asiento del pasajero, del área donde descansa la cabeza, un pedazo de vinil de la parte posterior de una butaca que estaba en la cabina y un envase para echar gasolina rojo, donde identificó una mancha de aparente sangre.

A preguntas de la fiscal Alma Méndez Ríos, quien en ocasiones pidió al testigo que hablara en primera persona y respondiera en oraciones completas, Betancourt Quiñones apuntó que sometió las piezas al laboratorio del ICF para un análisis de ADN.

Explicó que dividió la van por secciones como parte del examen para identificar sangre en sus áreas de metal. Precisó que para esta identificación utilizó Bluestar, un químico que se usa para detectar sangre oculta.

"Se levantó con aplicadores de algodón y dos gotas de agua destilada", señaló sobre los 11 hisopos que utilizó en la van para recuperar la aparente sangre.

Una vez autenticadas las piezas por el perito, el juez Borelli Irizarry las aceptó como evidencia condicionada del Ministerio Público hasta que declare el receptor que recibió las muestras en el laboratorio y la seróloga que analizó.

Solo una pieza, el pedazo de vinil de la butaca del área de carga, se marchó sin objeción de la defensa, compuesta por los abogados Jorge Gordon Menéndez y Orlando Cameron Gordon.

Como parte de su labor en este caso, Betancourt Quiñones visitó también el 12 de diciembre de 2011 la residencia que compartían el acusado y la víctima en la urbanización Villa Carolina. Señaló que anteriormente un técnico de la Policía había identificado cuatro manchas de aparente sangre en el área de la lavandería, pero que él levantó siete muestras o piezas con aparente sangre.

En los procesos judiciales se utiliza el término aparente sangre hasta que un perito certifique que se trata de sangre humana y provea una identificación de la fuente mediante una prueba de ADN.

El testigo también identificó manchas de aparente sangre en el pasillo frente a la habitación principal, en un mapo y en tres piezas de ropa que encontró guardas en las bolsas que había en la habitación principal.

"En la habitación principal, frente a los dos baños contiguos, se aplicó Bluestar en el piso y éste dejó luminiscencia", señaló.

Según la teoría del Ministerio Público, la bailarina recibió un golpe con un objeto contundente mientras estaba en la van y se desangró en el asiento del pasajero. Luego la muchacha fue arrastrada hacia la parte trasera del vehículo.

El juicio continúa mañana, viernes.