"Eran prisioneros en un apartamento que era un infierno".

En su informe inicial, John Martin, abogado del convicto por asesinar a una informante federal, Xavier "Xavi" Jiménez Benceví, manifestó ante el jurado y el juez federal, José A. Fusté, que su representado vivía encerrado en un apartamento de tres habitaciones en un residencial público con 14 hermanos, que todos eran maltratados física y emocionalmente por sus padres y que su madre los mandaba a robar comida si tenían hambre y efectos escolares para ir a la escuela.

En la segunda fase del juicio contra Jiménez Benceví, a quien el jurado ya encontró culpable por el asesinato de Delia Sánchez Sánchez y que ahora determinará si es condenado a prisión de por vida o a la pena de muerte, comenzaron a declarar los testigos que tratarán de probar mitigantes en el caso para buscar evitar que sea sentenciado a la pena capital.

"Claro que allí (en su hogar) no había amor, no había protección, todo lo contrario... Creció como una persona dañada. Trató de ser lo mejor, pero se cayó. Pero a veces el daño es demasiado grande y quedas atrapado en el mundo criminal", expresó Martin, quien representa al convicto junto a Laura Maldonado.

"Ya lo encontraron culpable por un asesinato a sangre fría. No voy a debatir eso. Pero espero que aún estén abiertos a escuchar esta prueba mitigante. Que no se cierren a los hechos tan horribles que han escuchado. Esperamos que lo sentencien, no a la muerte, pero a pasar el resto de su vida detrás de las rejas", agregó.

La primera testigo fue una de las hermanas del joven de 28 años, Brenda Jiménez Benceví, quien no pudo contener las lágrimas al recordar el maltrato del que fueron víctimas por sus padres.

Algunos miembros del jurado se conmovieron cuando la joven relató que su padre, Raymond Jiménez, usaba drogas al frente de ellos y los mantenía encerrados en el apartamento del residencial Brisas de Bayamón, por lo que los vecinos les llamaban "los prisioneros". Dijo que "nunca" supo lo que era celebrar Navidad ni cumpleaños, mucho menos lo que era comer en familia.

Cuando el abogado le preguntó a Brenda si su padre los ayudaba a hacer asignaciones, o llevarlos a la escuela o a comprar ropa, ella contestó: "Nunca". Igualmente respondió en negativa cuando le cuestionó si sus padres los abrazaban o demostraban cariño.

"Nunca supe lo que es eso. Nos maltrataba y nos golpeaba", declaró Brenda, mientras su hermano secaba sus ojos con un pañuelo desechable.

¿Abusó de usted sexualmente?

-(Pausa, llorosa) Me llegó a tocar mis partes privadas.

Brenda indicó que su padre les daba con correas, cables y con tallos de rosas con espinas. Mostró en sala las marcas que aún a sus 35 años son visibles en sus piernas de las cicatrices de esos golpes. Aclaró que cuando iba a la escuela, su madre Milagros Benceví le trataba de esconder las marcas al dejar la falda del uniforme larga y le ponía medias que le llegaban hasta las rodillas. De hecho, destacó que su madre no los protegía y se iba a otro cuarto cuando su padre les golpeaba.

Cuando el abogado le preguntó si alguna vez denunció los actos a sus maestros, dijo que no, "por miedo, por vergüenza".

Su padre maltrataba también a su madre, y confesó que sus hermanos sostenían riñas continúas.

Cuando Brenda tenía 14 años, su padre se fue del hogar y no pasaba pensión a su madre, quien le reclamaba a sus hijos por su partida, al tiempo que continuó maltratándolos. Explicó que sufrieron muchas necesidades y su mamá mandaba a Xavier y a otros hermanos menores al supermercado a robar comida cuando se atrasaba el pago de los cupones. También los mandaba a buscar comida en los zafacones y a robar efectos escolares.

"Me da pena decirlo, pero mi mamá nos mandaba a robar", agregó.

Martin le preguntó cómo actuaba Xavier, y ella señaló: "Él nunca hablaba ni se expresaba. Siempre estaba en su mundo. Siempre triste desde niño... Siempre se encerraba o se le escapaba a mami con sus amigos".

En 1999, contó que un artículo periodístico relacionado a una intervención del Departamento de la Familia en dicho hogar, le "afectó mucho" a su familia, y su madre escondía a sus hijos más pequeños para que no los removieran del hogar.

Destacó que de los 15 hermanos, Alexis, Raymond, Reynaldo, Rubi, Rebecca y Nancy también han tenido problemas con las autoridades. Los varones por casos de robo y las féminas por enfrascarse en una pelea entre ellas.

A preguntas del fiscal José Capó, Brenda dijo que se considera una buena persona, aún cuando fue criada bajo las mismas circunstancias que sus hermanos. Dijo que no considera a Raymond Jiménez como su padre y que jamás le dejaría a cargo sus dos hijos.

 En un momento, le presentaron a Brenda una foto de su padre cargando a uno de los cinco hijos del hoy convicto y Martin le preguntó si esa foto probaba que el abuso nunca ocurrió.

"Las apariencias engañan", respondió.

Más adelante la mujer respondió, llorosa, que entendía que había "bien" en el corazón de su hermano.

Una vecina de la familia, Nydia Concepción Rodríguez, relató que al padre de Brenda y Xavier le decían "el monstruo" y que antes de que él abandonara la casa, no veían a los niños porque siempre estaban encerrados. A la madre la describió como "una persona agresiva, de baja autoestima, maltratadora (sic)".

Manifestó que, de afuera, se escuchaban "cantazos fuertes, muchos gritos de desesperación, palabras fuertes, puños", mientras hacía ruidos con sus manos dando contra el mueble.

"Brenda me llamaba por la ventana de atrás pidiéndome ayuda", recordó la vecina, quien dijo que el caso fue reportado al Departamento de la Familia, pero cuando iban, no les contestaban la puerta.

Cuando el fiscal James Dennis Peterson le preguntó si, además de Xavier, otro de los hermanos había matado a alguien, la testigo declaró: "No puedo decir si él los mató. Eso es la noticia, pero yo no lo vi".

Jiménez Benceví fue encontrado culpable por el asesinato de Sánchez Sánchez, quien era su concuñada e informante de las autoridades federales. Una vez él se enteró que ella lo entregaría a agentes federales por sus actos de narcotráfico en el residencial Falín Torrech, en Bayamón, se encontró con ella el 21 de junio de 2010 y la mató frente al colmado Hernández.

Mañana, viernes, continúa la segunda fase del juicio para determinar la condena que cumplirá.