“Eran unos héroes”: amigos y compañeros recuerdan a los tres agentes fallecidos en Isla Verde
Narraron sus últimas horas y los momentos agradables que guardarán en sus memorias.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Al policía estatal Luis Marrero Díaz solo le faltaba un minuto para salir de trabajar cuando escuchó de una persecución en Carolina; mientras, el agente estatal Eliezer Hernández Cartagena se encontraba almorzando cuando escuchó por radio lo sucedido. Ninguno lo dudó, se colocaron sus chalecos antibalas y caminaron al expreso Román Baldorioty de Castro sin saber que fallecerían en el cumplimiento del deber.
Junto a ellos también perdió la vida el agente municipal Luis Salamán Conde, quienes intentaron detener a un hombre, aún sin identificar, que se había ido a la fuga luego de chocar una guagua y cometer un ‘carjacking’. Entonces, comenzó una persecución desde la carretera PR-3 hasta la Baldorioty, donde se desató un tiroteo.
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El ambiente en cuatro oficinas policíacas de Carolina, visitadas por Primera Hora, era desolador. El silencio, los rostros afligidos y los ojos llorosos ofrecían un panorama claro de las insuperables pérdidas.
“Era un excelente agente, trabajador, responsable. Era una buena persona, un buen padre. Siempre daba la milla extra. Le faltaba un minuto para salir. Escuchó lo sucedido y cruzó a la Baldorioty. Si fuera otro, no iba”, recordó de Marrero Díaz una uniformada que prefirió no identificarse.
La agente, quien se encontraba ayer en la oficina de la Policía que ubica en el Centro de Servicios Múltiples de Isla Verde, justo al frente de los trágicos hechos, mencionó que todos sus compañeros se encuentran afligidos y que recibirán ayuda sicológica.
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Por su parte, el director del Centro de Servicios Múltiples, Juan Ortiz, describió a Hernández Cartagena, a quien conocía hace 25 años y que laboraban en el mismo lugar hace cinco, como un “relacionista público nato”.
“Puedes ir a cualquier negocio en Isla Verde y todos te van a hablar maravillas de Eliezer. Era la persona que si tenías un problema, se lo decías y te lo resolvía en el momento. Era ese tipo de calidad de ser humano. Al igual que Marrero, el estatal, que también llevaba mucho tiempo en Isla Verde, es bien querido por todos los comerciantes, le resolvía los problemas, aquí le decíamos a ellos dos ‘Los resuélvelo todo’. Así de entregados a su trabajo eran ambos oficiales”, sostuvo.
El día de la masacre, Ortiz no tuvo la oportunidad de hablar con Hernández Cartagena, lo saludó de lejos en la mañana, pues tenía una reunión en la alcaldía.
“Podría decirte mil cosas bonitas de él, pero te lo resumo todo: era tremendo ser humano y servidor público”, destacó.
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Quien sí compartió con él minutos antes de su muerte fue Taína Ramos Guzmán, gerente general de Chido’s, uno de los restaurantes que Hernández Cartagena frecuentaba en su hora de almuerzo.
“Él estaba conmigo almorzando cuando tiraron por radio lo que estaba sucediendo. Se puso su chaleco y salió. Estaba en su hora de ‘break’ y salió a su deber. Yo me digo: ‘Mano, si no hubiera respondido’. Porque no le tocaba. Eran unos héroes”, indicó.
La gerente se enteró de la muerte de Hernández Cartagena, a quien consideraba parte de su familia, por una llamada que le hizo su hija en llanto.
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“Lo hemos sufrido. Todo el mundo lo quería. Lo queríamos mucho, mucho. Nos ayudaba siempre. Lo hemos llorado mucho. Fue un buen amigo. Fue un héroe para nosotros”, apuntó Ramos Guzmán.
En la entrada de Chido’s colocaron una pancarta con fotos de los agentes fallecidos adornadas con lazos negros. En la zona, otros negocios también colocaron cintas negras en sus establecimientos.
Por otra parte, Sheikalys Rodríguez Muñoz recordó con los ojos aguados a Salamán Conde, a quien describió como una persona “alegre” y que “siempre estaba haciendo chistes”.
“Nos conocíamos desde 2014. Nos graduamos juntos de la universidad. Entramos juntos a la Policía. Estuvimos en el mismo salón y nos graduamos juntos. Más que un amigo, un compañero, era como si fuera mi hermano”, aseguró.
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En marzo se iban a cumplir dos años desde el día que juntos entraron a la Policía Municipal de Carolina.
“Era tremenda persona. Excelente padre, esposo, amigo y todo. El día antes de que pasara la situación yo estaba con él. Estábamos haciendo chistes, como siempre, y estuvimos compartiendo un rato. Eso es lo que me llevo. Hablé con él ese último día y todo fue risas”, revivió.