Mayagüez.- Como de costumbre, Víctor Manuel Rodríguez Feliciano trabajaba en un taller de hojalatería en Mayagüez. Era un día tranquilo, pero su rutina fue alterada de sopetón cuando sorpresivamente un contingente de agentes de la Unidad de Arrestos Especiales del Departamento de Corrección y Rehabilitación irrumpió en su trabajo y lo detuvo.

Había sido confundido con un fugitivo clasificado como uno de los más buscados. Fue el inicio de una gran pesadilla.

Víctor Manuel, un joven hojalatero de oficio, fue arrestado en la tarde del 27 de mayo cuando una docena de efectivos de Arrestos Especiales de Corrección, en cuatro vehículos oficiales, con armas largas y cortas, rodearon el Taller Luisito, en la antigua calle Post en Mayagüez. Él lijaba un vehículo cuando lo detuvieron porque supuestamente era un “prófugo” de la justicia desde 1997.

Pero al que verdaderamente buscaban no era s él, sino a Víctor Alexis Rodríguez Feliciano.

“Entraron armados, me apuntaron a la cara, me tiraron al piso y les dije: ‘¿Qué está pasando? ¡Yo soy inocente! Y me dijeron: ‘Aquí no vale la inocencia; mandamos nosotros’. Me chequearon para ver si estaba armado, me esposaron, me levantaron y empujaron, para montarme en uno de los vehículos y llevarme al Centro de Detención del Oeste’’, narró visiblemente afectado Víctor Manuel.

Allí lo metieron en un cuarto, le quitaron la ropa, le gritaron que era un “caripelao”, que se había fugado. Él les pidió evidencia y los efectivos le enseñaron la ficha de fugitivo. Obviamente no era él, se los recalcó y repitió pero sus captores y le respondieron a Víctor Manuel que él “se había chapeado’’, cambiado de físico.

Víctor Manuel es de Mayagüez, nació el 9 de julio de 1976, mide seis pies con dos pulgadas y pesa 230 libras. Víctor Alexis, el prófugo que cumplía una condena por varios delitos, es de Ponce, nació el 27 de noviembre de 1968, mide cinco pies con cinco pulgadas y pesaba 130 libras al momento de su fuga en 1997.

Al observar ambas fichas, es obvio que no se trata de la misma persona. ¡Increíble!

“Me dijeron que ahora yo estaba gordito, que antes yo era un tecato sucio y que había cambiado mucho... Ahí llamaron al Secretario y su gente... se detuvieron en un negocio de comida rápida en Hormigueros y se dieron un banquete, y a mí ni agua me ofrecieron’’, dijo, al destacar que lo llevaban esposado y encadenado de pies y manos.

Nunca le dijeron que estaba arrestado ni le hicieron las advertencias de ley. Tampoco le respondieron ninguna pregunta al jefe de él, al contrario, cuando preguntó, le ripostaron que se callara la boca.

Lo llevaron a la cárcel Las Cucharas, de Ponce, donde fue ingresado en la sección de máxima para sumariados.

“Me metieron en las peceras para análisis y dijeron que era un sujeto peligroso. Dormía en el piso, sin mattress, con la misma ropa del trabajo y estuve en esa situación dos semanas, sin ningún tipo de aseo personal. Mi familia no sabía dónde estaba’’, narró.

El 13 de junio, lo llevaron ante la presencia de un juez en el Centro Judicial de Ponce, que lo acusó por la fuga del 12 de mayo de 1997. Ese mismo día, lo ficharon y lo devolvieron a prisión. Finalmente, fue excarcelado el pasado 17 de junio, cuando se evidenció que había sido un arresto ilegal.

El abogado criminalista Harry Padilla logró demostrar que los agentes de Arrestos Especiales de Corrección se equivocaron al intervenir con Víctor Manuel. La jueza María M. Cabrera Torres declaró ha lugar el recurso de hábeas corpus luego que la fiscal de distrito de Mayagüez, Blanca Portela, dijera al tribunal que no le cabía la menor duda de que Víctor Manuel no era el prófugo Víctor Alexis.

La fiscal conocía bien a Víctor Manuel porque éste, en el 2001, había cumplido una corta condena por violación a la Ley de Sustancias Controladas y porque en el 2003 le asesinaron a un hijo de tres años.

“Este tribunal no tiene dudas de que el señor Víctor Manuel Rodríguez Feliciano fue encarcelado ilegalmente, en lugar de la persona que efectivamente se había fugado de la custodia de la Administración de Corrección’’, expresa la sentencia en la que la jueza ordenó que fuera excarcelado de forma inmediata.

Víctor Manuel dice que lo que vivió por tres semanas fue una pesadilla que no se la desea a nadie. Lo más que lamenta es que por estar ilegalmente en prisión se perdió la graduación de prekínder de su hijo de cinco años, Josua Manuel Rodríguez Martínez, en Hormigueros. “El niño vio a sus amiguitos de clases con sus padres y comenzó a llorar... y yo estaba detrás de unos barrotes, pensando cómo estaba mi hijo, derramando lágrimas, porque no podía estar con mi hijo’’, expresó con voz entrecortada tras lo cual pidió una disculpa pública y la intervención de la Comisión de Derechos Civiles.