Muhamed Ali Abdullah probablemente tenía un coraje inmenso contra su padre y su madrastra. Seguramente, hubo frustración, disputas anteriores, problemas sin resolver. ¿Su salida para ponerle punto final al asunto? Matarlos y acabar con su vida.

Aunque nadie sabe con exactitud lo que pasó por la mente de este joven de 25 años a la hora de asesinar a su padre, Ali Abdullah, de 53, y a su madrastra, Saud Salamed, de 33, una tragedia de esta magnitud no ocurre en el vacío, sostuvo el psicólogo forense Fernando Medina.

“Tuvo que haber habido otros incidentes. Por un episodio único, no pasa algo así. Lo que hizo este joven fue solucionar un problema”, advirtió.

Asesinarlos con un arma de fuego evidencia también el nivel de fricción e inestabilidad que debía existir en el núcleo familiar o en el joven, declaró el experto en conducta humana. En esta ocasión, las intenciones de terminar con la vida de la pareja eran genuinas.

“La forma de matar tiene que ver con la intención del acto. Si hubiera atentado con un cuchillo o un palo, era una forma de causar daño, pero no necesariamente de causar la muerte. La intención era la muerte”, expresó.

“Lo que hizo este joven fue solucionar lo que para él era un problema. Ésta fue la opción que se dio en circunstancias de desesperación, donde se encontró atrapado en una calle sin salida y al no tener opciones en la vida real buscó una solución en la otra vida”, señaló Medina, quien también es perito al destacar que la determinación de suicidarse pudo haber sido su forma de evitar las consecuencias punitivas.

De forma preliminar, se habló de una disputa por asuntos económicos, pero al tratarse de una familia palestina, una cultura que tiende a ser restrictiva en muchos aspectos, Medina no descartó que las partes pudieran haberse enfrentado.

“Pudo haber habido un choque cultural entre alguien que se haya criado en Puerto Rico y las costumbres islámicas que son más estrictas y eso pudo provocar un choque entre lo que te piden hacer y lo que tú entiendes es tu derecho”, dijo.

Para el sociólogo y catedrático José Rodríguez, aquí hubo una acumulación de factores precipitantes que ayer, lamentablemente, explotaron sin haberse podido evitar. “Si no tenemos la capacidad y la estabilidad de manejar las situaciones, pudiéramos tener un caso como éste”, apuntó.

La clave está en conversar, afirmó. “Si ves que no hay capacidad de mediación, de manejar la situación, puede ser momento de buscar ayuda”, señaló Rodríguez sobre esas “banderas rojas” que nos dicen: que algo no está bien.

Estaban ahí

Medina no duda de que las señales de alerta tuvieron que haber sido visibles en algún momento. Pero, como usualmente sucede, probablemente fueron ignoradas y nadie tomó acción.

Lo primero, indicó, es descartar la posibilidad de un historial previo de salud mental, como puede ser: haber tenidos intentos suicidas o mostrar agresividad o actitud amenazante.

La persona, igualmente, pudo haber alterado su patrón de conducta dejando de realizar actividades placenteras o de índole social. Tiene que estar alerta: ésa podría ser la clave para evitar una tragedia.