Huellas brillaron por su ausencia
Los documentos judiciales de El Manco que estaban dentro de la ya famosa bolsa en el patio de la casa de Lorenzo estaban limpiecitos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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Hoy el proceso judicial se reanudó con el contrainterrogatorio de la defensa a Maldonado.
El dato sobre la ausencia de huellas dactilares salió a relucir en la vista en alzada que se sigue contra el hombre que apodan El Manco, en el Tribunal de Primera Instancia de Bayamón. También trascendió por primera vez en el caso, que los análisis químicos a un trozo de papel de aluminio y a una pipa con el logo de M&M, ocupados en el cuarto de Ana Cacho, dieron positivo a marihuana.
“No se encontraron huellas dactilares en los papeles”, declaró el agente Maldonado a preguntas del fiscal Mario Rivera Géigel en el tercer día de la vista en alzada.
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En su testimonio, el agente examinó las solicitudes de análisis para huellas dactilares de una denuncia y de una citación judicial a nombre de Rivera Seijo que estaban en el interior de la bolsa plástica ocupada en el patio de la casa de la familia Cacho el 10 de marzo de 2010. Aunque la Policía y los investigadores vieron la bolsa el mismo 9 de marzo cuando ocurrieron los hechos, no fue hasta el día siguiente que la ocuparon para efectos de la pesquisa.
En la vista preliminar, que culminó el pasado 8 de abril, con un fallo a favor de Rivera Seijo, trascendió que la bolsa no tenía huellas dactilares. Ayer salió a luz, que los documentos tampoco arrojaron huellas.
Admite fallos
En la vista en alzada volvieron a aflorar errores en la investigación del caso ya que el agente Maldonado con 35 años de experiencia en la Policía y 20 años de labores en el CIC de Bayamón, reconoció que en las dos entrevistas que le hizo a Rivera Seijo, como sospechoso, no le hizo las advertencias constitucionales que le cobijan de no autoincriminarse y de estar asistido por un abogado.
El oficial declaró que el 8 de abril de 2010, después que localizó a Rivera Seijo en la prisión 705, del Complejo Carcelario de Bayamón, lo excarceló para interrogarlo sobre los documentos que estaban en interior de la bolsa, hallada en el patio de la casa, de la urbanización Dorado del Mar.
“La bolsa plástica estaba en el mismo lugar que estaba el día anterior”, indicó Maldonado.
La jueza, Vilmary Soler Suárez, admitió los documentos sujeto al interrogatorio que le hará hoy la defensa, al testigo.
Le dijeron a Cacho que era sospechosa
El agente sostuvo también en su declaración que antes de excarcelar a Rivera Seijo, había entrevistado a Ana Cacho y que la fiscal Wanda Casiano, le hizo las advertencias de que era sospechosa. El policía añadió sin embargo, que la mujer no habló por instrucciones de su abogado.
Aunque dijo que el caso se comenzó a investigar como una caída, Maldonado narró que por el patrón de manchas de sangre que había en el cuarto donde dormía Lorenzo y el pasillo de la marquesina, desde el 9 de marzo de 2010, él comenzó a sospechar que no se trataba de un accidente.
Dijo que cuando regresan a la casa, el 10 de marzo de 2010, el objetivo era buscar “algo adicional”. El experimentado policía reconoció sin embargo, que aunque sabía que tenían que volver a la residencia no tomaron medidas para preservar la escena de los hechos.
Los otros testigos
El Ministerio Público, también sentó a declarar ayer a Juan Romero, un exconvicto que la noche del 8 de marzo de 2010 salió de la prisión Sábana Hoyos en Arecibo, junto con Rivera Seijo. Además prestó testimonio, Juan A. Vázquez, un pensionado del Ejército de 71 años, quien fue recoger a Romero con la madre de éste y le dieron pon hasta Dorado, a Rivera Seijo
Romero, quien fue traído desde Indiana donde ahora reside, declaró que Rivera Seijo le dijo que le habían dado una boleta errónea de excarcelación y que el hombre le pidió transportación porque no tenía comunicación con su familia. El testigo indicó que Rivera Seijo llevaba en sus manos una bolsa con con efectos personales.
Vázquez por su parte, declaró que entre 10:00 y 11:00 de la noche dejó a Rivera Seijo “en un fast food” de un centro comercial en Dorado.
“No se parece mucho, pero es el de la camisa roja”, dijo don Juan, mientras identificaba en sala al imputado.
El septuagenario, con su estilo campechano, le impartió un toque de humor a la vista, que era transmitida en vivo por medios digitales y televisivos. Don Juan le llegó a reclamar a la jueza que no lo dejaba hablar, mientras la magistrada le garantizaba que se le protegerían sus derechos como testigo.
“Ella no me deja decir las cosas”, dijo Vázquez en tono de queja mientras la jueza lo instruía a que no contestara hasta que el tribunal resolviera los planteamientos de derecho de las partes.
“Me está agitando y me pongo (nervioso)”, expresó en otro momento el testigo sobre las preguntas que le hacía el licenciado Moczó.
La vista sigue hoy a las 10:00 de la mañana en la sala 706, hasta donde llegó ayer numeroso público para presenciar las incidencias del caso.