Inicia con testimonio desgarrador el juicio por muertes frente a El Prado
El agente Luis Montalvo Ayala declaró sobre lo que vio una vez llegó a la trágica escena.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Cuando el agente Luis Montalvo Ayala, de la División de Patrullas de Carreteras de San Juan, llegó a la intersección de la carretera PR-181 y la calle Julio Andino en Río Piedras, la noche del 1 de febrero pasado, se encontró con una escena que lo sacudió: tres cuerpos yacían en el pavimento con una estela de zapatos, pañales, bultos, biberones y medicamentos.
"Veo mucha sangre y masa expuesta como sesos", relató el agente ante preguntas de la fiscal Jimara Gabriel Maisonet.
Con este relato, inició este lunes en la tarde el juicio que se sigue contra Jonathan Soto Bonilla, en el Tribunal de San Juan, por la muerte de seis personas frente al caserío El Prado en Río Piedras.
Ante un jurado compuesto por ocho hombres, cuatro mujeres y dos suplentes, el agente declaró que observó el cuerpo de una niña con la masa encefálica "expuesta" en una isleta y, en otro punto, el cuerpo de un niño con las piernas "partidas". Al otro lado de la vía, identificó el cuerpo de una "señora mayor" con abrasiones, contusiones y un ojo hinchado.
Como parte de su análisis y recorrido, observó que paramédicos atendían a una mujer, que había quedado atrapada en un Toyota Corolla color gris, quien recibió un impacto por el lado delantero del pasajero.
Otra niña (Yaisa Maldonado) que estuvo involucrada en el accidente regresó con familiares para recibir asistencia médica.
"Esa era la única sobreviviente en ese momento... Los familiares la habían sacado del lugar por la escena tan fuerte", apuntó el agente investigador sobre la menor de 5 años, que posteriormente fue traslada al hospital.
En el lugar del accidente, también se encontraba el Toyota Camry color blanco y reportado hurtado, que manejaba presuntamente Soto Bonilla cuando atropelló a la familia.
Ese vehículo tenía el cristal del frente roto y las bolsas de aire (air bags) encendidas. Las puertas del conductor y del pasajero del frente estaban abiertas, así como la puerta del pasajero del lado del conductor.
Además, en su interior, según el testigo, había un gorro negro y una placa de detective.
Explicó que como en el lugar no se encontraba el conductor del vehículo que provocó el accidente, ni sus ocupantes, llamó a la División de Patrullas de Carreteras para activar el protocolo que se sigue en estos casos.
Como parte de la investigación, al lugar llegó el agente Aníbal Vélez, un perito en accidentes graves y mortales.
"El Toyota Camry Blanco tenía en la parte frontal un impacto grande con sangre y tejido (humano)", indicó el agente Montalvo Ayala, quien declaró que Vélez entrevistó por teléfono a un conductor de la Autoridad Metropolitana de Autobuses que podría haber presenciado el accidente.
"Vélez me dice que el caballero (AMA) le había informado que estaba dejando a un pasajero en la calle Julio Andino. Ve un carro blanco que le pasa rápido. Que luego ve personas por el aire y que ese vehículo luego choca otro carro", indicó Montalvo Ayala.
"Que había visto a ese carro por el carril del solo de la PR-181 en dirección a la avenida Piñero", agregó a preguntas de la fiscal Gabriel Maisonet, quien junto a la fiscal Lisette Sánchez Vázquez representa al ministerio público.
Presenta su teoría
Previo al testimonio del agente investigador, la fiscal Gabriel Maisonet presentó su teoría al jurado y repasó los cargos que pesan contra el acusado de 21 años.
Soto Bonilla, quien es presentado por Federico López Santiago, enfrenta seis cargos de homicidio negligente, dos cargos de lesión negligente, tres infracciones a los artículos de la Ley de Tránsito por provocar un accidente, abandonar la escena, conducir sin licencia y otro cargo por la posesión de un vehículo hurtado.
En el choque fallecieron Laura Vivas Rodríguez, de 73 años; su nieta Raiza Calderón García, de 21 años; y sus biznietos Laura Montalvo Calderón, de 3 años; Anthony Saldaña García, de 6 años; Génesis Saldaña García, de 9 años; y Amanda Calderón, de 10 meses de nacida.
Durante su exposición, la fiscal explicó que el acusado manejaba el vehículo a exceso de velocidad en una zona urbana donde el límite permitido es de no más de 25 millas por hora.
"Al llegar a la intersección PR-181 pierde el control del vehículo e invade la isleta en la calle Julio Andino. Impacta a siete personas y continúa su marcha. Luego invade la carretera 181 y choca otro Toyota", afirmó la fiscal, quien dijo que la prueba demostrará que en una comunidad acostumbrada al silencio la magnitud del crimen rompió con ese esquema".
Por ello, la misma noche del choque se empezaron a recibir confidencias sobre las personas que provocaron la tragedia.
"Dos nombres se repetían: Jonathan Soto Bonilla, conocido como “787”, y Josué Vázquez Feliciano, conocido como JE", precisó la fiscal.
El juicio sigue este martes a la 1:30 p.m.