Luquillo. A lo lejos se veía un puñado de surfers desafiando la furia de las olas provocadas por los vientos de una onda tropical que recientemente amenazaba a la Isla. Entre ellos estaba Héctor Figueroa, quien suele visitar al menos tres días a la semana la playa conocida como La Pared, la favorita de muchos amantes del boogie y del longboard en el área este del país.

Luego de varias maromas, Héctor salió del agua. Muchas personas que observaban a los deportistas acuáticos fijaron atónitos y con admiración su mirada en él.

Y es que para sorpresa de muchos, aquel muchacho que minutos antes deleitaba al público con sus malabares en el mar, tiene amputada su pierna izquierda.

En cambio, esta situación no ha sido limitación para que Héctor practique –desde hace un año– lo que se ha convertido en uno de sus pasatiempos favoritos: el surfing.

“Siempre he amado el mar. De hecho, aquí conocí a mi esposa. Y el surfing es algo que siempre quise hacerlo, pero no sabía... fue hace un año que me decidí y dije: 'me voy a meter... este será mi reto'. Y así fue”, explicó el joven de 26 años.

“Fue duro al principio, pero siempre me encomiendo al Señor con oración y digo: 'Señor, quiero que seas tu mi entrenador'”, agregó quien es oriundo de Fajardo.

“Muchos de los muchachos me ven salir del agua y dicen: 'diantre, no sabía que no tenías una pierna y tanto que yo me quejo'”, cuenta sobre la reacción que tienen sus compañeros de deporte cuando lo conocen.

Héctor explicó que la amputación de su pierna ocurrió cuando tenía 19 años a consecuencia de una lesión que sufrió en un lunar o malformación vascular que tuvo de nacimiento.

“Nací con un lunar vascular hereditario en la planta del pie... de los colorao's. Nunca tuve problemas con él hasta un día que corriendo en un parque pasivo (en Fajardo) me espeté un erizo exactamente en el lunar... ahí comenzó todo el proceso”, explicó el joven sobre el incidente que ocurrió precisamente cuando comenzaba a despuntar como un buen prospecto en el béisbol.

“Con la herida ese hemangioma o malformación vascular de venas se me infectó y ulseró... desde entonces estuve en varios tratamientos. De hecho, me operaron, me pusieron injerto pero el área volvió a ulserar y salió en unas patologías que algo andaba mal”, añadió al explicar que prácticamente estuvo casi cinco años sin caminar debido a las complicaciones de salud.

El escenario se tornó más tenso para Héctor pues, según relató a este diario, al mismo tiempo su madre batallaba contra un diagnóstico de cáncer.

“Mentalmente fue bien difícil para mi. Estaba en plena juventud, tuve que dejar el deporte que más amaba que era la pelota y mi mamá tenía cáncer... fue tan difícil que en mi ignorancia intenté quitarme la vida”, dijo.

Irónicamente, fue su mamá –quien en ocasiones postergó sus citas médicas para atenderlo– quien se convirtió en su pilar de fortaleza.

“Dejó a un lado su enfermedad para encargarse de mi y eso me sirvió de ejemplo más adelante, pues siempre se mantuvo fuerte... Mi mamá falleció en 2004 y decidí dejarlo todo en las manos del Señor. Le pedí que me ayudara a tomar una decisión... ahí decidí y entendí que lo mejor para mi salud era amputar la pierna”, explicó.

Héctor reconoce que en un inicio se le dificultó realizar tareas cotidianas, pero con voluntad pudo salir adelante.

Posteriormente, una prótesis lo ayudaría en el proceso de rehabilitación.

“Aquí donde me ves juego baloncesto, he competido en ping pong y soy súper ágil... la gente me ve en la calle y dice: 'wow, con prótesis y míralo'. Y eso me agrada porque sé que soy ejemplo para mucha gente que anda quejándose todo el tiempo”, destacó quien actualmente está casado y tiene dos niñas que se han convertido en su proyecto de vida.

“Quiero ser ejemplo para mis niñas Luz Camila (3 años) y Mía Angelique (1)... que sepan que su papá se propone cosas y las logra. Que no tengo límites”, expresó quien agradece el apoyo incondicional que le provee su esposa Karisha Hernández, quien es su amiga desde que eran adolescentes y lo acompañó en los momentos que más lo necesitaba.

Por lo pronto, Héctor -quien labora como asistente de producción en la cocina de un restaurante de comida rápida- adelantó que se propone mejorar sus técnicas en el surfing, pues aspira inscribirse en una competencia.

“Me puse un término de dos años... quiero prepararme mejor”, dijo al mencionar que en se septiembre hubo una competencia la que usó para familiarizarme, “conocer el reglamento y aprender cuáles son los trucos que me darían más puntuación”.