El jurado encargado de decidir si Aida de los Santos Pineda es culpable o no de asesinato en primer grado y violación a la Ley de Armas quedó ayer muy cerca de emitir su veredicto, pero al filo de las 9:00 de la noche la jueza Eloína Torres Cancel les ordenó recesar.

“No hay presión de tiempo... y estamos todos agotados”, señaló la jueza, quien horas antes también ordenó el secuestro de las nueve mujeres y tres hombres del jurado.

El grupo sería trasladado a buscar ropa y artículos de primera necesidad para luego ser llevados a un hotel que no se informó y donde se supone que no podrán recibir llamadas telefónicas ni ver noticias sobre el caso.

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En efecto, se trató de una larga jornada de argumentaciones finales tras lo cual la jueza dijo estar “segura” de que el jurado “va a tomar una decisión justa”.

En su turno el abogado de la acusada, Aarón Fernández, volvió a atacar la figura del ex juez Carlos Irizarry Yunqué, esposo de la víctima, a quien lo catalogó como el autor intelectual del crimen de su esposa.

El abogado afirmó que Irizarry Yunqué tenía los recursos y las amistades para zafarse de la lupa de las autoridades y además para encargar un asesinato.

Según el abogado, el ex juez también podría tener motivaciones para hacer sufrir a Georgina y por eso su asesinato se dio de manera tan cruel y violenta.

“Aida es una pieza del rompecabezas que se puso a la fuerza y por eso el resto de las piezas no encajan”, declaró.

El abogado teorizó que Aida, contrario al ex juez, no tenía un motivo para cometer el crimen, ya que el robo se descartó, y en todo caso, de haberlo querido tenía muchas otras opciones de matar a su jefa, tales como envenenarle la comida o entregarle copia de su llave del apartamento a alguien para que entrara durante el fin de semana.

A diferencia del juez, Aida no tenía recursos económicos para pagarles a dos asesinos a sueldo, contando con que debajo de las uñas de la víctima se encontró ADN de dos hombres, dijo Fernández.

Asimismo, el representante legal expuso que la persona que ordenó el asesinato lo planificó cuidadosamente, y en contraposición recordó que Aida tiene sólo un cuarto grado de escolaridad.

El abogado enumeró las deficiencias en la investigación y la vara con que trataron al ex juez en comparación a cómo trataron a Aida desde el inicio, como leerle a ella las advertencias de ley e interrogarla en el cuartel.

“Una mala investigación, ¿qué produce? Un mal resultado... Por respeto a una persona no se puede dejar de hacer el trabajo. No querer tocar a una persona puede llevar a errores y a última hora una persona inocente puede caer presa... Aida no alteró la escena para incriminarse ella. Esa escena se alteró para inculparla a ella”, expresó Fernández.

Fernández expuso, además, que una huella “como de bota de un obrero” se veía cerca del cuerpo de la víctima pero nunca se investigó.

También negó que Aida hubiese dado diferentes versiones de los hechos, sino que se trató de la misma pero fue agregando datos porque, en un inicio, estaba preocupada por su seguridad. En su turno, la fiscal Elba Acevedo insistía al jurado que leyeran todas las declaraciones distintas que la acusada ofreció a las autoridades.

Sobre los actos posteriores de Aida y su posible vinculación, el abogado aseguró que ella misma decidió dar cara al saber que la habían acusado y por eso llegó a Puerto Rico desde República Dominicana, aunque pudo haber esperado que se agotara el proceso de extradición.

Otro aspecto que destacó Fernández es el de que la mera presencia no convierte a una persona en culpable de los hechos.

Por su parte Acevedo, quien reconoció que las fotografías del cuchillo y algunos ángulos de la pesquisa no fueron los mejores, defendió la labor de todos los expertos que trabajaron con el caso y dijo que actuaron con honestidad.

En múltiples ocasiones repitió que ella hubiese querido tener a las personas que actuaron en “concierto y común acuerdo con Aida” sentadas en las sillas de acusados, pero eso no es posible porque no hay la prueba.

Dijo que, según su propia declaración, Aida dejó una puerta abierta con un zafacón “para que la persona que cometería el asesinato con ella entrara”.

Según su teoría, la acusada se fue molesta el día de los hechos -según relataron testigos- porque “no pudo terminar de arreglar la escena”.

“La condición física de la acusada hace tres años no era la que lamentablemente tiene en el día de hoy”, destacó la fiscal. “Ella no lo hizo sola, pero lo hizo. La asesinó y después limpió el cuchillo”, aseguró Acevedo.

Se espera que el jurado emita su veredicto hoy.