El senador y exalcalde de Yauco, Abel Nazario Quiñones, completó su maratónico testimonio en el juicio federal en su contra por presuntamente haber cometido fraude contra el gobierno federal en relación con los pagos de salarios a 28 empleados municipales.

Nazario comenzó a testificar al cierre del decimoprimer día del juicio y se defendió como gato bocarriba, primero buscando la simpatía del jurado apelando a su pasado humilde y su presunta labor en favor de la gente de su pueblo, y luego repartiendo a terceros las culpas por los muchos errores de finanzas y recursos humanos presentados durante el juicio que ocurrieron bajo su administración en Yauco.

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El senador está acusado de haber cometido fraude y haberle mentido al gobierno federal, violando así un acuerdo al que había llegado con el Departamento del Trabajo federal, para pagar las horas voluntarias que habían trabajado un sinnúmero de empleados sin ser remunerados entre 2012 y 2014, práctica que se determinó era contraria a las leyes laborales.

Según ha transcendido en corte, Nazario, que para entonces era alcalde de Yauco, se habría valido de diferentes estrategias para hacer creer a empleados que el cheque que estaban recibiendo para pagarle por las horas voluntarias, según el acuerdo con el DT federal, era un pago por algún otro concepto, como salario por adelantado, y luego dejaban de emitir sus pagos de nómina regular, o cancelaban los cheques emitidos. Al no saber que el cheque era por las horas voluntarias, los empleados asumían que se les continuaba remunerando por su trabajo.

La defensa de Nazario, en tanto, como parte de su estrategia ha presentado testigos que buscan poner en duda la credibilidad de varios testigos presentados por la fiscalía, así como sus testimonios. De manera simultánea, busca crear una impresión de que cualquier acción de Nazario que pudiera percibirse como negativa habría sido sin mala intención, y que en realidad entonces alcalde de Yauco solo perseguía ayudar a sus empleados.

Durante esta jornada mañana, ya en el día 12 de juicio, Nazario repasó los eventos en controversia con cada uno de los empleados que, según la fiscalía fueron perjudicados por el esquema que se le imputa.

A preguntas de la abogada María Domínguez, quien conforma su defensa junto a Edga Vega, Javier Micheo y Carlos Andréu, el senador revisó eventos y documentos, mostrándose bastante sereno y seguro en sus respuestas.

Si bien ofreció explicaciones a cada caso, en ocasiones con abundantes detalles, una vez llegó el contrainterrogatorio, se le vio perder la compostura y enfrascarse en careos con el fiscal Scott Anderson, quien lleva el caso junto a la fiscal Myriam Fernández. Aunque continuó defendiéndose y eludiendo las arremetidas del fiscal, eventualmente pareció quedar acorralado ante los documentos que, según admitió, él mismo escribió y cuyas cifras muestran unas coincidencias que apuntan a apoyar la teoría de la fiscalía.

Domínguez le preguntó a Nazario sobre los testimonios de los 12 testigos que han declarado que él, al entregarles el cheque según el acuerdo con el DT federal, en lugar de informar que era por las horas voluntarias, les dijo que era un pago por adelantado y que tendrían que trabajar sin cobrar.

“Eso nunca ocurrió”, afirmó Nazario, agregando que nunca entregó un cheque a un empleado sin que hubiera otras personas presentes además del empleado y él.

Sostuvo que los cheques siempre los entregaban en el salón anexo a la alcaldía. Aseguró que, luego de la entrega de los cheques de nómina regular, llamaba a los empleados que les tocaba recibir su cheque por horas voluntarias y se los entregaba a todos juntos. “Estaban todos ahí juntos. Incluso los que estaban afuera podían escuchar”, alegó.

Uno por uno durante varias horas Nazario fue repasando cada caso. A excepción de una empleada que no reconocía, recordó cómo conoció a cada uno y cómo les dio empleo en el municipio.

En cada caso, la abogada Domínguez terminaba preguntando a Nazario si había intervenido de alguna manera para que la persona no recibiera su salario, obteniendo siempre la misma respuesta negativa de parte de Nazario.

En el case de Aramis Burgos Caraballo, por ejemplo, Nazario confirmó que “estoy consciente que trabajó en julio”, y que lo envió a laborar en el cementerio, luego que el supervisor de ese lugar le pidiera ayuda porque tenía poco personal. Sin embargo, dijo desconocer si, mientras trabajó en el cementerio, estaba pagando horas que se le hubiesen pagado por adelantado.

Sobre Alberto Caraballo dijo que estuvo involucrado en un incidente luego que una contraloría detectara que la guagua que conducía registraba un gasto superior en combustible a la media de otras guaguas similares y con el mismo tanque de combustible. Dijo que Caraballo aceptó el error y se le envió a otro departamento, donde tenía que pagar la deuda de unos $500 de gasolina y reponer horas. “Claramente no debía cobrar”, sostuvo cuando Domínguez le preguntó si, luego de lo que había explicado, consideraba que debía ser remunerado por el periodo en controversia.

De Bienvenido Cornier Troche comentó que, aunque recibió su cheque por horas voluntarias en diciembre, no lo cambió hasta marzo, porque si lo hacía afectaba sus beneficios de desempleo. Agregó que le pidió que “aguantara el cheque”, pero le dijo que no podía hacerlo.

Sobre Melanie González alegó que la nota a mano con cálculos que se presentó como evidencia fue una que le preparó porque la empleada le solicitó que le doblara sus horas de trabajo y le diera permanencia. “Melanie estaba en transición de 25 a 26 años. Al ser no vidente y estar estudiando, tenía derecho al plan médico de su papá hasta los 25. Dos o tres días antes que le entregaran el cheque (por las horas voluntarias) me trajo la preocupación. Me dijo, ‘mi papá me tiene que sacar del plan médico’”, relató. Agregó que consultó con finanzas para hacer el cambio, y de paso notificó que le pagaran la quincena previa, que Melanie le había informado que no había recibido.

Con el caso de Antonio Irizarry Torres, sostuvo que el cheque personal que se presentó como evidencia y que emitió a su nombre fue para ayudarlo porque siempre andaba con problemas económicos, y “me pedía dinero a mí y a otros compañeros”. Acotó que nunca le devolvió ese préstamo.

En el contrainterrogatorio, el fiscal Anderson comentó que habían citado “sus propias leyes” de cuando era alcalde de Yauco, que las habían violado.

“No es una ley. Es una ordenanza, y yo mismo la firmé. Pero una ordenanza no es una ley”, corrigió Nazario.

“Y como no es una ley, ¿entonces la viola cada vez que quiere?”, ripostó el fiscal.

Entonces Andersonn se enfrascó en un cálculo matemático de las horas remuneradas a los choferes de Nazario, en vista de que había dicho que siempre estaba junto a él uno de los choferes que tenía. Anderson calculó las horas del chofer según su contrato, en contraposición con las que decía Nazario que laboraban, desde las 5:00 a.m. hasta las 10:00 p.m., mostrando que no cuadraban, al menos desde el punto de vista de remuneración.

“Es que es bien simple. Las horas extra se le daban luego por compensación, como días libres, cómo se hace en todos lados”, intentó explicar Nazario, con evidente irritación.

Anderson resaltó que en su testimonio Nazario había culpado a recursos humanos por los problemas con los pagos de salarios y que su abogada Domínguez había señalado que “alguien metió la pata” y preguntó por qué no había arreglado ese problema.

“Usted respondió que lo estaba arreglando. Pero eso no fue así”, sostuvo Anderson.

“Sí lo hice. Cada vez que un empleado tenía problemas se le arreglaba”, afirmó Nazario, antes de dar una larga explicación del burocrático proceso de la nómina municipal paso por paso.

“¿Ya terminó? Bueno pues volvamos a la pregunta. ¿Por qué no corrigió el problema?”, volvió a la carga el fiscal.

“Se corrigió”, insistió Nazario.

Anderson entonces recordó el testimonio de Nazario que dijo que cada día de pago había cinco o seis casos con problemas en su cheque que tenían que arreglar.

“O sea. No corrigió el problema. Recursos humanos no dejaba de tener problemas”, reiteró el fiscal.

Luego Anderson recordó el testimonio de José Rodríguez Rodríguez, el entonces director de obras públicas que testificó que ajustaba las horas en las tarjetas de asistencia, aun si el empleado no estaba, y lo hacía con el visto bueno de Nazario. “Eso era una infracción. Enviaban información falsa a recursos humanos”.

El fiscal también fue sobre la práctica de poner a empleados a pagar de vuelta horas de trabajo, y cuestionó “por qué un empleado iba una y otra vez a trabajar sin contrato”.

“Si debía horas, tenía que pagarlas. Si no, es robo al gobierno”, sostuvo el senador.

“Pero eso es contra la ley, porque sin contrato, no debían cobrar. Y lo hacían”, replicó el fiscal.

Anderson también fue uno por uno sobre varios de los casos, revisando las versiones de Nazario. Cuestionó su historia sobre el alegado problema de robo de gasolina que le imputaron al empleado Alberto Caraballo, y preguntó cómo después de eso, le dio la permanencia. Agregó que sostuvo que Caraballo pagó con horas de trabajo por la gasolina y las horas que debía, “pero no trajo prueba de eso”.

Anderson también repasó el caso de Harold Rodríguez y la historia del ponchador alterado. “Y la sanción para eso era la suspensión o expulsión”.

“Claro. Y le iba a dañar la vida a un joven de 19 años estudiante. ¿Eso era razonable?”, contestó Nazario.

“No lo suspendió, porque eso no sucedió”, dijo el fiscal.

“Por Dios que sí ocurrió”, insistió Nazario.

En el caso de Irizarry, el fiscal resaltó la coincidencia de “la cantidad sospechosamente casi exacta” del cheque personal con el monto de su quincena, justo después de que recibiera el cheque por el acuerdo.

Entonces fue sobre los documentos con sumas de quincenas que hizo Nazario de su puño y letra, según el mismo admitió, a varios empleados.

Dijo que, en el caso de Melanie González, “la cantidad en este papel es exactamente la misma del cheque”, con el desglose del tiempo que no cobraría.

En la hoja que le dio a Efraín García, dijo, “la cifra es la misma del cheque” y están los periodos de quincenas que no cobraría.

“Y no se le pagó esos meses. ¿Es una coincidencia?”, preguntó el fiscal.

“Es que no llevó el papel a recursos humanos. Eso no es culpa mía”, se defendió Nazario.

Anderson repitió el ejercicio con los casos de Aníbal Mercado, Miriam Quiñones, Carmen Torres, terminando con la misma pregunta, “¿Otra vez una coincidencia?”.

Luego repasó otros casos destacando que “tenían contrato, hojas de asistencia, fueron a trabajar, recibieron el cheque (del acuerdo), y luego no se les pagó”, y aparecían cheques a su nombre cancelados.

En tanto, Nazario se limitaba a responder una y otra vez que le mostrara la evidencia.

“Todo se ha mostrado durante el juicio. Y todo eso se hizo bajo su dirección”, cerró su contrainterrogatorio el fiscal.

Ya avanzada la tarde al terminar el testimonio de Nazario, quien fue el último testigo del caso, el juez Joseph Laplante impartió las instrucciones al jurado, posteriormente en la noche las partes ofrecerían sus argumentos finales, dando paso entonces al proceso de deliberación del jurado.

Según se anunció, con motivo de toda la situación irregular provocada por la emergencia del coronavirus. El jurado comenzaría a deliberar este sábado y continuaría el domingo de ser necesario.

Nazario está acusado de 34 cargos, 28 de los cuales son por cada caso de empleado que habría resultado engañado, y en consecuencia habría constituido un fraude y violación al acuerdo con el DT federal. También estaba acusado de otros seis cargos de fraude electrónico, por el envío al DT federal de documentación falsa relacionada al acuerdo a través de medios electrónicos.