Las investigaciones de los dos accidentes fatales recientes en Añasco y Mayagüez, en los que estuvieron presentes los factores de exceso de velocidad y el consumo de bebidas embriagantes, están encaminadas y en proceso de la recopilación de una gran cantidad de evidencia necesaria para poder sostener los casos en un tribunal.

La ciudadanía quedó consternada el pasado 24 de noviembre cuando se conoció del accidente que cobró la vida de unas hermanas -y un bebé por nacer- en Añasco. Un conductor sin licencia vigente y ebrio iba en contra del tránsito, provocando el choque fatal.

Con 12 días de diferencia, otros tres jóvenes fallecieron en la avenida Alfonso Valdez Cobián, cerca del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) en Mayagüez cuando el conductor del vehículo en el que iban, se analiza, iba bajo efectos de bebidas embriagantes.

Ambas pesquisas están en la misma etapa.

El teniente Gualberto Cruz, director de la División de Patrullas de Carreteras de Mayagüez, quien supervisa directamente las investigaciones, indicó que se crearon dos equipos de trabajo que solamente están concentrados en estos casos.

Los grupos tienen un gran cúmulo de evidencia para ocupar y analizar, entre ellas, horas de imágenes de vídeos de cámaras de seguridad, entrevistas, a lo que se suman interrogatorios para corroborar testimonios y los resultados de pruebas científicas que requieren de mucho tiempo para efectuarse y conocerse sus resultados. Esto incluye las autopsias.

“Puedo asegurar que están bien encaminadas las dos (pesquisas). Las estoy supervisando directamente y van bien encaminadas, lo que pasa es que, principalmente, el caso de Añasco es el más complejo. Yo espero estar radicando esos casos lo antes posible, tampoco quiero apresurar la investigación”, aseveró el teniente Cruz.

Las hermanas Esther Rachel (23) y Eunice Raquel García (19) murieron cuando, según precisa el informe policiaco, Modesto Pérez Cortez, de 67 años y residente en el pueblo de Aguada, conducía su vehículo Kia Sportage, del 2013, en contra del tránsito por la carretera PR-2 en jurisdicción de Añasco.

El hombre guiaba, presuntamente, en estado de embriaguez al arrojar 0.14% en la prueba de alcohol, superando el límite permitido por ley (0.08%). Tampoco tenía licencia para manejar vehículos de motor.

Esther, quien estaba en su sexto mes de embarazo y tenía una hija de tres años, murió en la escena. Mientras que Eunice Raquel falleció tres días después en el hospital.

El sexagenario expresó al momento de su arresto que estaba atravesando por un momento de depresión ya que había perdido a su esposa. “Inicialmente, lo que dijo es que estaba depresivo, porque había perdido a su esposa”, confirmó Cruz.

En ambas pesquisas, explicó el teniente, el último paso es la recreación de escena.

“Una vez hagamos la recreación de escena, vamos a comparar los resultados de esa recreación de escena con los resultados nuestros, que deben ser compatibles, para entonces las fiscales instruirnos a qué vamos a estar radicando. Vamos a citar de inmediato a las partes, los acusados, sus abogados y los testigos de hecho. En estos momentos, lo que estamos haciendo es que estamos llevando los testigos a la fiscalía a prestar declaraciones juradas”, detalló el oficial.

Sobre el caso de los estudiantes fallecidos en Mayagüez, aclaró que la evidencia hasta el momento no establece que hubiese un quinto ocupante que decidió bajarse del vehículo minutos antes de que ocurriera el accidente, según trascendió, sino que se trata de una persona que estuvo compartiendo con ellos, pero no quiso viajar con el grupo.

“Estamos corroborando esa información. Ya tenemos pautado reunirnos con esta persona, pero aparentemente no es que estuvo en el vehículo; estuvo compartiendo con ellos, pero optó por no montarse en ese carro. Queremos saber cuál fue la razón para no irse con ellos”, puntualizó el teniente, quien calificó como especulativa la versión que surgió sobre un quinto ocupante.

La posibilidad de que hubiera regateo involucrado es una teoría que se investiga y no ha sido descartada todavía en esta etapa de la pesquisa. “Hasta el momento, no tenemos un regateo”.

En estos casos se toma en cuenta el historial de tránsito del conductor.

El pasado jueves, 5 de diciembre, a las 4:30 a.m., el conductor de un Ford Mustang GT, color gris y del año 2023, identificado como José Enrique Martínez Rivera, de 21 años, transitaba en aparente exceso de velocidad y, al llegar a la intersección con la avenida Alfonso Valdez Cobián, frente a una de las entradas del RUM, perdió el control del volante e impactó un árbol por el lado derecho.

Los pasajeros de la parte delantera, José Martí Rivera Rivera, de 22 años, quien era atleta del recinto, y el de la parte posterior, Josué Rodríguez Arroyo, de 21 años, murieron en la escena. Este último era estudiante de administración de empresas en el Antillean Adventist University en Mayagüez.

Mientras que, Erick Caraballo Hernández, de 21 años, el cuarto pasajero, fue recluido en el Centro Médico de Puerto Rico, en Río Piedras, donde murió el sábado y sus órganos fueron donados. Este cursaba una concentración de Finanzas del Colegio de Administración de Empresas.

El conductor, quien cursaba su cuarto año de Agrimensura y Topografía en el Departamento de Ingeniería Civil del RUM fue trasladado al Hospital Metropolitano para realizarle la prueba de sangre, ya que se negó a someterse a la prueba de aliento para detectar la presencia de alcohol en su organismo y fue necesario diligenciar una orden de allanamiento emitida por un tribunal.

Este lunes se le informó al teniente Cruz que las muestras se encuentran en el Departamento de Salud para el análisis correspondiente y la certificación de los resultados.