Fiscalía asegura que tiene evidencia independiente contra Hilton Cordero
Un disco duro entregado por su exesposa Deborah Martorell en 2011 tenía 89 imágenes sexualmente explícitas de una menor.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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Hilton Cordero Rosario, convicto por posesión de pornografía infantil, tenía 89 imágenes sexualmente explícitas de una menor en un disco duro externo de computadora que fue entregado voluntariamente a las autoridades federales por su exesposa Deborah Martorell.
El disco forma parte de evidencia independiente que la Fiscalía Federal aseguró tener para sostener el caso contra el excomisionado de la Policía Municipal de San Juan y que no fuese "contaminada" por los allanamientos que hizo la Policía de Puerto Rico, según determinó el Primer Circuito de Apelaciones de Boston.
El 1 de junio pasado, el juez federal Gustavo A. Gelpí ordenó al fiscal Marshal D. Morgan informar si presentarán prueba que demuestre que parte de la evidencia contra Cordero Rosario no fue contaminada. Esto a raíz de la determinación del Primer Circuito de Boston, que el 4 de mayo pasado ordenó realizar una vista para considerar si la evidencia en el caso estaba contaminada y no debió ser admitida.
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En su apelación, la defensa de Cordero Rosario, compuesta por Melanie Carrillo y José L. Nieto, sostuvo que los dos registros que llevaron a cabo la Policía de Puerto Rico para la incautación de su computadora y otros efectos, no se hizo correctamente.
La defensa destacó que el segundo registro no fue autorizado por su cliente, sino por su entonces esposa y el Apelativo decidió que debe celebrarse una vista para que se determine cuál de toda la prueba fue contaminada y debe ser suprimida.
Morgan explicó que el 21 de abril de 2011, Martorell entregó de forma voluntaria un disco duro externo de 320GB que no fue ocupado por la Policía en los allanamientos que realizaron el 4 y 25 de febrero de 2011 en la residencia donde vivía Cordero Rosario, su esposa y dos hijas. Ella también autorizó a examinar la computadora de la familia, que no tenía clave de acceso o "password".
"El consentimiento de D.M.C. a las autoridades federales para examinar la computadora de la familia y al entregar voluntariamente el disco duro no fueron basadas en el allanamiento de la Policía, sino, entre otras cosas, en el gran interés de D.M.C. para que la autoridades federales abrieran una investigación independiente por los alegados abusos que cometió el acusado, un agente de ley local con fuertes lazos con la policía estatal, en contra de su hija mayor P.C.M.", reiteró Morgan, quien recordó que el 4 de febrero de 2011, el Departamento de la Familia solicitó una orden de protección para la menor contra Cordero Rosario por alegación de actos sexuales en su contra.
De la moción se desprende que entre el 25 de febrero y el 15 de abril de 2011, las autoridades locales mostraron a Martorell las fotos de la menor que encontraron en la computadora de su entonces esposo a ver si la conocía, y la identificó como una vecina que era amiga de su hija mayor.
A los agentes federales, Martorell les dijo que Cordero Rosario le indicó en un momento dado que si encontraba imágenes sexualmente explícitas de menores en la computadora de la familia, era porque estaba asistiendo a la Oficina de Seguridad Interna del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE-HSI) en una investigación de pornografía infantil. Fue entonces que les dio el consentimiento a los agentes del ICE-HSI de examinar la computadora que fue allanada previamente por oficiales estatales.
De las entrevistas con Martorell se desprende que ella interesaba que se evaluara el caso a nivel federal por las influencias de Cordero Rosario en el sistema local, para que no se afectara la investigación. Les indicó que "haría cualquier cosa en el mundo y lo que fuese por encontrar si su hija había sido abusada por su padre". Martorell les dio además cinco teléfonos celulares, nueve discos compactos, un DVD, un USB y un disco duro externo.
El 2 de mayo de 2011, basado en el consentimiento de Martorell, analizaron el disco duro de la computadora de la familia y encontraron imágenes de pornografía infantil de la vecina, a quien luego entrevistaron.
La joven relató que los hechos ocurrieron cuando tenía entre 13 y 18 años, cuando Cordero Rosario le pedía que caminara por su apartamento en ropa interior para él verla por el balcón, y le pagaba entre $60 y $80. Luego le dio $100 para comprar teléfonos prepagados para que se tomara fotos desnuda y se las enviara, pero sus padres se los rompían al ella no decirle de dónde venía el dinero. El hoy convicto volvía a darle dinero para que comprara otro, según se alegó.
De le entrevista surge que Cordero Rosario le pagaba entre $100 y $600 en efectivo por las fotos y mientras más sexualmente explícita fuesen, más dinero le pagaba. También le dio una cámara digital para que se tomara fotos y se las entregara. En el disco duro ocupado, encontraron 76 imágenes de la entonces menor que fueron tomadas con la cámara. La joven alegó que una o dos veces a la semana, se reunía tarde en la noche en el apartamento de él, donde le pagaba. En ocasiones la sentaba en su falta y cometía actos lascivos mientras le mostraba pornografía de adultos.
"Basado en esto, los Estados Unidos respetuosamente somete que la investigación federal independiente descubrió y desarrolló evidencia bajo circunstancias que van a atenuar el impacto de una potencial contaminación de los allanamientos de la Policía, por lo que ninguna de la evidencia recopilada por las autoridades federales, incluyendo los testimonios de M.M.T.H. (vecina víctima) y de D.M.C. debe ser suprimida", lee la moción del fiscal.
El 1 de febrero de 2013, Cordero Rosario hizo alegación de culpabilidad por posesión de pornografía infantil que contenía en un disco duro que era parte de la computadora de la familia, que fue confiscada por la Policía de Puerto Rico el 4 de febrero de 2011. Fue sentenciado el 18 de noviembre de 2013 a 10 años de cárcel y 15 años de libertad supervisada, y a restituir $48,675 a la perjudicada.
"Primero quiero expresar que pido perdón a todo el que ha sufrido dolor y sufrimiento, especialmente a mis hijas Pamela y Carolina, a mi exesposa Deborah, mi familia, mis amistades y por último, pero no menos importante, a su señoría por su cortesía y respeto", expresó el convicto durante la lectura de sentencia.