“La víctima es el pueblo de Puerto Rico”.

Éstas fueron las palabras del fiscal Peter Koski, luego de un infructuoso intento para determinar quién filtró el documento confidencial del FBI que contiene las declaraciones del convicto ex senador Jorge de Castro Font sobre personas que le hicieron aportaciones a campañas o que supuestamente estuvieron vinculadas a actos ilegales relacionados con la aprobación de proyectos legislativos.

Al final del día, el fiscal indicó al juez Francisco Besosa que “en este momento” no había evidencia de que se violó la orden de protección, por lo que no iba a solicitar la imposición de sanciones.

“Es bien frustrante para el Gobierno, cuando se hace descubrimiento de prueba a la defensa, que estos documentos caigan en posesión de personas no autorizadas”, dijo.

Expuso que se hace muy difícil cuando se llevan investigaciones de corrupción pública y estos documentos se filtran porque se afectan las pesquisas, impide que las personas quieran cooperar porque sus nombres van a ser mencionados y alienta el que se cometan actos ilegales.

“La víctima es el pueblo de Puerto Rico. Se hace más fácil que la gente se involucre en corrupción y que las fuentes desistan porque sus nombres van a salir. Hace daño al Gobierno y hace daño al pueblo de Puerto Rico”, reiteró.

Ayer, desfilaron seis testigos citados a la vista evidenciaria que perseguía que se arrojara luz sobre cómo el documento clasificado del FBI llegó a las manos del presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, y al investigador Pepo Freyre Fraticelli.

Koski interrogó a los testigos en torno a la accesibilidad a la oficina en que se reunían los abogados de la defensa de Héctor Martínez y Juan Bravo en la calle Loíza en Santurce.

También preguntó directamente si habían visto el documento, si le habían sacado copia y si se lo dieron a alguna persona, incluyendo al líder senatorial.

El primero en declarar fue el periodista Luis Penchi, quien dijo que sólo se limitó a entrevistar a Freyre Fraticelli en un programa de análisis radial por Boricua 740.

El segundo testigo fue Freyre Fraticelli, quien sostuvo que se lo dejaron en el buzón de correo de su casa y que no tenía idea de quién se lo dejó.

Freyre declaró que le ofreció la información al periódico El Nuevo Día y que allí le respondieron que su política es no comprar información.

Por su parte, el senador Roberto Arango declaró que vio el documento cuando Rivera Schatz lo presentó en el caucus. Indicó que solía viajar en el vehículo Tahoe de Rivera Shatz y que siempre guiaba un chofer.

El interrogatorio al ex abogado de Martínez, Edgar Vega Pabón, fue el más breve. Éste declaró que nunca vio el documento.

Tocó el turno a Ricky Roark Annunziato, el amigo de Martínez, quien dijo que trabajó como asesor legislativo.

Koski estableció mediante sus preguntas que Roark estaba integrado al equipo de defensa, que participaba de las reuniones en Cámara con el juez, que se sentaba en primera fila con los ayudantes y abogados, y que además iba con frecuencia a la oficina donde se reunían los abogados. Indicó, como había señalado ya el abogado Abbe Lowell, que tenía acceso a los documentos. Al preguntársele si vio el documento de De Castro Font, primero dijo que no, luego que probablemente sí, pero que no lo leyó porque tenía a su cargo la traducción de documentos para Martínez.

Koski preguntó directamente si sacó copia del documento y si se la dio a Rivera Schatz, lo que Roark contestó en la negativa.

Contrario a lo que había solicitado, a Rivera Schatz lo dejaron para lo último. Éste declaró que el documento se lo dejaron en el parabrisas de su carro durante una visita a su oficina, pocos días antes de su discurso en el hemiciclo. Dijo no recordar en cuál de sus vehículos fue ese día y si había alguna otra persona.

A preguntas del fiscal , aseveró que no siempre anda con un chofer y que él acostumbra guiar sus vehículos. Fue entonces que Koski le preguntó por Ramón Morales y Schatz contestó: “Si es el Morales que yo conozco, es escolta de la Policía y va en el segundo vehículo de la avanzada”.

Quedó en un misterio por qué le preguntaron por Morales.

Koski mostró al testigo unas fotografías del área donde ubica su oficina en Guaynabo, incluyendo una toma desde un balcón, en lsa que se apreciaba el estacionamiento del edificio. En lo alto de la estructura se destacaba una cámara de seguridad.

“Ahora que veo las fotos del edificio que tomó la fiscalía, no descarto que hayan sido ustedes quienes me pusieron el documento”, dijo.