La defensa de Alexis Candelario Santana, el cerebro de la Masacre de La Tómbola, llamó a hermanas, al padre y a una de las hijas del convicto para que testificaran a su favor, aludiendo a las condiciones de pobreza que podrían dar alguna explicación o contextualizar una vida criminal.

Pero la Fiscalía Federal pudo establecer que el notorio gatillero y cabecilla de una organización criminal tuvo varias oportunidades para distanciarse del narcotráfico, actividad que su familia condenaba.

Durante la tarde de hoy los abogados de defensa concluyeron la presentación de testigos durante una fase del proceso en que el jurado tendrá que determinar si Candelario Santana, mejor conocido como “Congo”, debería ser sentenciado a cadena perpetua o la muerte por inyección letal. 

El sujeto fue declarado culpable el pasado 8 de marzo de una veintena de asesinatos relacionados con una empresa criminal continua. Se requiere de una decisión unánime de los 12 miembros del jurado para una sentencia de pena capital.

Durante este proceso la defensa intentó presentar factores atenuantes a favor de Candelario Santana, pero la Fiscalía Federal marcó un contraste diametral entre Candelario Santana y otros familiares que, a pesar de su crianza difícil por sus condiciones de pobreza extrema, pudieron graduarse de escuela superior, obtener trabajos, incluso, algunos estudios universitarios. Cabe destacar que el convicto tiene otro hermano que se declaró culpable por narcotráfico.

Adversidades de crianza

Los testimonios pudieron presentar un cuadro de la extrema pobreza de la familia de Candelario Santana. 

El sujeto era el sexto de once hermanos. Con excepción de la hermana mayor, la familia vivía en una residencia de dos cuartos que carecía de luz eléctrica y agua potable en Sabana Seca, Toa Baja.  Un punto de drogas se operaba frente a la casa por un tío de Candelario Santana. Éste, sin embargo, asumió el control del negocio luego que el familiar muriera e ingresaran a un hijo de éste a la cárcel.

No obstante, la Fiscalía Federal centró sus preguntas en las enseñanzas de la madre del hogar, que en varias ocasiones intentó mudar a su familia para distanciarse del punto de drogas. Ésta mantuvo a su familia como mucama y cocinera, pero murió el 1997 por causas naturales. El padre de Alexis, por otro lado, procreó 11 hijos con cuatro mujeres.

Habla la hija de Alexis 

El momento más emotivo de la tarde se dio con un el testimonio de una hija de Alexis, Alexandra Candelario, de 23 años de edad.

“Él es un ser humano, es padre, hermano, tío. Es una persona importante para mí y verlo así, entre la vida y la muerte, es como si yo estuviera entre la vida y la muerte”, testificó.

Pero la fiscal María Domínguez, subjefa de la oficina en Puerto Rico, trajo a colación las muertes de sus familiares que son atribuidas a su padre.

También le preguntó sobre una comunicación digital en que ésta describió a una prima segunda, prima de Alexis, como una  “chota”.

La mujer, Yanet Martínez Santana, había testificado en dos ocasiones en el juicio y uno de sus hijos, ahijado del convicto, fue ejecutado en la Masacre de La Tómbola. Alexis también mató a un hermano de Yanet en 1996.

“Sabes que a los que mataron en La Tómbola, que también tenía el derecho de crecer junto a sus padres, ya no lo tienen?”, cuestionó Domínguez.

“Desgraciadamente”, respondió la joven.

El atentado de La Tómbola, perpetrado el 17 de octubre de 2009, dejó un balance de ocho muertes, la muerte de una criatura de ocho meses de gestación (la madre sobrevivió) y 20 heridos de bala. Candelario Santana dirigió un grupo de sicarios que dispararon indiscriminadamente contra ciudadanos que acudieron al antiguo negocio para su apertura. El objetivo del atentado era matar a un primo de Alexis que dirigió su organización cuando éste cumplía una sentencia en el foro estatal por 12 asesinatos.