La falta de higiene y de tratamiento médico de la bebé de un año, la ausencia de limpieza en su apartamento y su historial en el Departamento de la Familia llevaron a la fiscal Melissa Vázquez a “entender que aquí había un caso de maltrato”.

Así lo declaró la jefa de la Unidad Especializada de Violencia Doméstica, quien testificó en el segundo día del juicio contra Francheska Soto Meléndez por maltrato por negligencia tras tomarle una confesión cuando investigó el caso en junio pasado.

Ante la jueza Gisela Alfonso Fernández, del Tribunal de San Juan, destacó que, aunque en un principio se pensó que la menor fue víctima de abuso sexual, fue descartado luego de ser evaluada por la directora del Programa Biosicosocial, Brenda Mirabal.

Pero que al preguntarle a la hoy acusada, de 19 años, sobre la irritación que su hija tenía en su área genital, la joven le dijo que era por dejarle el pañal puesto mucho tiempo porque no tenía dinero para comprar pañales. Tampoco hizo gestiones para tener la tarjeta de la Reforma de Salud ni para cupones del PAN ni WIC.

A preguntas de la fiscal Maritza Morales, relató que en la confesión que le tomó el 3 de junio de 2011, la joven le narró que no le interesaba la niña. Dijo que el apartamento estaba sucio con comida con gusanos y ropa y basura en el piso por su propia negligencia.

El abogado Marcos Rivera cuestionó la admisibilidad de dicha declaración jurada, alegando que su clienta llevaba dos días sin dormir y que no declaró voluntariamente ni a conciencia y sin saber las consecuencias.

La magistrada se reservó la admisión.

Pero al abogado cuestionarle a la testigo si entendió que la joven declaró a conciencia, con inteligencia y voluntariedad, Vázquez contestó que sí.

Testificaron además dos trabajadores sociales del Departamento de la Familia que atendieron el caso, Luis Lebrón y Sylvia Colón. Ambos indicaron que el caso se comenzó a investigar como de abuso sexual.

Colón indicó que fue la trabajadora social hasta diciembre pasado y que la custodia de la menor y la de su hermanito las tiene la abuela materna, Mayra Meléndez, pero a preguntas del abogado tuvo que admitir que viven con su abuela y su madre, quien, según el plan de la agencia, es quien se hace cargo de los menores.