El juez Francisco Borelli Irizarry, del Tribunal de Carolina, no aceptó como evidencia, en este momento, 12 muestras de aparente sangre y una muestra de aparentes cabellos tomadas de la guagua de Roberto Quiñones Rivera el 10 de noviembre de 2011.

Borelli Irizarry anunció su determinación al culminar el testimonio del técnico e instructor de la Academia de la Policía, Noel Colón González, quien tomó las muestras de la puerta, ventanilla de aire y asiento del lado del pasajero del vehículo, así como de la cabina de la van.

En la continuación del juicio que se sigue contra Quiñones Rivera, por supuestamente matar y desaparecer el cuerpo de Yexeira Torres Pacheco, el magistrado explicó que admitir las muestras como evidencia en este momento tenía el efecto de adelantar testimonio de otros testigos que no han declarado.

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También apuntó que el Ministerio Público, representado por las fiscales Alma Méndez Ríos y Sonia Polanco Viera, tenía que establecer la cadena de custodia de las piezas con aparente sangre.

Apuntó que marcar las muestras ahora podría acarear problemas posteriores, que no especificó, y dijo que su decisión no significaba que el testigo utilizó un método inadecuado para tomar las muestras, ni que su resultado se hubiera alterado.

La semana pasada Borelli Irizarry tampoco aceptó marcar como evidencia unas muestras de aparente sangre tomadas por la Policía en una casa en Villa Carolina, donde vivían Torres Pacheco y el acusado.

En ese momento, el juez planteó que la petición del Ministerio Público era prematura y que tenía que completar la cadena de custodia de las muestras.

En los procesos judiciales se utiliza el término de aparente sangre hasta que el Ministerio Público siente a declarar al serólogo que analizó la pieza y que confirmó que en esa pieza, en efecto, había sangre.

Sin embargo, si las muestras en cuestión no se marcan como evidencia, la Fiscalía no puede sentar a declarar en el juicio a técnicos como un serólogo o experto en fluidos corporales.

Hoy, durante su cuarto y último día en el banco de los testigos, Colón González declaró que no podía concluir que un nivel de construcción amarillo, herramienta ocupada en la guagua, había sido utilizado como un objeto contundente contra la fuente que dejó las marcas de aparente sangre en la guagua.

Pero a insistencias de la fiscal Méndez Ríos señaló que no podía descartarlo.

Méndez Ríos también trató de rehabilitar al testigo, quien había reconocido, a preguntas del licenciado Jorge Gordon Menéndez, que no utilizó un método riguroso para identificar las muestras tomadas en la guagua.

A preguntas de la fiscal, González Colón insistió en que no colocó sus iniciales en la piezas para proteger su integridad puesto que entendía que el interior de la guagua había sido alterado para hacer ver otra cosa.

También señaló que se tomaron fotografías a color de la guagua y su interior para documentar los hallazgos de la intervención.

Sin embargo, a preguntas de Gordon Menéndez, quien comparte labores de defensa con el licenciado Orlando Cameron Gordon, el testigo reconoció que describir las características de las piezas por su color, forma y textura "en nada" afectaban el análisis posterior de las muestras.

Tampoco afectaba el resultado de las pruebas que incluyera en la hoja de entrega y recibo de evidencia el número de identificación que el fabricante asignó a la ventanilla del aire acondicionado o al cubre faltas del espejo retrovisor del lado del pasajero donde identificó manchas de aparente sangre.

El juez Borelli Irizarry, sin embargo, aceptó que se marcaran como evidencia del Ministerio Público las bolsas de embalaje que la testigo Maribel Maldonado Cruz reconoció porque tenían su letra a manuscrito.

Maldonado Cruz trabajó junto a Colón González en el proceso de identificación de las supuestas manchas de sangre.

Explicó que Colón Cruz le dictaba la información que aparecía en las bolsas de estraza donde luego el hombre depositaba las piezas ocupadas.

El juicio continúa mañana.