José Raúl Arriaga, de 37 años, habló por teléfono con su “amigo” Luis Miguel Pérez Quiles, de 18 años, y el jovencito supuestamente le ofreció favores sexuales a cambio de dinero.

El periodista radial admitió así por primera vez que el ataque a puñaladas que sufrió fue producto de una propuesta de sexo por dinero.

Arriaga fue el único testigo en la vista preliminar en la que la jueza Evelyn Hernández de Mártir, del Tribunal de Bayamón, encontró causa para juicio contra Pérez Quiles por tentativa de asesinato y violación a la Ley de Armas por infligirle más de 20 heridas punzantes la madrugada del 7 de julio pasado.

En su silla de testigo, el periodista narró que lo buscó a su hogar, dieron varias vueltas por Corozal y Vega Alta, mientras el adolescente insistía en que tuvieran relaciones sexuales. Supuestamente, Arriaga se negaba, pero detuvo la marcha en un paraje solitario y “tanta fue la insistencia que dije: ‘lo voy a intentar’”. Sin embargo, alegó que el acto sexual no se consumó.

El abogado del joven, Federico López Santiago, le cuestionó si cuando accedió a tener intimidad con su cliente lo iba a penetrar a él o viceversa, y Arriaga contestó: “yo a él”.

Cuando le cuestionó si teniendo relaciones sexuales con el muchacho, que le había manifestado los problemas económicos que tenía porque estaba desempleado y su pareja acababa de dar a luz, era la mejor forma de ayudar al joven, éste respondió que no.

¿Aun así usted accedió?

Sí.

“En la declaración jurada dice que no sentía deseos, que no lo motivaba. ¿Es que no era tan lindo como el de Guayama?”, le ripostó el abogado de defensa, lo que los fiscales Lorraine Pietri y Edmanuel Santiago objetaron.

El abogado se refería al joven de 16 años que presentó una querella en agosto en dicha jurisdicción, porque supuestamente fue agredido sexualmente por Arriaga, razón por la que se radicaron cargos en contra del periodista radial.

Cuando López Santiago le pidió que explicara por qué no consumó el acto, el testigo contestó que “intenté, me bajé el zipper, él se bajó sus pantalones”. Agregó que cuando se fue a acercar al joven, le iba a “pegar” su órgano sexual, pero “me quité y nos montamos en el carro y no ocurrió”.

Manifestó que tenía intención de ayudarlo económicamente sin tener que consumar la “transacción sexual”, pero confesó que paró en un cajero automático, retiró $40 y no se los dio. En un momento dijo que quería “terminar con la pesadilla”, pero se contradijo cuando López Santiago le preguntó por qué no lo dejó en su casa, le dio el dinero y se fue, lo que no pudo explicar.

El abogado le cuestionó por qué tras los hechos había dicho a la prensa que no se trataba de un caso de índole sexual, y Arriaga le contestó que no se trataba de recoger a alguien en la calle para ofrecerle dinero a cambio de sexo.

Cuando hizo el relato de los hechos, el periodista se mantuvo tranquilo, como si estuviese reportando una noticia.

Relató que conoció al imputado en junio pasado, cuando todavía tenía 17 años, por medio de otro amigo, Christopher Centeno, de 18 años. Dijo que el 6 de septiembre, Miguel, como conocía a Pérez Quiles, lo llamó mientras estaba en su programa radial y le devolvió la llamada, a eso de las 11:35 de la noche, cuando iba de camino de Dorado a Corozal.

Manifestó que hablaron “de diferentes temas” y que el joven le pidió $70 u $80 a cambio de sexo.

Cuando el abogado le preguntó si no le incomodó la situación en ese momento, respondió que no.

Arriaga lo recogió en su hogar y dieron vueltas por Corozal. Alegó que el imputado le habló de la necesidad que tenía de dinero, “insinuando hacer algo sexual entre él y yo”. “En efecto, él hace el acercamiento directamente sobre hacer algo a cambio del dinero”, relató. “Yo estaba en la negativa. Pero cuando te insisten, confieso que estuve en un momento como que sí, no, sí, no, qué hago”, confesó.

Luego del intento que no se consumó, continuaron hablando “cordialmente”, pero que seguía insistiéndole.

En un momento dado, el joven le pidió ir al barrio Dos Bocas y estacionarse a orillas de la carretera para orinar, y él hizo lo propio. “De momento viene gritando con algo en la mano”, narró Arriaga, refiriéndose al cuchillo.

Dijo que el joven le pidió el dinero y las llaves del auto, que los sacó de sus bolsillos y salió corriendo. Alegó que el imputado se fue corriendo detrás de él, acuchillándolo.

Manifestó que un policía lo auxilió, que le dijo “ayúdame, soy periodista, ayúdame”. Fue transportado al CDT de Naranjito y luego al Centro Médico, donde estuvo hospitalizado 15 días.

En el tribunal fue ayudado ayer por la asistente de víctimas y testigos a quitarse la camisa para mostrar a la jueza las heridas que sufrió en la espalda y en los brazos.

López Santiago le preguntó si por ser una persona educada, profesional y por ser periodista, no pensó que no debía estar dando vueltas por la noche con un joven, a lo que respondió que “hubo reflexión personal”. Sin embargo, no dijo que la situación le incomodara.

La lectura de acusación se pautó para el 26 de octubre y el juicio para el 17 de noviembre.