Hombres habrían cobrado $750 por asesinar a Hilda Padilla a pedidos de su hijastra
Agente ofreció hoy su testimonio sobre el asesino confeso de empresaria en la avenida Los Filtros en Guaynabo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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La cantidad de dinero que presuntamente cobró Luis Enrique González Martínez por matar a la empresaria Hilda Padilla Pérez, el pasado 30 de septiembre, fueron $750.
Los otros $750, según el testimonio que ofreció hoy el agente investigador Roynashmil Rodríguez Martínez, pararon en las manos de William Alexis Avilés González, uno de los imputados del crimen junto a la hijastra de la occisa, Keishla Pérez Biggio.
Según el testimonio del agente, Avilés González era presuntamente la persona que conducía el Hyundai Elantra gris desde donde se hicieron 14 detonaciones, la mayoría contra el cristal de la conductora, Padilla Pérez.
También, el cristal de la puerta derecha del frente como el de la parte de atrás tenían impactos de bala.
El agente narró hoy en sala la secuencia de los hechos, según se los contó a su vez el asesino confeso, González Martínez.
Este recordó que unos dos meses antes que la empresaria fuera asesinada en la avenida Los Filtros en Guaynabo, Pérez Biggio, presuntamente, se acercó a González Martínez y le dijo que “había una mujer en el área de Bayamón que le hacía la vida imposible; que no podía venir al área de Bayamón porque estaban hablando de ella; que estaba bien ajorada porque la mataran; que cuánto le cobraba por matarla”.
Vista preliminar contra la hijastra de la empresaria asesinada en Los FiltrosVista preliminar contra la hijastra de la empresaria asesinada en Los Filtros
Posted by Primera Hora on Friday, February 28, 2020
El agente explicó que al interrogar a González Martínez, este “me narró que fue él el que mató a Hilda Padilla Romero junto con otras dos personas”, a quienes identificó como Kei, como él conoce a Pérez Biggio y a Avilés González.
Estableció que González Martínez, quien estaba preso tras ser arrestado con un arma, primero se negó a hablar del caso, pero luego aceptó decir lo que sabía.
Dijo que usaba sustancias controladas y pastillas y que Pérez Biggio le dijo que tenía problemas constantes con la víctima y en una de las conversaciones le preguntó cuánto le cobraba para matarla.
Él pidió $2,000. Al final recibió $1,500.
La imputada le dijo a González Martínez que necesitaba una persona de confianza que le acompañara a perpetrar el crimen. Fue cuando el testigo, presuntamente le indicó que tenía un amigo con quien estudió: Avilés González.
El día de los hechos, según el agente investigador, González Martínez y Avilés González, que usaron máscaras, siguieron en un auto Hyundai Elantra, color gris oscuro, la guagua Honda Pilot negra que conducía Padilla Romero junto a sus dos hijas menores.
Durante el trayecto por la PR-177, en la avenida Los Filtros, se mantuvieron en el carril del medio, pero al llegar a una luz intermitente y acercarse a la guagua, González Martínez “saca su mano y le hace disparos directamente al cristal donde ella estaba. Luego sigue a marcha hacia la Martínez Nadal”.
El agente indicó que luego del crimen González Martínez, quien testificará próximamente, llamó inmediatamente a Pérez Biggio para decirle que el encargo estaba hecho.
El dúo luego se dirigió hacia Caimito, donde vivía González Martínez al igual que Pérez Biggio.
En la tarde, y a preguntas de la fiscal Jessika Correa, el agente Rodríguez Martínez autenticó el registro de llamadas del número telefónico de González Martínez y que solicitó a una compañía telefónica.
Como parte de la evaluación que hizo el agente del registro, dijo que buscó el día 30 de septiembre, cuando ocurrieron los hechos, y que habían llamadas a número que presuntamente tenía en ese momento la imputada Pérez Biggio.
Aunque en repetidas ocasiones la defensa presentaba objeciones a preguntas de la fiscal, el juez le daba paso porque al final del día, dijo, él le daría el valor probatorio a lo presentado.
En el contrainterrogatorio, el abogado Edwin Castro, representante legal de González Martínez, le insistió al testigo que si en los videos que se presentaron en sala en algún momento se veía a su defendido en el auto de donde presuntamente salen los disparos.
El agente contestó que no.
También a preguntas de Castro, el agente aceptó que González Martínez nunca le dijo que Avilés González tuviese problemas con Padilla Ramos y que al día de hoy no hay evidencia fílmica que ubique al imputado en el auto, que no sea lo que dijo el asesino confeso.
Sin embargo, en un momento el abogado dijo que “William Avilés estaba guiando ese carro”.
Mientras, el testigo, que aceptó que llegó cuatro horas después a la escena, donde ya se había levantado la prueba, dijo que allí no había casquillos .45, que era los que usaba la pistola que presuntamente tenía Avilés González ese día y para la que no tenía permiso.
En la escena se ocuparon 14 casquillos de bala .40, compatibles con la declaración de González Martínez de que disparó en 14 ocasiones.
El asesino confesó alcanzó un acuerdo con Fiscalía para cumplir 37 años de prisión.
Como parte de su testimonio, el agente dijo que el día de los hechos recibieron dos llamadas, una a través del Sistema de Emergencias 9-1-1 y otra confidencial donde se ofrecieron datos del vehículo usado para cometer el crimen y el número de la tablilla.
Fue el 4 de octubre que el agente ocupó el Hyundai Elantra gris en el camino Los Martínez, de Caimito, que fue hurtado en un carjacking en Dorado y que González Martínez compró en un punto de drogas por $500.
A preguntas de la defensa, el agente aceptó que cuando ocuparon el auto no se veía la tablilla, y que tampoco era visible en los vídeos que se presentaron en sala.
Posteriormente, cuando le ocupan un arma a González Martínez también le ocupan un beeper que abrió el carroubicado en la escena.
Como parte del contrainterrogatorio, Castro mencionó que González Avilés trabajó el día de los hechos “hasta las 12”, en la empresa Lufthansa, en Aguadilla.
Por su parte, Carlos Ramos Pantoja, uno de los abogados de Pérez Bigio, contrainterrogó al testigo sobre cómo se llevó a cabo la confesión del asesino confeso.
Este, luego de varias horas de haberse negado a cooperar, accedió a decir lo que sabía sin ningún ofrecimiento por parte del agente, según dijo en sala el testigo.
Mientras, el abogado le recordó al testigo, que el viernes pasado, la hija mayor de la occisa testificó que había visto una motora negra y un individuo mirando hacia el auto el día del crimen.
En otro momento, Ramos Pantoja llevó al testigo a decir que hay muchos carros Hyundai Elantra gris oscuro así como armas calibre .40.
De otro lado, el testigo, a preguntas de Ramos Pantoja, dijo que no era correcto decir que alguien disparó primero a la parte derecha de la guagua Honda Pilot que conducía Padilla Ramos y que luego cruzó entre carros para entonces disparar por el lado de la conductora.
A su salida al mediodía, la defensa de Pérez Biggio dijo que “ahora se tiene que sentar el asesino confeso” a testificar.
Mientras, Castro dijo que el agente investigador “no es el testigo de cargo. El testigo de cargo es el asesino confeso y vamos a ver si el asesino confeso declara de la misma forma que él ha declarado hasta ahora”.
Por su parte, Sandra Padilla, una de las hermanas de la víctima, dijo que “para nosotros es algo bien fuerte, es un momento bien desgarrador porque ustedes vieron fotos de cómo dejaron a mi hermana. Nosotros como familia nos duele, pero tenemos que ser fuertes y estar aquí porque queremos que le hagan justicia a mi hermana, porque la muerte de mi hermana no puede quedar impune”, sentenció.
La semana pasada, la hija mayor de la víctima, relató a través del sistema de circuito cerrado, varios incidentes ocurridos entre su madre y Pérez Biggio. La víctima estaba casada con el padre de la imputada, José Pérez Colón.
La continuación de la vista preliminar contra Pérez Biggio y Avilés González -que enfrentan cargos por asesinato, tentativa de asesinato, violaciones a la Ley de Armas y riesgo a la seguridad u orden público al disparar un arma de fuego- continuarán los días 9 y 10 de marzo, a la 1:30 de la tarde.
El único testigo que falta es el asesino confeso y el juez Pedro Saldaña, del Tribunal de Bayamón, le impuso una orden de mordaza a las partes.